Michelle Yeoh protagoniza Todo en todas partes al mismo tiempo
Nicolás Tabárez

Nicolás Tabárez

Periodista de cultura y espectáculos

Espectáculos y Cultura > CINE

Una joya escondida en la cartelera de cine: Todo en todas partes al mismo tiempo es una de las mejores películas del año

Cargada de guiños, y con una mezcla de géneros que sorprende, esta película es capaz de hacer reír, llorar y maravillar al mismo tiempo
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28 de junio de 2022 a las 05:01

Gracias a dos de las películas más taquilleras de los últimos meses, Doctor Strange en el Multiverso de la locura y Spider-Man: sin camino a casa (las dos del imperio Marvel), hay un término que saltó del léxico “nerd” a un público bastante más amplio: multiverso.

La palabra en cuestión se refiere a la existencia de universos paralelos que tienen características diferentes (la humanidad vive bajo el mar, o el mundo es de dibujos animados), o de otros que son en apariencia idénticos al nuestro, pero donde las vidas de sus habitantes siguieron otro camino tras tomar decisiones vitales diferentes. Piense qu hubiese sido de su vida si estudiaba otra carrera que le interesaba en lugar de la que eligió, si invitaba a salir a esa persona a la que nunca se animó a invitar, si decidía emigrar, si ese día que salió su número a la grande jugaba a la Quiniela, y estará creando su propio multiverso.

Toda esta explicación viene al caso porque está actualmente en cines la película Todo en todas partes al mismo tiempo (Everything everywhere all at once), que trata sobre el multiverso y es una joyita escondida en la cartelera uruguaya; aunque se estrenó el pasado jueves 23, tiene una cantidad de funciones diarias que se cuentan con los dedos de una mano. Y hasta le sobra un dedo.

La tibia apuesta de sus distribuidores es una lástima, porque es una de las películas más imaginativas y geniales de este año. Quizás no sea apta para todos los paladares, pero ofrece diversión, momentos emotivos, planteos existencialistas, acción, drama familiar, ciencia ficción y cinefilia. Todo por la misma plata.

Todo en todas partes… es el segundo largometraje de los cineastas estadounidenses Daniel Kwan y Daniel Scheinert, que firman sus obras como Daniels (si lo castellanizamos, serían “los Danieles”), que proceden del mundo del videoclip y que tienen como antecedentes un corto interactivo que tenía miles de millones de desarrollos posibles, y la hilarante y sorpresivamente tierna Un cadáver para sobrevivir, en la que Paul Dano interpretaba a un náufrago que se topaba con un muerto encarnado por el exHarry Potter Daniel Radcliffe. El cuerpo en cuestión poseía cierto grado de conciencia y movilidad, lo que le permitía al náufrago usarlo para facilitar su supervivencia, al tiempo que entablaba con él una curiosa amistad.

Algo de esa mezcla de absoluto delirio con ternura y una historia centrada en los vínculos personales está en este nuevo filme, que tiene como protagonista a la actriz china Michelle Yeoh, ícono del cine de acción de Hong Kong y protagonista de películas como El tigre y el dragón. Yeoh encarna a las mil y una variantes de Evelyn, una inmigrante china en Estados Unidos que lleva una vida de mediocre para abajo: su marido quiere el divorcio, su hija la odia, es una decepción para su padre, y encima el equivalente yanqui de la DGI está en pleno proceso de auditoría a su lavadero, que está al borde de la quiebra.

La película puede verse en cines

Pero las cosas toman un giro fantástico cuando, en plena reunión con la auditora, su esposo cambia radicalmente de comportamiento y le da un mensaje que incluye una misión: el multiverso está en peligro por culpa de una poderosa entidad, y la única que puede detenerla es Evelyn, que en otro de los universos desarrolló una tecnología que permite “saltar” entre realidades y ocupar la conciencia de las versiones alternativas de uno mismo. Eso permite aprender las habilidades de esas variantes, desde kung fu hasta canto tradicional chino.

Y así empieza un delicioso viaje absurdo pero al mismo tiempo capaz de llegar a momentos de intimidad profunda, y de intercalar las carcajadas con las lágrimas o de empujar hacia el nihilismo hasta permitir recobrar la fe en la humanidad. Ordenadamente caótica, cambiante y recargada, el único pecado que se le puede achacar a Todo en todas partes…es una duración excesiva (dos horas veinte) que se hace notoria, aunque es imposible que aburra.

Los mundos paralelos van desde lo mundano hasta lo absurdo

Tan alucinógena y atrevida como tierna, es una película que es digna hija de estos tiempos, donde internet y las redes sociales ofrecen un verdadero multiverso portátil, con estímulos de todo tipo, color y procedencia a un scroll de distancia. Y también lo es porque estamos en la era del remix: todo está inventado, y lo único que hacemos ahora es tomar lo que ya se hizo, filtrarlo, mezclarlo y sacar algo nuevo.

Se podrá decir “el cine está muerto”, pero los defensores de la película diremos que la peculiar combinación de wuxia (el cine de artes marciales chino que hizo popular a Yeoh), el drama indie y la ciencia ficción de esta película, que además es capaz de combinar en un mismo envase referencias a un clásico de Pixar, a Matrix, al cine de Wong Kar-Wai, al de Jackie Chan, y a 2001: odisea del espacio, son un soplo de frescura y cariño por el séptimo arte que se ve cada vez menos seguido en la pantalla grande.

Llena de estímulos, con una narrativa sólida que abarca desde eléctricas secuencias de pelea hasta conversaciones cargadas de ternura y dolor, apoyada en actuaciones dignas de aplauso (en particular la de Yeoh), Todo en todas partes al mismo tiempo hace un retrato mucho más interesante y atractivo – tanto en lo visual como en la historia – que sus pares cinematográficos de Marvel, aunque en definitiva los mundos paralelos son solo una excusa para una historia sobre encontrarle sentido a la vida y el conflicto generacional entre una madre y una hija. Y ahí está el corazón de una película tan demente como entrañable.

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