Ines Guimaraens

Inflación: arrancó el partido para dejar la B

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12 de agosto de 2021 a las 18:27

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Esta semana el Banco Central del Uruguay (BCU) decidió subir la tasa de interés de referencia a 5%. Qué implica esto para el combate de la inflación, cómo le puede pegar al dólar y a la credibilidad de la autoridad monetaria para domar a un enemigo histórico de Uruguay, serán algunos de los puntos que abordaré en esta nueva entrega de Rincón y Misiones. 

El caballito de batalla y la credibilidad en juego

La tasa de interés es el principal instrumento que utilizan la mayoría de los bancos centrales para cumplir con sus metas inflacionarias. De hecho, en los últimos meses, varios bancos (como el de Brasil) han apelado a la suba de tasas para contener el ritmo de aumento de los precios internos como te muestro en este gráfico más abajo de la consultora CPA Ferrere.

La apreciación de varios commodities relevantes para la canasta de consumo -incluida la suba del petróleo- comenzó a incomodar a distintos gobiernos en medio de una pandemia que todavía sigue latente. Incluso en EEUU se llegó a manejar que la Fed podía acelerar su plan de retiro gradual de estímulos si la inflación mantenía su senda alcista. El último dato de julio mostró cierta estabilidad (5,4% en los 12 meses a julio) y trajo tranquilidad a los mercados.

La inflación cerró en los 12 meses a julio en 7,3% mientras que, en el horizonte de 24 meses que mira el BCU, los analistas proyectan una suba de precios de 6,4%. Las empresas son algo más pesimistas y esperan una inflación de 8%.

Por ese motivo, es más que factible que en los próximos meses el BCU continúe elevando la tasa para anclar las expectativas a su objetivo inflacionario, es decir, el centro (4,5%) del rango meta de 3% a 6% que estará vigente dentro de 24 meses. 

El economista Javier de Haedo lanzó un tuit provocador tras el anuncio del BCU. “En la primavera vienen las golondrinas y en esta, ¿también los capitales golondrina? Se prepara el terreno para el carry trade y para que baje el dólar, para que la inflación baje”, posteó.

El carry trade básicamente es la operación que hacen inversores especulativos (por eso golondrina) que traen sus dólares al país, lo cambian a pesos y luego compran letras de regulación monetaria (LRM) -los papeles que emite el BCU para retirar pesos-. Estos agentes pueden obtener una ganancia por el diferencial de tasas (las de dólares están por el piso) y/o otra por diferencia del tipo de cambio (en caso que el peso uruguayo se aprecie a futuro frente al dólar). “Es esperable que la presión bajista continúe ante la decisión del BCU de aumentar la tasa de referencia”, consideró la firma Puente. 

De hecho, este miércoles -sobre el mediodía- el dólar bajaba 0,5% y se negociaba en la franja $ 43,30 en el interbancario, un valor que no registraba desde febrero. 

El presidente Labat volvió a dejar en claro este miércoles en conferencia de prensa que el BCU no tiene ningún objetivo cambiario y que seguirá velando por la libre flotación, con intervenciones puntuales como ha sido su política de los últimos años para evitar movimientos bruscos. 

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Diego Battiste
El BCU mantiene su apuesta para reducir el ritmo de aumento de los precios.

La política monetaria en Uruguay no tiene la potencia de otros países. Y esto es básicamente porque somos una economía bimonetaria (mitad peso-mitad dólar). Por ello el poder de fuego del BCU para contener el ritmo de suba de los precios tiene ciertas limitaciones. Por eso, mientras despliega su estrategia para moderar las expectativas inflacionarias de los agentes económicos y las empresas, el BCU también viene avanzando en un plan a más largo plazo para desdolarizar a la economía uruguaya y mejorar la credibilidad y reputación del peso uruguayo. 

Hace poco más de año, el presidente del BCU Labat apeló a una metáfora futbolística y dijo que el país debía dejar de estar en segunda división y pasar a primera. En el período 2015-2019, Uruguay estuvo dentro del 13% de los países del mundo con inflación más elevada. “Uruguay se merece jugar en la cancha grande. Ese es el mensaje con la política monetaria y la inflación; dejar de jugar en la B. Tener objetivos ambiciosos y que se cumplan”, resaltó Labat. 

En la última Rendición de Cuentas, el equipo económico mantuvo su ambiciosa meta de reducir la inflación a 3,7% al final del período de gobierno (2024). 

El juez arrancó al partido, el BCU movió su primera ficha y ahora deberá ratificar en la cancha que puede domar la inflación y llevarla al centro del rango meta (4,5%) como viene anunciando. Hoy tiene aliados de su lado. El Ministerio de Economía y Finanzas continúa defendiendo a rajatabla una política de austeridad fiscal, que esta semana le valió más de un elogio por parte de la calificadora Moody’s. Además, la nueva pauta salarial -que presentó el Ejecutivo para ajustar los salarios de más de 600 mil trabajadores del sector privado durante los próximos dos años- es “razonable” con el objetivo inflacionario que persigue el BCU, según el análisis que realizaron distintos analistas económicos. La cancha para dejar la B parece estar más o menos nivelada, ahora le tocará jugar al BCU (y el resto del gobierno) para subir de categoría y reforzar su credibilidad. 

Soy Andrés Oyhenard, editor de Economía y Empresas de El Observador. Hasta aquí esta nueva entrega de Rincón y Misiones, la newsletter exclusiva para suscriptores Member de El Observador para entender mejor la realidad económica y los temas que tocan nuestro bolsillo, y contar con mejor información para tomar decisiones.

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