Camilo dos Santos

El último choque entre el gobierno y López Mena por el Dique Mauá: la reunión con Corporación América, el puerto de Colonia y la advertencia de la ANP

El cruce entre Falero y el dueño de Buquebús llega tras una larga serie de conversaciones entre privados con intereses contrapuestos y los proyectos del Estado

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18 de agosto de 2022 a las 05:04

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Tras varias semanas de tensiones manejadas en una reservada línea directa, en las últimas horas el gobierno nacional y la empresa Buquebús se sacaron chispas a través de los medios en torno a la iniciativa de mudar la terminal de pasajeros al dique Mauá.

El ministro de Transporte, José Luis Falero, salió a contestarle al titular de la compañía, Juan Carlos López Mena, luego de que este afirmara que desistía de cualquier proyecto para crear un nuevo puerto en ese lugar, que una de las empresas interesadas se había bajado del negocio, y que una eventual terminal para cruceros "tiene que estar donde está hoy", en el puerto de Montevideo. 

"López Mena podrá opinar sobre transporte de ferries. Sobre dónde tienen que estar los cruceros, es el gobierno el que tiene que opinar. Así que me permito discrepar con esa posición", declaró el jerarca en un desayuno empresarial. Falero añadió que "los operadores de ferries se tienen que remitir a lo suyo, a tener un lugar donde atracar para que puedan desembarcar los pasajeros". 

Pero lejos de tratarse de un cruce anecdótico por diferencias de criterios, el choque de esta semana tiene como trasfondo una larga serie de conversaciones e intereses encontrados con cuatro actores como protagonistas centrales: el Poder Ejecutivo, la constructora Berkes, Buquebús y Corporación América, concesionaria de aeropuertos comerciales del país.

A partir de fuentes políticas y empresariales, El Observador reconstruyó cómo se gestó el último de los episodios: el desestimiento de Corporación América de participar en la operativa de una eventual terminal en el dique Mauá.

El proceso que culminó con esa decisión incluyó una reunión de López Mena en Buenos Aires con un alto ejecutivo de Corporación América, una advertencia del presidente de la Administración Nacional de Puertos (ANP), Juan Curbelo, respecto a las dificultades para la operativa de cruceros, y una negativa del gobierno a una variable que la empresa concesionaria de los aeropuertos estimaba como importante para que el negocio le fuera viable.

Corporación América, en concreto, se bajó de la iniciativa para "enfocarse" en la amplia operativa que ya tiene al día de hoy, pero a la vez en un contexto en el que Buquebus planteaba resquemores a su participación en Mauá, y luego de que el gobierno descartara anexar la operativa en Montevideo con la del puerto de Colonia.

Primero ferries, después cruceros

Para entender los cruces de estos días y el escenario que se abre de aquí en adelante es necesario empezar por el principio de la historia. Durante el período de gobierno pasado, las diferencias internas del Frente Amplio –que era oficialismo– hicieron naufragar un proyecto de López Mena para hacerse de la propiedad del dique Mauá –a través de la enajenación por parte del Estado– y mudar allí su terminal de pasajeros

En esta administración, el asunto se retomó con una iniciativa privada de la constructora Berkes presentada a mediados del 2020 para restaurar el deteriorado espacio de la Rambla Sur mediante la instalación de una terminal de ferries. Ese mecanismo, al ser aprobado por el gobierno, concedía al privado una ventaja a la hora de competir en una futura licitación pública.

Pero a la propuesta inicial le siguieron varios meses sin mayores novedades y en ese interín López Mena intentó negociar con el Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP) la mudanza de la terminal de ferries hacia Punta Carretas, incorporándose a un proyecto de la constructora Saceem adjudicado por el Frente Amplio para generar allí un puerto deportivo. Las tratativas, que en un momento entusiasmaron a la cartera que entonces encabezada Luis Alberto Heber, se enfriaron. Desde el MTOP alegan que esa propuesta tenía complicaciones asociadas al dragado. 

