"La única buena noticia es que ya se ve que los precios de los productos alimenticios y del petróleo están en el punto de inflexión", dijo el secretario ejecutivo de la Cepal

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La Cepal augura un año de "mucho estrés" para las economías de América latina y el Caribe

Lo afirmó su titular, José Manuel Salazar-Xirinachs, quien puntualizó que la única buena noticia es la desaceleración que registran los precios de los alimentos y la energía
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21 de enero de 2023 a las 05:01

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) estimó que 2023 será un año con "mucho estrés" para la región como consecuencia de una "cascada de crisis" que van desde la inflación hasta el cambio climático, pasando por los problemas sanitarios derivados de la pandemia, los elevados niveles de endeudamiento público y los persistentes inconvenientes en las cadenas de suministros.

"Hay un choque de deuda, un choque de tasas de interés, un choque inflacionario, un choque sanitario, un choque de las cadenas de valor y un choque de cambio climático a más largo plazo. Será un año de mucho estrés para los gobiernos, un año con muchas demandas, con mucha impaciencia, tanto de la población vulnerable y pobre como de las clases medias", evaluó el secretario ejecutivo de la Cepal, José Manuel Salazar-Xirinachs, en diálogo con la agencia de noticias AFP.

"La única buena noticia es que ya se ve que los precios de los productos alimenticios y del petróleo están en el punto de inflexión", apuntó Salazar-Xirinachs desde el Foro Económico Mundial de Davos, Suiza, al comentar el último documento sobre las perspectivas de la región para 2023, informe que calcula un crecimiento promedio del 1,3%, menos de la mitad que en 2022, y que advierte sobre el riesgo de otra "década perdida", como la de los años ‘80.

Salazar-Xirinachs, que reemplazó a Alicia Bárcenas en octubre pasado al frente del organismo, destacó que un crecimiento demasiado débil supone la "pérdida de oportunidades y un incremento de la pobreza”, en una región la que, según los últimos datos disponibles, el 32,1% de la población vive en situación de pobreza, lo que representa 201 millones de pobres; entre ellos un 13%, unos 82 millones, sobreviven en condiciones de indigencia.

Se trata de un panorama complejo, al que se suma la inflación, que oscila en algunos países entre el 8% y el 10%, con casos extremos como el de la Argentina, que cerró el año con un 94,8%. Aunque sombrío, Salazar Xirinachs destacó que el panorama global “ofrece algunas oportunidades” por la relocalización de compañías y el auge de la economía digital. "Mucha de esa capacidad productiva que estaba en China se está orientando a otras regiones, y América latina está muy bien posicionada, cerca de los Estados Unidos", destacó  Salazar-Xirinachs.

La Cepal, que calculó en 3,7% el crecimiento regional para 2022, advirtió que el escenario desmejorará debido a que "luego del dinamismo mostrado en el primer semestre de 2022, la actividad económica de la región se desaceleró", reflejando así "el agotamiento del efecto rebote en la recuperación de 2021" y "las consecuencias de las políticas monetarias restrictivas, las mayores limitaciones del gasto fiscal, los menores niveles de consumo e inversión y el deterioro del contexto externo".

Mientras que la inflación en 2022 promedió el 7,3% en la región, este año debería moderarse para cerrar en torno al 4,8%, un nivel de todos modos elevado. Según el organismo, "la reducción tenderá a suavizar los incrementos de las tasas de política monetaria", dinámica que sin embargo no alejará los riesgos inflacionarios a raíz de la depreciación de las monedas locales contra el dólar y el euro.

Con relación a las exportaciones, la Cepal proyecta un crecimiento del 20% impulsado por un alza del 14% de los precios y una expansión del 6% del volumen exportado, proyección establecida sobre la base de los datos de comercio exterior de los países de la región entre enero y agosto pasados. Esto en un contexto en el que la expansión del comercio exterior en el mundo se desacelerará en 2023, con una expansión de apenas 1%, contra el 3,5% de 2022 y el 9,8% registrado en 2021, según las proyecciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.

Con relación a las condiciones de vida, la Cepal alertó que el hambre ya afectaba a 56,5 millones en América latina y el Caribe en 2021; 13,2 millones más que en 2019. En tanto, en 2021, la inseguridad alimentaria alcanzaba al 40,6% de la población. Un total de 267,7 millones de personas; 62,5 millones más que en 2019. Esto en un contexto en el que los precios de los productos básicos aumentaron un 11,7%  y se traspasaron a los consumidores, golpeando a los sectores más pobres y de menores ingresos.

"A pesar de contar con un importante superávit comercial agropecuario, América latina y el Caribe están expuestos a los problemas de producción y comercialización, y también a las alzas de precios derivados de la guerra en Ucrania, ya que muchos países son importadores netos de trigo, maíz y aceites vegetales", enfatizó Salazar-Xirinachs, quien recordó que 26 países son altamente dependientes de las importaciones de trigo, mientras que 13 presentan una alta dependencia de las importaciones de maíz. Sólo la Argentina es exportadora neta de productos agropecuarios, en tanto que la subregión del Caribe es importadora neta de prácticamente todos ellos.

La lectura de la Cepal destaca que las diversas crisis internacionales de los últimos 15 años, como las tensiones comerciales entre los Estados Unidos y China o la pandemia, comprometieron el acceso de la región a los alimentos y a insumos claves, como lo son los fertilizantes para la agricultura regional, lo que “seguirá teniendo un impacto negativo e inevitable en los medios de vida, principalmente de la población rural”.

Así como ocurrió con los alimentos básicos, los precios de los fertilizantes nitrogenados y fosfatados ya habían subido considerablemente a lo largo de 2021 afectando a la agricultura de la región, ya que junto con la energía son el principal ítem de gasto de los agricultores en muchas cadenas productivas. En Brasil, por ejemplo, los fertilizantes representaron en 2022 el 19% de los costos de producción de los cultivos anuales, que sumado a los agroquímicos y el combustible alcanzaron un promedio del 40%.

En diálogo con AFP, Salazar-Xirinachs también se refirió a la Inversión Extranjera Directa (IED), que se ubica por debajo de los niveles pre pandémicos. "La débil recuperación muestra lo difícil que está siendo para la región en su conjunto reposicionarse como un destino atractivo para el establecimiento de nuevas empresas transnacionales, después de que finalizó el ciclo de auge del precio de las materias primas y de las elevadas tasas de crecimiento", explicó el titular de la  Cepal.

De hecho, la región perdió participación como destino de las inversiones mundiales, representando 9% del total, uno de los porcentajes más bajos de los últimos diez años y lejano del 14% que se registró en 2013 y 2014. "En una región con bajos niveles generales de inversión, la inversión extranjera directa es fundamental", subrayó Salazar-Xirinachs. "En un contexto mundial en que las fusiones y adquisiciones crecieron de forma muy relevante, en la región sólo se recuperaron de la caída que se produjo en 2020, y se concentraron en electricidad, gas y agua, en las telecomunicaciones y en la refinación de petróleo”, finalizó el funcionario.

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