Historias de ejecutivos que superaron un pico de estrés laboral

Cuáles son las maneras de afrontar situaciones estresantes cada vez más comunes, de las que no están a salvo empresarios ni profesionales de ningún sector

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17 de julio de 2019 a las 05:04

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Julio de 2018. Hubo señales de que algo no estaba bien. Le costaba conciliar el sueño, la ansiedad era tal que el día no terminaba nunca, su cabeza seguía trabajando; imaginaba situaciones fatalistas y la capacidad de respuesta era distinta, más torpe. En dos situaciones Emanuel Galletto se dio cuenta de que necesitaba ayuda. Una noche llegó a su casa después de una maratónica jornada y se largó a llorar desconsoladamente. No podía disimular la angustia. Al poco tiempo tuvo un ataque de ansiedad y tuvo que llamar a la emergencia médica. 

De ahí su vida fue una sucesión de visitas al psiquiatra, clonazepam, terapia psicológica y licencia médica durante dos semanas. ¿El diagnóstico? Estrés laboral. ¿El motivo? Un proyecto en el que sentía que el tiempo no le alcanzaba, en el que no podía avanzar, no veía resultados y eso lo desesperaba.

Galletto trabaja en una empresa de tecnología y en ese momento era supervisor de servicios. “Me sentí desbordado, había trabajado en situaciones de estrés con otros clientes pero nunca a un grado que me afectara tanto”, dice en entrevista telefónica con El Observador, luego de una jornada de trabajo que ahora intenta terminar luego de ocho o nueve horas. Mantiene la terapia pero no la medicación, medita y va al spa. 

En diciembre fue ascendido a jefe de Servicios y aunque sintió miedo de volver a pasar por la misma situación, por la responsabilidad que tendría que asumir, asegura que en ese momento recurrió a otros mecanismos que le ayudaron a eliminar esos pensamientos. “Es lo que yo quería, lo que me gusta, lo que quiero y esperaba poder hacer, y ese proyecto que desencadenó la crisis fue un momento y no es para siempre”, detalló como aprendizaje.

La sobrecarga de trabajo, la excesiva responsabilidad y, fundamentalmente, la sobrevaloración de las nociones de éxito o fracaso que cada uno tiene en sus tareas cotidianas llevan a que los empleados se abrumen y, sin darse cuenta, muchas veces comienzan a padecer estrés laboral. 

Leonardo Carreño

La Organización Mundial de la Salud describe al estrés laboral como aquel que afecta negativamente a la salud psicológica y física de los trabajadores, y a la eficacia de las organizaciones para las que trabajan. Aunque en Uruguay no hay estadísticas recientes de los casos de estrés laboral, en Latinoamérica, según la Organización Panamericana de la Salud, 3 de cada 10 trabajadores pueden sufrir estrés laboral y no saberlo.

En las empresas hay más conciencia del estrés laboral y del síndrome de burn out –estar quemado, con agotamiento mental y físico, que llega a no poder tomar decisiones– que puede desencadenarse si no se detecta a tiempo, pero cuando ocurren situaciones como las de Galletto no se exponen y generalmente permanecen ocultas.

Formas de combatirlo

El estrés laboral puede percibirse en el clima de trabajo. Para la prosecretaria de la Asociación de Profesionales Uruguayos en Gestión Humana (Adpugh), Magela Muñoz, es muy importante medir el clima laboral de forma constante, y prestar atención cuando empieza a percibirse negativo. “Se percibe también a través de la dificultad de la persona de lograr sus objetivos y resultados personales, por ejemplo”, indicó. Ante esto, destacó la importancia de que las organizaciones cuenten con líderes que se “preocupen por su gente”, que conozcan en profundidad a sus empleados, cuáles son sus intereses, motivaciones y desmotivaciones y sobre todo sus herramientas, cuáles son sus fortalezas y áreas para mejorar.

Al servicio de medicina laboral preventiva de Semm llegan profesionales y gerentes de organizaciones en busca de ayuda, cuando las cosas no funcionan del todo bien. La directora técnica de Medicina Laboral de Semm, Lilián Iglesias, entiende que la prevención del estrés “es la mejor inversión de las empresas”, y resalta la importancia de educar a los trabajadores para detectarlo. “Uno no puede prevenir algo que no conoce. Capacitar a un trabajador para que sepa posicionarse ante los estresores en el trabajo te ahorra muchísimo”, explicó.

