Analía Pereira

Francia, las uvas y el vino, la vida de los hermanos González

Washington y Pedro González manejan un vivero de vides y planean exportar plantas

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09 de abril de 2022 a las 05:00

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Washington y Pedro González son hermanos y toda la vida estuvieron vinculados al mundo del vino. “Nos criamos entre las plantas de vid”, comentó a El Observador Washington, quien se confesó amante del sector vitícola por herencia familiar y por la pasión que transmite Pedro, su hermano, al hablar de esa actividad.

Cuando don Andrés Faraut, un francés fundador de la bodega Faraut hace más de 100 años, falleció en Villa del Carmen (Durazno), el abuelo de Washington y Pedro –Pedro Patricio González, que trabajaba como medianero en la bodega que Faraut tenía en Montevideo– fue trasladado a esa localidad duraznense para trabajar en la empresa. Y con él fue su hijo, Pedro Javier, quien tenía entonces 12 años.

En El Carmen se instaló la familia González, cuyos integrantes, con los años, se fueron desarrollando en el mundo del vino. Pedro Javier –el padre de Washington y Pedro– continuó con la tarea de Pedro Patricio (su padre) en la empresa y llevó consigo a su hijo Pedro, quien estuvo 15 años en la firma. Durante esos años los dueños de la empresa le pidieron que aprendiera francés, un idioma que hoy ve como una herramienta que le ha dado muchas oportunidades; esa fue su primera vinculación con Francia.

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La familia González tiene un fuerte vínculo con Francia.

Parte de una revolución

Años después llegó a la empresa un viverista francés, que no hablaba español, por lo cual era acompañado por Pedro a casi todos lados. No solo trabajaban juntos, el uruguayo lo acompañaba también en otras actividades diarias, como ir a hacer las compras. Junto a ese viverista, en el año 1979 “Pedro fue parte de una revolución”, según destacó su hermano, ya que hizo el primer injerto mecanizado en Uruguay. Hasta entonces los injertos de vid se hacían a mano, pero el francés trajo consigo su conocimiento y “se rompieron los moldes” en el sector, dijo Washington.

Saber hacer injertación mecanizada fue una de las cosas que le abrió las puertas a Pedro para llegar a donde está hoy, en la dirección de Centro Vitis en Uruguay, una empresa que produce plantas de vid y que fue una de las novedades en la reciente Expo Melilla.

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Centro Vitis produce plantas de vid.

Todo empezó en Burdeos

En 1997 varios productores uruguayos viajaron a Burdeos, en Francia, a una feria de maquinaria vitivinícola que se organiza cada dos años.

Allí se encontraron con varios viveristas franceses que se sorprendieron de cuántas plantas de vid Uruguay importaba desde ese país –en ese momento Uruguay era el país que más importaba plantas desde Francia, recordaron los González–.

Uno de los productores le planteó a un viverista francés la idea de venir a producir vid a Uruguay, y este, interesado, viajó a conocer el país. Ese viverista era Jean Pierre Bouillac, quien con una de las primeras personas con las que se encontró en Uruguay fue con Pedro.

El uruguayo lo llevó a conocer varios campos y productores, pero ninguno se mostró interesado en emprender junto al francés. Fue allí que, junto a un amigo, Pedro se asoció con este y otro viverista francés y crearon una empresa con capitales 50% uruguayos y 50% franceses.

En 2017, luego de que la producción disminuyera en un periodo en el que el sector pasó por una crisis, Jean Pierre compró la parte de la empresa que era de sus socios y la firma pasó a ser capitalizada 100% por inversión francesa, detalló Pedro.

Si bien la razón social cambió, Pedro no se alejó de la firma, sino que se quedó a cargo de la administración en Uruguay.

Actualmente, junto a Pedro, dirigen la empresa Jorge Saldombide y Washington, que es el director comercial.

Un hermano pequeño

Centro Vitis es algo así como el vivero hermano de otro que Jean Pierre tiene en Francia, en el que se producen plantas que son exportadas a países europeos y asiáticos, pero también a mercados  latinoamericos.

Centro Vitis produce en Uruguay 300 mil plantas por año, mientras que en el viñedo francés, ubicado en Burdeos, se injertan cuatro millones de plantas anualmente, de las que se cosecha un 60%.

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En Centro Vitis hay variedad de injertos.

Diferentes uvas

Pedro destacó que con una gran inversión en genética y en tecnología la empresa fue creciendo con el paso de los años.

En sus primeros años comenzaron trabajando con tres tipos de portainjertos y actualmente tienen siete variedades que tienen la capacidad de adaptarse a diferentes tipos de suelos, explicaron. Entre ellos hay 72 variedades de vid y más de 60 clones de viníferas para vino, jugo o vino de mesa.

En variedades tintas, Tannat es la más pedida por los clientes, seguida por Marselan, Arinarnoa y Merlot noir; en blancas la número uno y la moda local es Albariño, y otras también populares son Chardonnay y Sauvignon –en sus dos variedades: blanc y gris–; finalmente, en variedades de mesa las más vendidas son Cardinal, Prima y Ribol, detallaron.

Año a año apuestan a crecer en producción y un anhelo es exportar: están estudiando los mercados de México, Bolivia y Perú.

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Washington es administrador de empresas y Pedro es enólogo.

Ensuciarse las manos y volver

La empresa cuenta con tres sedes: en Villa del Carmen, en Canelones y en San José.

El viñedo madre está en Villa del Carmen, donde se producen porta injertos y hay un banco genético con los clones de variedades. Además, con la uva que se produce en ese establecimiento se elaboran vinos que se venden bajo el nombre de El Ceibo. Al año, se producen unas 10.000 botellas con ese vino.

Washington, que está acostumbrado a trabajar en oficinas, disfruta de ir a ayudar algunas veces al vivero. “Voy, ayudo, me ensucio las manos, me distraigo y luego vengo me lavo las manos y me siento de vuelta en la computadora”, contó, destacando que la actividad en la tierra es algo que le gusta y una tarea que su padre le enseñó a querer.

En Canelones está la sede de producción, donde se trabaja en el taller de injertación, hay cámaras de forzadura, invernáculos y un banco de yemas viníferas. Los injertos de raíz desnuda se producen en un vivero en San José. Las características de sus suelos, la disponibilidad de agua y la lejanía con otras zonas vitícolas hacen de ese un lugar óptimo para producir plantas, destacaron.

“Nuestro padre nos enseñó a respetar el vino y todo el trabajo que tiene atrás”, recordó Washington, y destacó que con el equipo de Francia trabajan de forma muy unida.

“De franceses, de El Carmen y de la familia González hay cuentos para hablar  días enteros”, aseguró.

Los hermanos González tienen hijas, pero las jóvenes ya han expresado que no tienen interés en incorporarse al sector. El recambio generacional en este, como en otros rubros del agro, es algo que se ve con preocupación, lamentaron los hermanos.

Intercambio fluido 
 
Pedro es enólogo y trabaja como asesor vitícola en el Instituto Nacional de Vitivinicultura (Inavi).

Viaja todos los años a Francia, al establecimiento de Jean Pierre y Danielle Chambaraud –viverista, viticultora y también propietaria de las empresas Pepiniers di vieux puit y Centro Vitis–.

En ese viñedo, en Burdeos, Pedro trabaja en las plantaciones y observa tareas y técnicas que luego reproduce en Uruguay.

Tanto Jean Pierre como Danielle viajan a Uruguay dos o tres veces por año para visitar las sedes de Centro Vitis, donde la tecnología y la metodología utilizada es la misma que implementan en Francia

 

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