Gurús, influencers y amores tóxicos: la búsqueda permanente de la felicidad y los coachs que enseñan cómo vivir

En generaciones anteriores esa necesidad la llenaba la familia, la religión, pero las redes sociales dieron paso otro tipo de guías, al alcance de un par de scrolleos, y liderazgos para resolver los problemas: los "gurú" de la vida. Personas que aunque no conozcamos de nada pasan a ocupar un lugar importante en nuestros feeds de Instagram o de Tik Tok y que ostentan millones de seguidores.

Expertos en psicología coinciden en que existe una necesidad en todas las personas de encontrar respuestas para manejar las relaciones humanas y también reconocen que, a veces, los coach emocionales llegan a sustituir a la psicoterapia por más de que tengan menos o nulas credenciales.  Pero, con algunas ventajas: la inmediatez, el carisma, la forma de comunicar de los influencers y la propia economía, porque resulta más barato que pagarle a un profesional.

Este comentario de una seguidora de Andrés Vernazza lo ilustra bastante bien: "Yo me creía en terapia con Andrés Vernazza, sus consejos y videos y ahora me entero de que él tenía la relación más tóxica y tormentosa”.

El influencer, con seis millones de seguidores en Tik Tok y dos millones en Instagram es, según su descripción, "consultor Investigador en relaciones humanas y de pareja" y al enterarse de que el pasado 8 de octubre fue denunciado por su expareja por presuntamente haberla golpeado, varios de sus seguidores expresaron "despecho", "shock" y "desconfianza" en el gurú al que siempre escuchaban con atención, ponían en práctica sus consejos e incluso le pagaban por "asesorías emocionales" personalizadas.

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"En este tiempo muy particular están explotando los gurúes emocionales, los coach, la gente que da consejos, la gente que nos enseña cómo vivir la vida", dijo el doctor en psicología y psicoanalista Jorge Bafico que aclaró que él no está de acuerdo con la existencia del coaching y los "gurús". Sin embargo, Bafico cree que esa explosión de los coach en las redes sociales muestra, en realidad, "la falencia de tener un norte".

Para el experto ese norte antes estaba centrado en una estructura vertical: la familia, los padres, los maestros, un cura. "No quiere decir que antes era mejor que ahora, pero ahora el sistema es muy horizontal y "la gente está perdida" dijo. Con él coincide el psicólogo Roberto Balaguer, que ha dedicado gran parte de su carrera a investigar los cambios sociales a partir de la proliferación de las redes sociales. Según Balaguer, "hay una enorme necesidad de la gente de crear ídolos y personajes donde confluye toda la verdad y lo que está bien".

"¿Qué está buscando esta persona diciendo estas cosas que son absolutamente absurdas y fuera de toda validez científica?", se preguntó y remarcó: "Funciona porque en este mundo en el que estamos la gente necesita líderes, gente que le diga qué hacer, cómo hacer".

De esa necesidad surgieron, por ejemplo, personajes como Marie Kondo, la influencer japonesa que decía cómo había que ordenar la casa, el trabajo, la rutina y llevarlas al minimalismo absoluto. Incluso a los propios vínculos.

Pero, la propia Kondo renunció a su método y en una entrevista al diario estadounidense The Washington Post dijo que el orden dejó de ser su prioridad y que se "dio por vencida" ante los desafíos de la maternidad. "Mi casa está desordenada, pero la forma en la que estoy usando mi tiempo ahora es la correcta para este momento de mi vida", reconoció.

El antropólogo social Nicolás Guigou cree que los indicadores de suicidios y problemas de salud mental que hay en Uruguay lo hace un país con una sociedad "enferma y patológica" que se expresa y busca soluciones en las redes.

Sin embargo, el académico cree que no hay que perder de vista la dinámica de los influencers en las redes sociales: "Muchos datos que dan no corresponden con la realidad, hablan de cosas que no saben porque el objetivo no es la comunicación del conocimiento, sino lo performático que les asegura mayor cantidad de seguidores e influencia. No hay que olvidar que esto tiene una dimensión económica", consideró.

¿Siempre víctima?

¿Es inválido o peligroso que una persona sin formación en salud mental haga coacheos emocionales? No necesariamente, dicen los expertos. Incluso los mensajes que transmiten a sus seguidores pueden ser bienintencionados. Pero, pueden ser peligrosos cuando se convierten en un mantra donde el mensaje siempre está dirigido a la víctima y, por lo tanto, quien lo recibe es quien está sufriendo, es quien ha caído en las redes de un tóxico, quien ha sido manipulado.

"El mensaje es que yo soy el bueno y el otro es el malo. Yo soy la víctima y el otro es el tóxico que hay que sacarse de encima. No es así, todos somos tóxicos", explicó Bafico.

El mensaje, consideró el experto, nos ha vuelto paranoicos: "Tenés que cuidarte, amarte a vos mismo y todo lo que se dice. En el fondo eso no es un tema consciente, porque lo que hacemos nosotros pasa siempre por lo inconsciente. Y eso es muy difícil de arreglar, a no ser que sea analizándose", señaló.

Para Balaguer, las personas llegan a darse cuenta, muchas veces, de que en realidad los "tóxicos" son ellos mismos, pero eso ocurre en las terapias psicológicas profesionales y personalizadas.

"Lo que se pierde de vista al recibir estos mensajes –de coachs en redes sociales– es el nivel de involucramiento que tiene cada uno. Para que una relación sea tóxica tiene que haber dos personas y no siempre el victimario es el otro. Muchas veces eso se descubre en un proceso terapéutico real y profundo y es una experiencia dolorosa y muy reconfiguradora. Hay una tendencia a ubicarse en el lugar de víctima y no ponerse a reflexionar", dijo Balaguer.

Para el antropólogo Guigou los influencers de las relaciones humanas y el amor emiten "enunciados" con los que las personas se identifican de alguna u otra forma, pero que son, en definitiva, "banalizaciones conceptuales con los que las personas se sienten identificadas por haber tenido una relación con un tóxico o tóxica, como se dice", dijo.

Todo esto, dijeron los académicos, está relacionado con la búsqueda de la felicidad, un concepto que es el sostén de las redes sociales y que, según coincidieron los expertos, es "discutible".

"Hay una idea de la felicidad y del bienestar permanente que es discutible. Una enfermedad también te puede ayudar a entender cuestiones, una situación tal vez no agradable, inclusive triste, te puede ayudar a comprender situaciones en términos mucho más amplios, pero como se trata de estar permanentemente bien, es terrible", consideró el antropólogo.

Para el psicólogo Bafico la búsqueda permanente de la felicidad propició también la aparición de "charlatanes" o "coachs de la vida" aunque las personas siempre tendrán su lado oscuro, sus sombras: "Eso es incontrolable, no lo podemos domesticar como creen algunos. Seguís los consejos un tiempo pero después vas a volver a tu estado natural. Entonces ese tiempo donde todo es coacheado nos ayuda a darnos cuenta de que la cosa no es por ahí", opinó.