Capital de Dublín, Irlanda (foto archivo)

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Irlanda conmemora el centenario de su independencia del Reino Unido

El 6 de diciembre de 1922 los legisladores irlandeses decidían crear el Estado libre irlandés y separarse de Gran Bretaña, aunque reconociendo la autoridad monárquica. Era una concesión a Londres tras una cruenta guerra de independencia contra la ocupación británica.
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06 de diciembre de 2022 a las 09:44

Hace cien años, Irlanda se convertía en un Estado separado de Gran Bretaña. Si bien la lucha del Ejército Republicano Irlandés (Irish Republican Army, IRA por sus siglas en inglés) había sido precisamente para declararse república, los negociadores con la casa real aceptaron, bajo presión y amenaza de continuar la extenuante guerra civil de tres años, el nombre de "Estado libre irlandés".

El desencanto del IRA no impidió que el 6 de diciembre de 1922, los legisladores irlandeses se reunieron para jurar lealtad al rey inglés Jorge V como territorio perteneciente al imperio británico, dejando sentado en el debate de la cámara que lo hacían bajo coerción.

Fue una de las múltiples concesiones hechas en el tratado angloirlandés de 1921, que provocó una ruptura dentro del IRA, declarado ejército oficial de Irlanda. Pero un ala no reconoció el tratado aunque el sector acuerdista sostenía que esa concesión ponía fin a tres años de guerra por la independencia.

Este nuevo estado se identificaba como católico, pero aceptaba la separación de seis condados de mayoría protestante, en la jurisdicción de Irlanda del Norte. Esos condados siguieron bajo el control del Reino Unido hasta el día de hoy.

Al día siguiente del nacimiento del Estado libre, el legislador acuerdista Sean Hales, dirigente del IRA, fue asesinado por opositores al tratado cuando salía de comer en un céntrico hotel de Dublín. En represalia, el flamante gobierno irlandés ejecutaba a cuatro presos del IRA contrarios al tratado, aunque no se habían presentado cargos contra ellos.

El escritor irlandés James Joyce captó el estado de ánimo de las turbulencias irlandesas y su reflejo en su estado de ánimo cuando dice, por boca de Stephen Dedalus, uno de los personajes de su novela Ulyses: “la Historia es una pesadilla de la que intento despertar".

La década de los centenarios

Desde 2012, Irlanda celebra el centenario de su incipiente gobierno autónomo de 1912 y de la insurrección armada de los republicanos contra el dominio británico sucedida en 1916. Pero a medida que fue avanzando esta "década de los centenarios", fueron resurgido viejas divisiones sobre la creación de la Irlanda moderna que han marcado su historia desde entonces.

En 2021, el presidente irlandés, Michael D. Higgins, que integró las filas del IRA que nunca reconoció la sumisión a Gran Bretaña, fue acusado de ignorar una invitación a un servicio religioso con motivo del centenario de la creación de Irlanda del Norte.

El IRA

El conflicto interreligioso en Irlanda del Norte se remonta al siglo XVII, con la ocupación de los británicos protestantes en tierras de católicos irlandeses. Este dominio se agravó en 1802 cuando, tras una revolución aplastada, el Reino Unido obligó a Irlanda a ser parte de su imperio.

Durante la Primera Guerra estalla la insurrección liderada por el IRA y el acuerdo de 1921 intentó poner fin a esas disputas. La violencia continuó, las tropas británicas ocuparon las ciudades irlandesas y la resistencia no cesaba.

A fines de los años ochenta, el brazo político del llamado IRA Provisional, el Sinn Feín (en irlandés Nosotros mismos) combinó la lucha electoral con la resistencia armada. El líder del Sinn Feín, Gerry Adams, priorizó el diálogo y en 1994 se firmó un alto el fuego que no dejó conforme a todos los sectores surgidos del viejo IRA.

Sin embargo, tres años después, con el laborista Tony Blair como primer ministro británico, se entró en una mesa de negociación. 

En ese proceso de distintas partes, el 10 de abril de 1998 se firmaron los Acuerdo de Viernes Santo o Acuerdo de Belfast, porque fue firmado en Irlanda del Norte, el sector que quedaba bajo dominio británico.

La firma fue realizada por todos los sectores que participaron de ese proceso. Para darle legitimidad, tanto en Irlanda del Norte como en la República de Irlanda se llamaron a referéndums que validaron dicho entendimiento.

Disputas que continúan

La semana pasada, el Taoiseach (primer ministro en irlandés) de la República de Irlanda, Micheál Martin, afirmó que el estatus recibido hace un siglo con el acuerdo de 1922 significa la pérdida de "una parte significativa de la población de la isla" que quedó en Irlanda del Norte y que sigue dividiendo a los irlandeses.

"Hubo una sensación de idealismo perdido sobre el tipo de Estado por el que se había luchado", afirmó Martin durante una conferencia en el University College de Dublín (UCD).

La división de Irlanda no se saldó. Un sondeo reciente del diario Irish Times mostró que 66% de los habitantes de la actual República de Irlanda votaría por una reunificación de la isla, mientras que en Irlanda del Norte solo lo haría un 50%, mientras que 19% de los irlandeses republicanos y unionistas se mostraron indecisos.

La conferencia del University College of Dublin puso también de relieve el legado del "Estado libre", que duró 15 años hasta la aprobación de una nueva Constitución republicana, con la preeminencia de valores católicos y patriarcales que erosionaron los derechos de las mujeres. También la emigración masiva desde Irlanda, que perduró durante el siglo XX.

La conferencia, sin embargo, puso sobre el tapete que aquella Constitución de 1922 permitió algún tipo de democracia aunque el país siga dividido. Según Brigid Laffan, politóloga irlandesa del Instituto Universitario Europeo, quizá más que ningún otro acontecimiento del siglo pasado, la decisión de Irlanda de entrar en la Unión Europea hace 50 años le permitió salir por fin de la sombra de Gran Bretaña.

Si aquello ayudó a disminuir la relación asimétrica entre el Reino Unido y la República de Irlanda, el Brexit fue un paso más adelante, ya que la República de Irlanda no se plegó a la decisión británica y continúa siendo parte de la Unión Europea.

El Brexit hizo que el futuro de Irlanda "esté mucho más abierto" ahora, subraya Laffan, con creciente demandas de un futuro referéndum de autodeterminación en Irlanda del Norte de cara a una eventual reunificación.

Tras este siglo, duro para una Irlanda que sufrió hambrunas, migraciones forzosas, sometimiento a las tropas británicas, la República de Irlanda es vista por muchos como un ejemplo. No pocos hablan del “milagro irlandés”. Una nación con estándares educativos muy altos, con un crecimiento significativo de las industrias tecnológicas, con un sistema financiero sólido.

La República de Irlanda tiene 5.000.000 de habitantes y su PIB per cápita es el doble, en promedio, del PIB per cápita del Reino Unido, con US$ 100.000 anuales contra algo más de US$ 50.000 en una Gran Bretaña con 70.000.000 de habitantes que afronta graves problemas sociales tras el Brexit y la actual crisis energética.

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