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Forlán, sus decisiones insólitas y la falta de jerarquía; un combo que complica a Peñarol

El técnico aurinegro cometió errores importantes a la hora de formar el equipo y también con dos variantes inentendibles en un nuevo partido en el que a sus hombres no les salió prácticamente nada
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08 de marzo de 2020 a las 00:38

Hay que tener en cuenta el contexto en el que llega este Peñarol al Apertura, en cómo perdió insólitamente el torneo pasado y a manos de su adversario histórico que le ganó dos veces en cuatro días. Además, no era un título cualquiera y dependía de sí mismo ya que debía ganar solo dos partidos. Era el tricampeonato uruguayo. El hincha quiere sacarse esa bronca. El dirigente, también.

Debido a eso es que se creó mucha expectativa con la llegada de Diego Forlán, quien hace sus primeras armas como técnico y justamente en un grande. Al entrenador se le trajo todo lo que pidió e incluso más. Pero en estos primeros cuatro partidos oficiales, su equipo prácticamente no ha mostrado nada. Salvo algunos minutos contra Defensor Sporting, Peñarol es más de lo mismo de lo que fueron los últimos compromisos de la temporada pasada que todos los manyas quieren olvidar.

No se trata solo de la falta de jerarquía que muestra la mayoría de sus futbolistas cuando pisan la cancha. Ese ya sería un punto altísimo en contra, pero hay que sumarle decisiones técnicas erróneas o formaciones de equipos como la de este que enfrentó a Danubio que aunque le hubiera ganado 1-0 –tal como pasó ante Cerro que le ganó en la hora 2-1 jugando muy mal–, no habría cambiado el concepto de que los jugadores no se encuentran en la cancha, parecen no conocerse.

Peñarol decepciona en su juego. Alarma cada vez que algunos se hacen de la pelota. La cantidad de pases errados ante Danubio fue tremenda. Forlán debería hacerle ver el video de este partido varias veces a sus jugadores y decirles: “Muchachos, la pelota, a los de amarillo y negro”.

Esta vez no hay excusas. Ni jueces en contra, ni cancha de césped sintético que pudiera haber complicado como contra Athletico Paranaense. Esta vez el que falló fue Peñarol de la mano de Forlán.

Los cambios fueron inentendibles desde la parte técnica. Muchos pensaron que a los 61 minutos, cuando sacó a los dos mejores futbolistas que tenía el equipo, los dos que habían mostrado más que fueron Facundo Pellistri y Xisco Jiménez, lo hacía para guardarlos de cara al encuentro del miércoles por Copa ante Jorge Wilstermann. Pellistri fue el mejor –otra vez– con sus cambios de ritmo, y Xisco lo acompañó muy bien. Pero se fueron temprano. Ese pensamiento era porque Xisco había llegado con lo justo ante Danubio y que Pellistri lo mismo el martes pasado ante los brasileños y que quizás estaban cansados. Pero el propio Forlán se encargó de aclarar los tantos. “Los cambios (de Xisco y Pellistri) fueron porque necesitábamos más peso ofensivo. Tenemos que tratar de seguir generando. Tratar de trabajar más en la definición y tener más remates al arco, estamos en el debe en eso”, dijo el DT en conferencia de prensa.

¿Tratar de seguir generando? ¿Qué generó Peñarol ante Danubio? Tres jugadas en el primer tiempo con un cabezazo de Xisco, un remate de David Terans que sacaron en la raya y luego de una gran intervención del arquero Darío Denis ante Pellistri, el propio Terans la tiró por encima del palo (todo en la misma jugada), y la tercera, un cabezazo de Xisco que se fue rozando el palo.

Al menos, en los partidos amistosos el equipo generaba de verdad y marraba muchos goles. Ahora, realmente no genera nada. Forlán tiene todo el derecho de tener otra visión.

Porque el segundo tiempo de Peñarol es para mostrarle a todos cómo no hay que jugar. Como es jugar a no jugar. De que se trata la deconstrucción de un equipo, el quiebre mental de un conjunto que parece desbalanceado, el equilibrio, la falta de improvisación y de jugadores que generen.

Lo de Forlán no se quedó solo en esos cambios mal hechos. Improvisó definitivamente a una oncena. Colocó a Enzo Martínez, el mismo al que no iba a tener en cuenta a principio de año y que se buscó equipo hasta que finalmente le pidieron que se quedara por falta de zagueros, de lateral izquierdo. Si bien Enzo entrenó un par de veces allí en la semana, no es su puesto habitual y se notó. No subió nunca por su carril. El técnico le dio descanso a Gabriel Rojas –de muy mal rendimiento contra los brasileños por Copa– y por allí no hubo creación ni ideas. No es culpa del futbolista.

Kevin Lewis

Peñarol, a pedido de su entrenador, contrató a volantes rápidos como Christian Bravo o el propio Joaquín Piquerez, pero terminó con tres volantes de marca (Jesús Trindade, Krisztián Vadócz –no repitió buenas actuaciones anteriores– y Kevin Lewis, sustituido a los 77’).

Un párrafo aparte para Cristian Rodríguez. No es la solución que busca Forlán desde el banco. Le falta fútbol, le sobra coraje, pero en el balance, solo con experiencia no alcanza.

Danubio le empató en la hora y merecidamente por lo que hizo en el segundo tiempo. Giovanni González –quien había sacado dos goles del rival con cierres muy buenos–, fue superado en la última jugada del encuentro por el argentino Luciano Nequecaur. Pero sus compañeros dejaron que llegara un centro frontal llovido, un pecado a esa altura del partido, que costó dos puntos de oro.

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