El 14 de julio de este año, el gobierno anunció que llamaría a licitación para una nueva terminal de pasajeros en el dique Mauá. Desde Torre Ejecutiva informaron que el proyecto consistía en una concesión a 30 años y una inversión de US$ 400 millones a ejecutarse en dos etapas: primero con una terminal para ferries, y luego con una para el atraque de cruceros. 

Eso implicaba que se había aprobado la iniciativa privada de Berkes, aunque con dos diferencias sustanciales. Primero, que Corporación América –actual concesionaria de los aeropuertos de Carrasco y Laguna del Sauce, y adjudicataria por concesión directa de los seis aeropuertos del interior– se había asociado con la constructora, con vistas a gestionar la nueva terminal.

Además, que al momento de sumar a Corporación América al proyecto se incorporó una novedad a la iniciativa: la de incluir también el atraque de cruceros

Diego Martínez
La operativa de cruceros en el puerto de Montevideo está separada de la de la terminal de ferrys

Ese dato no era menor, y fue algo que meses antes motivó una advertencia del presidente de la Administración Nacional de Puertos (ANP), Juan Curbelo, al ministro de Transporte Falero.

Según supo El Observador, la preocupación de Curbelo era que los cruceros demandan un dragado mucho más profundo que los ferries, en tanto su calado puede llegar a ser el doble que el de las actuales naves de Buquebús (cuatro metros).

En ese escenario, un componente del proyecto de inversión aprobado ahora en 2022 consistía por un lado en la negociación con la Intendencia de Montevideo (IM) de cinco predios en los que generar desarrollo inmobiliario para tener la suficiente espalda económica con la que hacer frente a las intervenciones portuarias. Y tal como informó El Observador, con el fin de potenciar esa rentabilidad necesaria –para actores como Corporación América– el Ministerio de Transporte llegó a manejar la posibilidad de anexar la operativa en Montevideo con la del puerto de Colonia, aunque el propio Falero lo descartó por no ser "de interés de este gobierno que se mezclen las cosas".

Reuniones y paso al costado

Otro de los elementos que estuvo arriba de la mesa en estos meses era la preocupación de Buquebus por la incursión del operador aeronáutico en el transporte fluvial de pasajeros entre Uruguay y Argentina, un rubro que la compañía de López Mena domina desde hace décadas.

Según supo El Observador en base a fuentes empresariales, López Mena se juntó días atrás en Buenos Aires con Martín Eurnekian, un alto ejecutivo de Corporación América y sobrino del referente del poderoso conglomerado, Eduardo Eurnekian.

El propio Eurnekian –que tiempo atrás llegó a estar al frente de la operativa en el aeropuerto Carrasco– se contactó en esas horas con la ANP para expresarle sus dudas respecto a la continuidad del grupo en el proyecto del dique Mauá, en tanto la inversión se hacía inviable si no se sumaba la actividad de Colonia, indicaron por su parte fuentes del gobierno. 

Desde el entorno de Corporación América expusieron a El Observador que representantes del grupo mantuvieron más de treinta reuniones en las últimas semanas con operadores portuarios internacionales, actores turísticos y autoridades de gobierno, de modo de evaluar "la invitación de Berkes para integrar un consorcio en el proyecto del dique Mauá".

Diego Battiste
Nave de Buquebús aproximándose a la terminal en el puerto de Montevideo

La semana pasada, Corporación América comunicó al Ejecutivo que daría un paso al costado. Sin embargo, esa decisión tomó notoriedad pública recién este martes al mediodía cuando López Mena (que no está asociado a esa empresa) lo mencionó en un almuerzo en el Club Rotary. Horas después, desde el conglomerado de compañías de Eurnekian adujeron que la decisión respondía a "enfocar en esta etapa de su operación en Uruguay a las concesiones" de aeropuertos –Carrasco, Laguna del Sauce, y ahora los seis del interior–. 

¿Qué va a pasar ahora? Desde el Ministerio de Transporte aseguran que la iniciativa de Berkes sigue en pie. El Observador procuró conversar con representantes de la constructora, pero desde la empresa indicaron que no harían comentarios. También consultado para esta nota, el ministro Falero prefirió remitirse a lo declarado horas antes en un desayuno empresarial. 

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