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Hasta las manos: mirá cómo es la vida de los goleros

Los arqueros son los que más entrenan y los más sacrificados dentro de una cancha de fútbol, sin embargo son los menos reconocidos

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23 de septiembre de 2019 a las 05:04

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"Son raros”. Lo repiten entrenadores, futbolistas, dirigentes, hinchas y casi cualquier persona del ambiente del fútbol: los arqueros son raros. Están los lugares comunes, esos que dicen que se visten diferente al resto del equipo, que pueden jugar con la mano a un deporte donde se juega con el pie, que su trabajo consiste en evitar goles que es lo más lindo que tiene el fútbol. Pero además de todo eso, hay otros aspectos que los distinguen del resto, y que los hace ganarse el mote de raros.

Quizá sean las interminables horas de trabajo entre ellos o las entradas en calor eternas para partidos donde intervienen muy poco. La certeza que los errores se pagan con goles o que incluso haciendo un partido excelente, hay pelotas que no se pueden atajar. Todo eso forja una personalidad distinta, y una manera de relacionarse con el fútbol diferente.

La vida de los arqueros, aquellos que los mandan a la cancha sin preguntarle si quieren entrar.

El primero de miles

Los analistas coinciden en que el puesto del arquero es el que más ha evolucionado con el tiempo. Los cambios reglamentarios los han afectado en su manera de jugar, desde aquellos tiempos donde podía agarrar la pelota tras pase de un compañero, pasando por los seis segundos para sacar, hasta ahora donde se permite sacar el saque de arco con un pase dentro de la propia área.

Esa evolución fue acompañada por un avance en la manera de entrenar, ningún arquero entrena hoy de igual manera que cuando comenzó. Pero ese primer entrenamiento específico, aquella primera vez trabajando solo los arqueros, es un recuerdo que no se borra fácilmente.

Celso Otero, actual entrenador de goleros de la selección mayor, y exarquero, recuerda su primer día yendo a entrenar como un día de mucha “expectativa y también de ansiedad por demostrar aptitud. Mucha energía en el campo tratando de comprender  lo propuesto como básico de parte  del entrenador. Lo que además veo hoy en los muchachos que se presentan para el inicio de su actividad”.

Carlos Nicola también fue golero, y es el entrenador de la selección sub 20. Su primer entrenamiento fue a los ocho años: “Todavía no había decido ser arquero. Fui a una práctica de baby fútbol de Nacional, el técnico me preguntó si me gustaba atajar, le dije que sí. Había un barro bárbaro, salí todo sucio y me encantó. A partir de ahí ya no salí más del arco”.

Diego Battiste

Santiago Mele también comenzó a los ocho: “Se armó una jornada de entrenamiento en el colegio donde trabajaba mi madre. No tenía ropa de arquero, fui con ropa normal. Yo había ido a mirar, y estaba Mario Picún que fue el que hizo el entrenamiento ese día. Jugaba en Estrella del Sur y no tenía entrenamiento de arquero, pero cuando arranqué la escuelita en Peñarol si tuve”.

Nicolás Vikonis actualmente está en Puebla, luego de un exitoso pasaje por Millonarios de Colombia. Su equipo de baby fútbol fue Exploradores de Artigas, y en algo extraño para la norma, tenían entrenador de arqueros, Julio Martínez, con quién aprendió lo básico. Luego en Preséptima de Nacional apareció Darwin Dalmás con un entrenamiento sistematizado.

Cada entrenador de arqueros tiene su librito y su manera de trabajar.

A Darwin Dalmás también lo recuerda Sebastián Viera, fue su entrenador a los 12 años, cuando recién llegaba de Florida y cuenta que fue “impresionante lo que aprendió”. Pero Sebastián ya venía con un camino andado, su padre fue el primer entrenador que tuvo y el encargado de enseñarle la parte técnica.

Leonardo Carreño

Carlos Nicola agrega: “Dos entrenadores que recuerdo con mucho cariño. Darwin Dalmás, el primer entrenador de arqueros que tuvimos de forma regular en juveniles de Nacional, un adelantado para su tiempo. El otro, Lorenzo Carrabs, con quien debuté en primera, hicimos una linda amistad y me transmitió un montón de enseñanzas. Una forma de entrenar que en lo personal me dio sus frutos”.

Antes y ahora

Fabián Carini recuerda: “Cuando estábamos en Jardines había ejercicios que empezaban en un córner y terminaban en el otro, unas 25-30 pelotas sin respiro. Era agotador y exigente. Quedabas toda la semana dolorido”. Lo mismo rescata Nicola, que fue contemporáneo de Carini: “Cuando yo recién arranqué se basaba mucho en repeticiones y a veces ni siquiera en el arco. Luego se pasó a hacer todo dentro del arco, y hoy se apunta a la calidad de los trabajos. Hoy hay mucho conocimiento a dónde se quiere llegar y cómo”.

Celso Otero hizo su carrera en la década de 1980, y con esos entrenamientos la diferencia es “absoluta”. La incorporación del gimnasio en la rutina de entrenamiento, las evaluaciones físicas a los jugadores, el tratamiento de lesiones, la tecnología al servicio del entrenamiento, ejercicios aplicados a las respuestas específicas del puesto y no cansar: No estacionarse en el agotamiento, sólo frecuentarlo, son algunos de los ejemplos que ennumera Otero.  

Un buen arquero es...

Celso Otero: “... aquel que genera credibilidad en su capacidad y con eso ayuda a su equipo a ser altamente competitivo, en busca del éxito”.

Carlos Nicola: ".. el que ataja todas las fáciles y algunas de las difíciles. Así lo dijo alguna vez Rodolfo Rodríguez. Para mi el buen arquero es aquel que es regular, confiable, comete pocos errores en el correr del tiempo”.

