Susana (a la derecha) y Teresa, juntas después de la búsqueda

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La historia de Susana, la niña que fue robada por los militares al nacer y que ahora reclama justicia

Susana fue separada de su madre biológica al nacer, en 1970, y criada por militares. En 2008 se reencontró con su madre y ahora busca justicia para saber quién estuvo detrás de las adopciones ilegales
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13 de junio de 2023 a las 16:16

Susana Brasil nació en el Hospital Militar el 19 de abril de 1970. Su padre era Ruben, un militar, y su madre Olga. Al menos eso fue lo que creyó durante casi 40 años. 

"Mis padres eran mis padres. En mi infancia eran mis padres, fue una relación bastante difícil, compleja, porque eran muy especiales, ejercían mucha violencia", contó en entrevista con La Pecera, de Azul FM.

"Hacían todo lo posible para mantenerme encerrada, para que no tuviera contacto con mis amigos, si hablaba con mi abuela escuchaba a mi madre hablando atrás de la puerta. Era una especie de cuartel, no podía ver televisión, escuchar radio, salir del cuarto, ir un rato al patio y volver. Me ponían solamente frente a la televisión cuando sonaba una marcha, me hablaban de lo que eran los militares, me adoctrinaban", continuó.

Esa violencia le dificultaba la relación con los niños de su edad. Y cuando cumplió 19 años se fue de su casa. Se casó, formó su familia, tuvo dos hijos. Y empezó a sospechar. "Empecé a observar por el amor que yo tenia con mis hijos que no tenia relación alguna con la que ellos tenían hacia mí y además de la forma que ellos trataban a sus nietos. No había afecto. Eso me hizo levantar sospechas", agregó.

El detonante, según contó, fue una vez que Ruben no quiso pasar a visitar a su nieto, el hijo de Susana, que tenía congestión. "Ese fue el detonante, la gota que rebalsó el vaso. A partir de ahí me fui a un teléfono y llamé a una tía, Elsa, cuñada de mi padre, y le pregunté". Le preguntó por su identidad, si realmente era hija de ellos.

Ella no le quiso contar. Pero un tiempo después Elsa cambió de parecer porque su hijo le pidió, antes de fallecer, que le dijera la verdad. "Me llamó y me citó un jueves". Le contó que en 1973 ellos (sus padres) aparecieron con ella en Artigas pero que no tenía mas información. Susana empezó a temblar y cayó enferma de neumonía al recibir la noticia. Era setiembre de 2001 y se acababa de enterar que las personas que la habían criado no eran sus padres biológicos. 

Ahí empezó la búsqueda. Una hermana de su padre le contó que sus padres de crianza estaban buscando adoptar y que llegaron con ella a los tres años.

Así fue que un día Susana decidió preguntarle a su madre de crianza cuál era la verdad y la mujer accedió a darle sus verdaderos apellidos. Astorga por parte paterna y Casaravilla por la materna. Carlos y Teresa eran sus progenitores.

Siguió recabando información a través de conocidos y consiguió una partida de nacimiento de su madre. Se enteró que tenía una hermana, por parte de madre. La buscó y no la encontró. Hasta que un día, previo a las elecciones departamentales de 2005, se le ocurrió una idea. Llamó a informes 2020, se hizo pasar por su hermana y preguntó donde le tocaba votar. En el Instituto Palotti, le contestaron.

El día de las elecciones fue hasta ahí a esperarla. Estuvo desde las 5 AM. En la mesa de votación empatizaron con su historia y se comprometieron a avisarle cuando llegara Miriam, su hermana, que llegó a las 14. En la mesa le hicieron señas para que se diera cuenta. Y entonces la encaró: "¿Vos sos hija de Teresa Casaravilla?".

Miriam se sorprendió, pero le contestó: "Si, pero ella murió". Comenzaron a hablar y a intercambiar sus historias. Miriam había sido dejada en Montevideo cuando Teresa y Carlos, militantes del Movimiento de Liberación Nacional, exiliaron a Buenos Aires en 1974. Y se acordaba que su madre llegó un día y  les dijo que la hermanita Susana había fallecido en el parto. 

La hermanita era ella. A partir de entonces, Susana extendió la búsqueda a Buenos Aires y supo que tenía dos hermanos más. Empezó vía mail mandando a organizaciones sociales comprometidas con la búsqueda. Y dio con Ángel Graña, integrante de la Comisión de Derechos Humanos de uruguayos en Argentina. Fueron 9 meses de correos, pasándose información. Y en 2008, Ángel la llamó directamente. 

"'Sentate', me dijo. Estoy con tu madre y tu hermana acá". La había encontrado. Ángel fue el encargado de dar la doble noticia. Contarle a Teresa que Susana, la bebé que le habían dicho que había muerto estaba viva y buscándola. Y a Susana decirle que su madre estaba viva y esperándola. Eso fue en junio de 2008.

En agosto, viajó a Buenos Aires y la conoció. Susana supo más de su historia. Su madre la había tenido en el Pereira Rossell y se la habían sacado. Le habían dicho que estaba mal de salud, que esperara. Finalmente le dieron la falsa noticia de que Susana había muerto.

El 23 de setiembre, se hicieron la prueba de ADN. Dio compatibilidad de un 99%. El abogado Oscar López Goldaracena fue quién llevó adelante el caso. Y ahora Miriam va por más. Quiere ser restituida con sus apellidos y que se sepa más de su historia.

A su vez, ya con mayor información, le preguntó a su padre de crianza la verdad. Su padre le confirmó que la adoptaron en el consejo del niño cuando tenía tres años y que había sido institucionalizada mediante vías militares. Y que había sido arrancada de su madre al nacer.

Ella, según contó, quiere saber todo el proceso. Quien estaba detrás de estas adopciones ilegales. Y que si Ruben Brasil tiene que responder en la Justicia que lo haga. Porque sabe que hay más casos. "Quiero justicia. Que alguien responda por lo que hicieron. Y quienes tienen dudas y quieren conocer su identidad no bajen los brazos. Es posible". 

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