Free shops alertan que el sector debe modernizarse para poder competir ante la aparición de negocios espejo en Brasil

Lista negativa, libertad de acceso a productos para obtener precios competitivos y menor cantidad de trámites burocráticos son algunas de las demandas de los empresarios del rubro

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25 de septiembre de 2021 a las 05:02

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Tras dos meses de cierre, los free shops de la frontera reabrieron el lunes 24 de mayo y la situación económica mejoró levemente. No obstante, no están ni cerca de alcanzar niveles prepandemia y los problemas y desafíos que tiene el sector por delante preocupan a empresarios y trabajadores.

“Luego de la reapertura hubo una mejora que es evidente porque los free shops estaban cerrados, desde cero siempre se puede mejorar pero en comparativa con años anteriores, aún estamos por debajo”, dijo a El Observador Carlos Loaiza, secretario general de la Cámara de Empresarios de Free Shops y Afines del Uruguay.

Según Loaiza, en comparación con 2019 – que fue un año malo – las ventas están un 20% por debajo.

María Lina Varela, presidenta de la Asociación de Free Shops de Rivera, dijo a El Observador que en junio y julio “se trabajó muy bien” en la ciudad, alcanzado niveles de ventas mayores a los de 2020. Sin embargo, señaló que, por el contrario, agosto y septiembre fueron meses “muy flojos”.

Varela explicó que el público en Rivera está dividido y que los que se notan más son los dos extremos opuestos: por un lado un sector de alto poder adquisitivo que se concentra en determinados free shops y por otro lado a los bolseros que llegan a la ciudad y adquieren productos de poco valor. “En el centro no se está notando un incremento de la facturación”, apuntó. 

Free shop

En Chuy, existen 23 free shops habilitados y hoy están trabajando aproximadamente 420 personas de las cerca de 750 que lo hacían antes de la pandemia. Las ventas están a un 15% de lo que era en 2019.

No estamos en condiciones de mantener la poca tasa de empleos que hay. Hemos bajado un poco más del 50% el volumen de funcionarios porque tiene que estar de acuerdo a la facturación”, expresó a El Observador Carlos Calabuig, presidente de la Asociación de Free Shops del Chuy.

Los empresarios expresaron que la reapertura de fronteras prevista para el 1º de noviembre va a generar más movimiento y también esperan por el incremento habitual de ventas para las fiestas.

También reconocieron que la extensión del seguro de paro parcial hasta marzo de 2022 anunciada por el gobierno permitió que muchas empresas pudieran evitar tener que despedir a sus trabajadores.

Amenaza brasileña

La apertura de free shops del lado brasileño de la frontera es la principal preocupación de los empresarios que entienden que el sector debe modernizarse y aggiornarse para poder competir.

Según Loaiza, hay más de 24 free shops ya instalados del lado brasileño. “En 2019 no existía tal nivel de expansión de los free shops del otro lado. Ahora que están mejorando las condiciones económicas en Brasil y la pandemia se está atenuando, ellos van a seguir haciendo inversiones y eso va a suponer un impacto”, alertó.

Para el presidente de la Cámara de Empresarios de Free Shops y Afines del Uruguay, es necesario tomar medidas que permitan a los free shops uruguayos ser competitivos. En ese sentido, el primer punto en el que se encuentran trabajando desde la cámara es en una “lista negativa en la que se incluirán productos que hasta hoy no se pueden vender”.

“Entendemos que tendrían que ir algunos productos que son muy relevantes, como productos regionales que los brasileños sí pueden vender, por ejemplo, los vinos uruguayos y argentinos. El primer punto de competitividad es asimilar al máximo los productos a vender con los que van a vender ellos”, explicó.

A día de hoy los free shops uruguayos se rigen por una lista positiva de productos, esto quiere decir que los productos que se pueden comercializar son estrictamente los que están en esa lista. En el caso de querer incorporar nuevos productos, hay que hacer la solicitud al gobierno. Brasil, por su parte, se rige por una lista negativa que implica la autorización para comercializar todo tipo de productos salvo los que integren la lista.

Otro de los puntos que desde la cámara consideran vital para poder competir es que el sistema de free shop funcione “con mayor fluidez y menor cantidad de trámites burocráticos para la venta de productos”.

Archivo
Free Shops ciudad de Rivera

Loaiza también destacó la necesidad de una mayor libertad de acceso para obtener precios competitivos en los productos que se compran. “Un sistema donde impere la libertad de acceso a los productos genuinos pero donde no existan limitaciones para adquirir determinados productos”, agregó.

Varela por su parte, sostuvo que el gobierno uruguayo está “muy lentoa la hora de tomar acciones frente a esta realidad y que se está “corriendo de atrás”. La empresaria alertó que el sector más perjudicado por esta situación es el del comercio minorista y los supermercados ya que los free shops brasileños están habilitados para vender productos de la canasta básica.

Si hoy es atractivo ir a comprar al supermercado brasileño por la diferencia cambiaria, cuando la canasta básica baje un 40% ¿cómo competimos?”, expresó.

Para Calabuig es necesario “modernizarel sistema uruguayo para “no quedar atrás” procurando minimizar el impacto cuando se abran las fronteras. “No tenemos que esperar que se de la situación para ver cómo la revertimos. No hay necesidad de atrasarnos en tomar medidas adecuadas que nos permitan esperar siendo competitivos”, apuntó.

“Siempre fuimos competidores muy fuertes para aquellos que quisieran instalarse del lado brasileño porque nuestras estructuras son modernas, con mucha variedad de precios que además son competitivos. Sin embargo, con esta tranquilidad, los brasileños se han movido y tomado impulso. Ahora ellos van a tener una variedad de productos mayor que la nuestra ya que estamos limitados. Tenemos la necesidad urgente de volver a ser competitivos”, sostuvo Calabuig.

El sector de los free shop viene bajando sus ventas de manera sostenida desde que a principios de la década experimentara un crecimiento importante. La pandemia profundizó esa bajada y llevó al sector a enfrentarse a situaciones impensadas que requieren hoy, con más celeridad que nunca, soluciones que permitan hacer frente a la competencia externa y principalmente, mantener las fuentes de trabajo.

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