Los elementos estresores en el ambiente laboral son varios. Puede ser el contenido de la tarea –que a veces es demasiado difícil para el trabajador o demasiado fácil, lo que lo desestimula–, el mal relacionamiento entre las personas, la inestabilidad laboral en los casos de trabajos zafrales, entre otros. 

Existen varias acciones en el  plano laboral que ayudarían al proceso de prevención del estrés. Por ejemplo, la tendencia de las organizaciones –cada vez más frecuente– a brindar ciertos beneficios a sus colaboradores, como flexibilidad, facilidades para conciliar su vida laboral y personal, generar cultura de reconocimiento, comunicación bien dirigida del jefe al colaborador respecto a cuáles son sus objetivos, qué se espera de él, así como también evitar incertidumbres respecto a su puesto de trabajo. 

La consultora en recursos humanos Beatriz Martínez dijo que no puede volverse “normal” una rutina con estrés, y explicó que sobre todo las nuevas generaciones no están aceptando ese tipo de ambientes. “Tienen el foco puesto en el balance vida-trabajo. No es sano porque se obliga al organismo a trabajar en algo para lo que no está preparado”, sostuvo.

La experta facilitó algunas formas para prevenir el estrés a nivel organizacional y personal. “La empresa tiene que tratar de bajar los riesgos para niveles elevados de estrés, que empieza a faltar, se va a llevar mal con sus compañeros, hace mal sus tareas”. Así, hay organizaciones que contratan profesionales para hacer pausas activas, como con el yoga.

Pexels

En el plano personal la alimentación es importante. “El manejo del tiempo libre, las personas sienten que el trabajo los traga, no pueden separar esta frustración a nivel laboral, los invade a nivel personal. Ni hablar del apoyo de la familia y amigos”, enfatizó Martínez. 

Mónica Pigatto es directora de ATHA Coaching & Consulting y desde hace varios años realiza talleres de manejo del estrés para profesionales y a nivel cormporativo si involucran a toda una organización. "La gente viene diciendo que está estresada, pero a veces tienen presiones, y no necesariamente esas presiones tienen por qué ser respuestas negativas como el estrés. A veces es algo que te desafía, te impulsa, te saca el potencial que tenes adentro", diferenció la especialista.

La clave está, según Pigatto, en conocerse a sí mismo. "El propio empleado debe conocerse, saber que las cosas impactan y cómo lo impactan, vivir con otros hábitos más saludables, tener la cabeza en el lugar en el que estamos. Tenes la sensación de que hay una expectativa sobre ti que no es fácil responder", explicó.

Testimonios de profesionales que atravesaron situaciones de estrés

Marjorie Spitalnik

“Tuve varios momentos zarpados”, recuerda la emprendedora Marjorie Spitalnik sobre las situaciones  de estrés más duras. El estrés laboral no atañe únicamente a los trabajadores dependientes, sino también a los emprendedores. Spitalnik pasó por “una situación complicada” que derivó en dos meses de depresión por estrés. 

Esto la llevó a poner en pausa su emprendimiento Tedybujo para dedicarse exclusivamente a Little Rebels, una línea de muñecas inspiradas en mujeres poderosas. Además, se había mudado, sometido a una intervención quirúrgica de urgencia y su mascota había sido atacada. 

No tener ganas de salir de su casa, ni levantarse del sillón, no querer “encarar” la vida porque no podía y perder la confianza en sí misma fueron algunas de las consecuencias de estas situaciones laborales y personales que coincidieron en el mismo tiempo. Primero se puso una tarea sencilla para juntar fuerzas y cumplirla: sacar a pasear a su perra. 

También trabaja es en el manejo de las expectativas. “De repente querés una inversión, necesitás que sea ya y tenés que sacar el producto al mercado, y si no lo sacás no comés, y es un circulo vicioso. Termina ganando la ansiedad y eso a la larga te hace llegar al burn out”, explicó.

Emanuel Galletto

Luego de que todo estallara en julio del año pasado, Galletto trabajó en otro proyecto, más calmado, hasta que pasó a ser jefe del área. “Era todo un desafío, muchísimo más el trabajo pero a la vez tenía más conciencia. Me tomo tiempo para la respiración. Saber lo que me estaba haciendo bien y mal son detalles que parecen que no suman, pero todo cuenta”, detalló como una de las herramientas que incorporó en su rutina.

Galletto comenzó a leer y analizar lo que sucedía en el mundo del liderazgo para cambiar algunos de sus hábitos. “Te absorbe mucho y consume un montón de energía, nos mantiene siempre en un modo full, todo el tiempo hiperconectado”. Hacer pausas, establecer el “si pasa algo urgente, me van a llamar” fuera del horario laboral, no leer emails una vez que sale de la oficina son algunas de las nuevas prácticas. 