Santiago Mele: “... es el que a la hora de jugar transmite serenidad. A mi me gusta el arquero que se anima a jugar y transmite confianza. A salir del arco, a atacar la pelota, agarrarla bien arriba, sacar cortado”. 

Sebastián Viera: “... aquel que es bueno técnicamente y además tiene garra, sin temor a equivocarse. Que en los momentos complicados saca su jerarquía, y que tiene personalidad fuerte, sin miedo de ponerse su equipo al hombro”. 

Nicolás Vikonis: “... el que ataja todas las fáciles y de vez en cuando algunas difíciles, lo decía Nicola que a su vez lo repetía de Rodolfo Rodríguez. Bajar el margen de error, darle seguridad al equipo”.

Fabián Carini: “.... que hace fácil lo difícil. Está siempre bien parado y da tranquilidad, y que no precisa hacer atajadas espectaculares”. 

Mejor atajada y peor gol

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Carlos Nicola: 

Lo peor: “Está en la memoria de todos, aquel del Gato Romero en una final clásica de 1999”. 

Lo mejor: “Aquel Uruguay-Argentina en el Monumental por las Eliminatorias para Francia 1998, fue de hecho el partido que marcó mi carrera para bien. Esos partidos donde sale todo y las que no podés atajar pegan en el palo”. 

Santiago Mele:

Lo peor: “Los goles duelen siempre que el error es desencadenante del gol. La idea es tratar de ser honesto, ver la jugada y decir ‘me equivoqué en esto’ para seguir mejorando”.

Lo mejor: “Todavía no hice mi mejor atajada, tengo lindas atajadas que recuerdo, por ejemplo una en la final del Sudamericano contra Ecuador, en el primer tiempo, y otra contra Argentina en el mismo Sudamericano, una atajada cuando íbamos 0-0. Mi mejor atajada la voy a hacer el partido que viene”.

Nicolás Vikonis:

Lo peor: “El gol más tonto elegiría uno con Millonarios en 2016, íbamos 2-0 ya estábamos en descuentos, mano a mano, el delantero me la quiere pinchar y me venía tan fácil que ya miré al lateral para sacar, y cuando fui a agarrarla la pelota ya me había pasado”. 

Lo mejor:  “El torneo que salimos campeones con Millonarios, en la semifinales atajé un penal contra Martínez Borja que no había errado nunca un penal. Fue algo muy importante. En la segunda final contra Independiente de Santa Fe, una pelota que patea Wilson Morelo que la saco volando del ángulo”. 

Sebastián Viera: 
Lo peor: “El gol que más me dolió fue el de Dani Alves en el Centenario”. 

Lo mejor: “Mi mejor atajada siento que la hice este año contra Palmeiras en Libertadores. Un mano a mano que salgo a achicar al borde del área, el atacante da un pase al segundo palo, corto en diagonal al arco y saco una pelota que parecía imposible”.

De los goleros que vi, los mejores fueron...

Celso Otero: “... Mazurkiewicz y Manga, había partidos que se veían insuperables. Fueron mis inspiradores”.

Carlos Nicola: “... sin dudas fue Rodolfo Rodríguez, como hincha de Nacional lo seguía siempre. Salí como mascota en la final de la Libertadores de 1980. Y ahora tener el privilegio de haber entrenado con Muslera en algunas ocasiones te demuestran lo simple que se pueden hacer las cosas, y la elegancia con la que se mueve. De los arqueros con los que entrenado un fenómeno”. 

Santiago Mele: “... me gusta mirar mucho en qué se destacan diferentes arqueros. De Ter Stegen me quedo con el juego con el pie, el porte que tiene, la serenidad que transmite. La agilidad de piernas de Keylor Navas y su capacidad de tapar mano a mano, de hacer simple jugadas difíciles. Admiro a Buffon por ser un ganador nato, y está demostrando que a pesar de que pasen los años se puede competir al mejor nivel. No puedo dejar de mencionar al Nando Muslera que admiro hace muchos años, y tengo la oportunidad de estar en contacto con él, de haber ido a su casa, de ver lo que genera en Turquía, y estoy muy agradecido de su apertura para estar siempre a disposición”.

Fabián Carini: “... el arquero que me marcó y es uno de los mejores de la historia es Buffon, compartí vestuario, entrenamiento, es muy completo. Van der Sar y Toldo también me parecieron arqueros fuera de serie”.

Sebastián Viera: “... de los goleros con los que compartí plantel, el que más me impactó fue Diego López, un arquero muy alto y muy ágil. Cubría muy bien el arco”.

Los secretos de los guantes

Juan Pablo Marsicano es el representante de Rinat para Uruguay, explica que el guante tiene tres partes: “Palma, dorso y cierre. La más importante es la palma, que ha cambiado muchísimo en los últimos 20 años. Se empezó a utilizar un latex suave, que es más poroso, trabaja mejor en condiciones desfavorables como ser mucha lluvia”. 
El dorso se hacen con materiales transpirables, permite que se libere la transpiración más fácil. El cierre puede ser de una vuelta o de dos vueltas, va en función del arquero, si le gusta usar un guante más ajustado o más suelto. Lo que hace el cierre es que no se mueva la mano dentro del guante. 

“En los últimos cinco años hubo un cambio importante en los cortes de los dedos, antes se utilizaba las costuras hacia afuera. Pero últimamente hay varios cortes: con las costuras hacia adentro, otros que la palma envuelve a todo el dedo, el corte ergonómico con la forma de la mano y dentro de ellos varias combinaciones”, dijo. 

 

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