Juan Samuelle

La agricultura le hizo una moña a la sequía y sigue en la cancha

El panorama mejoró en las chacras y las necesidades de reposición de maquinaria, tras varios años de retracción, pueden trasladarse a compras

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21 de marzo de 2019 a las 05:00

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Tras dos cosechas muy adversas en 2017/2018, la agricultura uruguaya está logrando dos buenas cosechas consecutivas. Entonces, el partido está dos a dos y pelota al medio. Una revancha que alivia a sectores conexos a lo estrictamente agrícola.

La agricultura uruguaya atraviesa un período de estabilidad en las áreas y de volatilidad en los rendimientos que han sido contrastantes en los últimos tres años y dominados por fenómenos climáticos inusuales en los últimos cuatros años: un 2016 marcado por lluvias sin precedentes en abril, el mes principal de la cosecha; un 2017 extremadamente favorable por lluvias por encima de lo normal y bien distribuidas; un 2018 marcado por la ausencia de frío en invierno y la sequía en verano que casi colapsa a la cadena de pagos luego de rendimientos paupérrimos; y la cosecha de 2019 marcada –como la de 2017– por lluvias por encima de lo normal, favorablemente distribuidas, que permiten recuperar la fluidez comercial de la agricultura con dos cosechas consecutivas favorables que pueden ayudar a reactivar a sectores como el de la maquinaria y los contratistas, que vienen de años a la defensiva.

En ese marco, el año promedio hace cuatro años que no sucede.

 

 

Desde el punto de vista de los mercados no hay grandes novedades, los precios se mueven en un plano intermedio entre los muy bajos del siglo XX, al menos en sus últimas dos décadas, y los muy altos que ocurrieron desde 2003 hasta 2014.

Con guerra comercial y stocks abundantes, el trigo se vio favorecido el año pasado por lograr buena calidad, mientras el grano en Brasil sufría por los excesos de lluvia.

En la inminente cosecha de soja la mayoría de los productores no ha tomado posición a la espera de un repunte de precios que no llega y las referencias de esta semana en torno de US$ 310 por tonelada se ubican unos US$ 30 por debajo de lo que se esperaba a la siembra.

La demanda es mucho mayor a la del siglo XX, pero la productividad ha dado sus respuestas y, con una estabilización del uso de granos para etanol y combustible, las cotizaciones mantienen firmeza en niveles moderados.

La soja no vuelve ni a los US$ 200 del siglo pasado ni a los US$ 500 del auge. Se va recostando sobre US$ 300. Y con esos precios el costo uruguayo lleva a una gradual reducción de área, que supo llegar a 1,3 millones de hectáreas y que en este año está muy cerca del millón.

 

 

De modo que la agricultura uruguaya va muy gradualmente hacia una recuperación del equilibrio necesario entre agricultura de invierno y la de verano.

Muy gradualmente porque, como se dijo, lo característico es la estabilidad.

El área de verano se sostiene en 1,2 millones de hectáreas, algo más de un millón de hectáreas de soja (con base en estimaciones privadas) y 150 mil  sumando maíz y sorgo para grano.

El área de invierno se ubica en el entorno de 400 mil hectáreas, aunque en un leve crecimiento que tras dos zafras buenas puede derivar en un gradual incremento en la superficie de trigo y oleaginosas de invierno, un cambio gradual, pero importante si se afianza.

Al mismo tiempo, como consecuencia de la baja de precios de la soja y los costos de transporte de Uruguay, la producción distante de los puertos ha tenido un cierto recorte que va a la producción de forraje, ya sea a través de cultivos cerealeros o praderas, pero con un fin de alimentación animal.

De esa forma, el área agrícola de Uruguay pasó de 2,25 millones en 2013 a 1,8 millones de hectáreas en los últimos dos años.

Pero el tiempo del ajuste parece haber pasado, de la mano de la gradual recuperación del área de invierno.

 

 

 

Juan Samuelle

 

¿Se revierte la desinversión en maquinaria?

La caída del área y las expectativas impactó en términos de la inversión de maquinaria, que un estudio de la consultora Carle & Andrioli mostró una baja en cuatro de los cinco años siguientes a 2013 y que tuvo el año pasado una caída de 11%.

Las necesidades de reposición de maquinaria, luego de varios años de retracción, pueden empezar a trasladarse a compras.

De acuerdo a esa firma, la inversión por hectárea pasó de US$ 121 por hectárea en el período 2008/2014 a US$ 54 en los últimos cuatro años.

Es factible que en 2019 empiece una recuperación modesta que estará lejos de volver a los momentos de auge, pero que al menos permitirá mantener al sector agrícola uruguayo funcionando con normalidad en las próximas zafras.

En ese marco, las buenas cosechas facilitan el financiamiento futuro y pueden ayudar a la industria nacional.

Desde la Cámara Uruguaya de Fabricantes de Maquinaria Agrícola (Cufma), Cecilia Casulo explicó que la cámara trabajó en forma sostenida para equiparar asimetrías que ponían en desventaja a la industria nacional.

“Se está terminando de reglamentar a ley 19.637 que faculta al Poder Ejecutivo  a otorgar la exoneración de recargos a la importación a los bienes destinados a integrar la maquinaria agrícola y sus accesorios, así como las materias primas, materiales, partes, piezas y kits”, lo que dejará en igualdad a la industria nacional respecto a la maquinaria importada, un reclamo de muchos años del sector.

En el sector maquinaria agrícola hay 20 empresas en el país, con emprendimientos que datan de muchos años y mantienen más de 300 puestos de trabajo. La constitución de la cámara acentuó la apuesta a la exportación.

La Cufma  ha participado en las principales exposiciones internacionales del sector (Agritechnica en Alemania y Eima en Italia), cuenta con empresas exportadoras a varios mercados como Brasil, Argentina, Panamá, Ecuador y Bolivia  y apunta a formar un consorcio de compras y de internacionalización de las empresas.

Hoy las exportaciones totales del país en maquinaria e implementos alcanzan el 30% de la facturación.

Cufma firmó  en diciembre con la estación experimental La Estanzuela del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria un acuerdo de complementación para el desarrollo de nuevos productos y se capacitara a jóvenes, quienes operaran los equipos.

Con un mayor dinamismo tras lo que puede ser una segunda buena cosecha en tres años, la agricultura parece consolidarse con un área estable y apalancar a otros sectores, balancear la relación entre área de verano e invierno y apostar a cultivos nuevos como la colza, ya consolidada, y a la emergente carinata.

Solo falta que en abril El Niño no aparezca y deje cosechar, lo que redondearía un buen año agrícola y así un seguro para que las superficies no caigan en las siembras de 2019. 

 

 

Juan Samuelle

 

Las cifras
121 dólares fue la inversión en maquinaria, por hectárea, en el período 2008/2014. 
54 dólares fue la inversión en maquinaria, por hectárea, en el período 2014/2018.
Fuente: Carle & Andrioli
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