Algo que le funcionó a Galletto fue entender que lo que está en juego es su posición en el trabajo y no su posición en el mundo. “Hay decisiones que tomo en el laburo, y es el laburo. Si no lo hago yo, lo va a hacer otra persona, no me lo tengo que tomar como que fallé”, dice. “En base a mi experiencia trato de mitigar o prevenir, o crear acciones proactivas para con mi equipo de trabajo. Nos desconectamos”, agregó.

Marianna Bayardi

Trabajar en el área tecnológica es estresante, y siendo directora de una empresa de desarrollo de software y soluciones para agencias marítimas, a Marianna Bayardi le ha tocado manejar situaciones difíciles. Hace dos años y medio atravesó un cuadro de depresión a raíz del trabajo, con el que lidió durante cinco meses. “En ese momento estábamos con un proyecto, viendo que no llegábamos a tiempo con algunas cosas. Trabajar en equipo es complejo y yo soy medio insegura y dependiente de personas y situaciones. Eso fue lo que me llevó a ese estado”, recuerda la empresaria.

Tanto ella como su entorno más cercano notaron el cambio, incluso en cosas que pueden parecer triviales, como ir a hacer las compras al supermercado. “Me costaba tomar decisiones. Llegué a dar vueltas por las góndolas sin saber qué comprar o qué hacer”, dijo.

Realizó un taller de mindfulness –una técnica de meditación para tener plena conciencia de las emociones– e hizo un clic. “Un día te despertás y empezás a ver las cosas de otra forma. Es un proceso, pero en mi caso después de haber transitado este tiempo, empecé a sentirme mejor, hacer las cosas que no hacía, tener ganas de reunirme con gente, de salir y sentirme segura de mí misma, que es mi punto flojo”.

Nicolás Cerviño

“Terminé en el Británico haciendo un curso de manejo del estrés”, dice entre risas Nicolás Cerviño. Ocupaba un cargo de operaciones en una empresa con un proyecto muy demandante, “con mucha conflictividad sindical, muchos traumas y problemas durante la construcción”, que fue llevando a que su trabajo se dificultara. “Hay cosas que dependen de uno y otras que no, pero yo no veía una salida”, explicó. Dificultades para conciliar el sueño más de cinco horas, problemas digestivos y la imperiosa necesidad de tomar medicación para controlar esos síntomas fue lo que vivió Cerviño durante varios meses. 

La solución en primera instancia fue trasladarse a otra área, en donde sintió un alivio que le permitió trabajar con más tranquilidad. A los seis meses se fue de la compañía. “Cuando me fui de la empresa y me hice consultor independiente, fue como decir ‘soy un pobre feliz’. No tenía los ingresos de antes, pero gané en salud mental”, recordó.

Enfrentar la situación es el momento más difícil, según Cerviño. “Uno espera que las cosas se resuelvan solas y nunca se van a resolver solas, pero es un paso que hay que dar, si no nada va a cambiar”. Además del taller, el consultor empezó a correr para descargar energía y oxigenarse con respecto a los problemas.

Roberto Pereiro

Hace 40 años que Roberto Pereiro trabaja en Efice, y 18 que es gerente de Administración y Finanzas de la compañía. En 2014 la empresa pasó por un momento crítico, en el que la decisión de cerrar estuvo sobre la mesa. “Me di cuenta de que estaba ante una situación sumamente estresante. Después de pasar ese problema, recuperada la empresa y con el proyecto en camino (una planta nueva), veo que me voy a encontrar con tareas o compromisos que me van a generar mayor estrés”, dice.

Hace unos meses habló con la dirección de la empresa para hacer un curso de mindfulness, al que asistieron cinco gerentes de otras áreas, además de Pereiro. “Buscamos una herramienta para que cuando se presente un problema, poder manejarlo. También ayuda al personal a cargo, para transmitir una comunicación diferente”, explicó.

Al adelantarse a situaciones que podrían suceder, Pereiro se sentía desgastado. “Pensás muchas veces en lo mismo, y ves que perdés el tiempo, no rendís lo necesario como otras veces. Para ir a encarar a un cliente capaz que ahora no lo pienso tantas veces, le digo directamente”.

En las clases aprendió a conocer su cuerpo, las formas de evitar los miedos, cómo sentir las emociones y tratar de afrontar las situaciones de una manera diferente.

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