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Ideologías políticas y estratos sociales

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18 de febrero de 2023 a las 05:03

En charlas informales entre amigos uno puede referirse a ella, sin que nadie se sienta ofendido, como la “clase paqueta”. En mi condición de jubilado, durante los largos períodos que ahora paso en Uruguay, mantengo contactos sociales con viejos y entrañables amigos pertenecientes a esa clase. Si bien hay obviamente excepciones, la inmensa mayoría de ellos apoyan a los partidos que hoy forman la coalición de gobierno. Esta correlación tan marcada entre dicha clase y la ideología política de centro derecha es una característica sorprendente en un país tan progresista como Uruguay donde la mujer adquirió el derecho al voto en 1927 y donde, también desde principios del siglo  XX, siempre se mantuvo una total separación entre Iglesia y Estado.  

Esta correlación no es tan manifiesta en el primer mundo. Los países de la Union Europea han tenido, a partir de la segunda guerra mundial, alternancia de gobiernos de centro derecha y de centro izquierda que, por lo general, no se identifican con ninguna clase social en particular. En el Reino Unido el actual líder del Partido Laborista es “Sir” Keir Starmer. En los Estados Unidos los “brahmins” de Boston, que se consideran lo más rancio de la sociedad americana, tienden a apoyar al Partido Demócrata.

En Uruguay, a partir del retorno a la democracia en 1985, hemos tenido quince años de gobiernos del FA y unos veintitrés de gobiernos de centro derecha, incluyendo lo que va del actual. El común denominador es que todos gobernaron con seriedad y profesionalismo. Como consecuencia, durante todo ese período, el país ha ido progresando en forma consistente y se ha convertido en un modelo, no solo para América Latina, sino también, en muchos aspectos, para el mundo en general.

En marzo del 2017 publiqué en El Observador una nota sobre la excelente imagen internacional del Uruguay. En ella simplemente recopilé aspectos de nuestro país que medios internacionales habitualmente mencionan, como ser: democracia “plena”, hoy en la posición número 13 en el ranking del The Economist (por encima de Estados Unidos y de varios países de Europa Occidental); bajo nivel de corrupción según los estudios anuales de Transparency International; grado de inversión otorgado en el 2008 por las principales agencias calificadoras de deuda; los mejores indicadores económicos de todo América Latina según el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional; país líder en el uso de energías renovables según el Fondo Mundial de la Naturaleza. El comentario recurrente que recibí en ese entonces con respecto a esta nota de mis amigos de centro derecha fue: “claro, vos pensás así porque vivís en Nueva York”.

Interesantemente, esta percepción ha cambiado con el nuevo gobierno. Luis Lacalle Pou no solo está llevando a cabo una sólida gestión, sino que ha tenido participaciones destacadas en varios foros en el extranjero. Como consecuencia, no es sorprendente que ese mismo tipo de atributos que yo resumí en mi nota en el 2017, los medios internacionales continúen resaltándolos con mucha frecuencia. La diferencia es que hoy ya no son solo bien recibidos dentro del electorado frente-amplista, sino que son también celebrados en los círculos que apoyan al gobierno. No sorprendentemente, ambos grupos se atribuyen la mayor parte del mérito.  

Hay, sin duda, puntos de coincidencia como se aprecia en la estupenda imagen proyectada por nuestros “tres presidentes” en la toma de posesión de Luiz Inácio Lula da Silva. A pesar de eso, se palpa en el país un alto nivel de polarización con un fuerte rechazo por parte de la clase paqueta hacia los políticos del FA. Frecuentemente se escucha en esos círculos comentarios con respecto al FA, como ser, “se oponen a todo”, “lo único que hacen es poner palos en la rueda”. Esto es, en parte, atribuible a importantes medios con orientación de centro derecha que fueron críticos de los gobiernos del FA y que hoy critican su gestión como opositores.

Rara vez se mencionan en esos medios logros del FA aún cuando estos ayuden la gestión del gobierno actual. Un ejemplo son las divisas que entran por exportaciones de energía eléctrica principalmente a Brazil. Otro, que se podría mencionar es el aumento en los ingresos del Estado de aproximadamente un 4% del PIB generado por el Impuesto a la Renta a las Personas Físicas y el Impuesto a la Asistencia de la Seguridad Social, ambos adoptados durante los gobiernos del FA. Esto representa alrededor de 2,500 millones de dólares anuales de recursos adicionales para el gobierno. 

The Economist declaró a Uruguay el país del año en el 2013. Además del manejo de la economía, las razones incluyeron el casamiento entre personas del mismo sexo y la regulación de la producción, venta y consumo de la marihuana. Resaltó que estas medidas reafirmaban el carácter vanguardista que siempre caracterizó al Uruguay. Dado que la personalidad y austeridad del entonces presidente, José Mujica, fueron específicamente destacadas, referencias a este honor en ágapes paquetes deben ser evitadas. Para qué correr el riesgo de no volver a ser invitado?  
 

(*) Contador uruguayo que completó el International Tax Program en la Escuela de Leyes de la Universidad de Harvard y ejerció su profesión desde Nueva York.

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