África es tierra de conquista para los grupos yihadistas. Están en Somalia, Libia, Egipto, Congo, Mozambique y Sahel

Mundo > Después del motín

La incertidumbre sobre el futuro del grupo Wagner genera inquietud en varios países de África

La presencia del hasta hace poco principal contratista militar del Kremlin funciona como un salvavidas para varios países que luchan contras las milicias yihadistas, tras la retirada occidental
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03 de julio de 2023 a las 05:03

El motín protagonizado por el grupo Wagner, que detuvo su marcha sobre Moscú a 400 kilómetros de la capital, liderado por el ahora exiliado Yevgueni Prigozhin, despertó la preocupación de los gobiernos de Malí, Sudán, Libia y República Centroafricana (RCA), que encontraron en el hasta hace días principal contratista militar del Kremlin un salvavidas para lidiar con la inseguridad interna de sus países.

Pese a que el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, afirmó que Wagner continuará “trabajando con instructores” en Malí y en RCA, muchos observadores en África occidental y central dudan si las operaciones tendrán el alcance que tuvieron y advierten sobre el vacío de poder que implicaría una masiva retirada del grupo.

Desde 2018, cuando Wagner llegó a la RCA para luchar contra un levantamiento rebelde que buscaba destituir al presidente Faustin-Archange Touadéra, el grupo amplió su presencia en el país, a tal punto que las autoridades decidieron la enseñanza de ruso en las escuelas primarias y convirtieron en dignatarios a sus oficiales.

Desde entonces, y en apenas cinco años, Wagner lanzó operaciones en Malí, Sudán y Libia. En Malí, por ejemplo, porque los militares en el poder perdieron la paciencia ante la reticente colaboración de Francia, su antiguo amo colonial, para enfrentar a los grupos vinculados al Estado Islámico (EI) y a al Qaeda, lo que llevó a las autoridades del país a cerrar trato con Moscú.

Aunque Lavrov insistió en que “varios cientos de militares” continuarán en RCA, la incertidumbre va más allá de las actividades específicas del grupo en el continente. También abarca las relaciones bilaterales entre Rusia y las naciones africanas que emplearon hasta ahora al equipo mercenario para enfrentar a las milicias yihadistas y proteger activos considerados estratégicos.

“La declaración de Lavrov fue una clara indicación de que Wagner no es sólo una empresa mercenaria, sino una empresa tolerada por el gobierno ruso y que actuó en interés de Rusia. Para Malí y la República Centroafricana, lo importante es tener la seguridad de que la cooperación de Rusia continuará”, dice Yabi Gilles, fundador del Centro de Estudios de África Occidental (WATHI, por sus siglas en inglés).

Según la óptica del Kremlin, los Estados Unidos, Europa en general y Francia en particular “abandonaron la RCA y Malí”, naciones que recurrieron a Rusia y a Wagner para “garantizar la seguridad de sus dirigentes”, en palabras de Lavrov. Colaboración militar que, según los funcionarios de la presidencia de RCA, seguirá.

“República Centroafricana firmó un acuerdo de defensa con la Federación Rusa y no con Wagner”, declaró Fidèle Gouandjika, ministro consejero de la presidencia del país. “Rusia subcontrató a Wagner. Si Rusia ya no está de acuerdo con Wagner, entonces nos enviará un nuevo contingente”, dijo el funcionario.

Cambio de prioridades

Durante dos décadas, la atención de los servicios de seguridad occidentales giró en torno a la lucha contra los grupos yihadistas. Después, las tensiones geopolíticas y finalmente la guerra en Ucrania ocuparon el primer plano. En ese nuevo contexto, las Naciones Unidas (ONU) pasó semanas debatiendo su estrategia antiterrorista antes de que su Asamblea General adoptara un documento en el que se establecen sus prioridades para los próximos años.

Sin embargo, detrás del consenso de combatir contra el EI y al Qaeda, la guerra en Ucrania “obligó a las potencias a constatar que los estados no estaban listos para grandes confrontaciones, en términos de logística y de producción militar”, apunta Jerome Drevon, analista de International Crisis Group. “Había que recalibrar. La pregunta de hoy es: ¿fue demasiado lejos esta recalibración?”, agrega.

“Los estadounidenses ya no se interesan por la situación en África, mientras en el Sahel la retirada francesa no fue sustituida por otros medios”, señala Drevon. Los analistas sitúan el inicio del cambio en el vigésimo aniversario del atentado del 11 de septiembre. “Fue cuando realmente se percibió que la lucha antiterrorista estaba perdiendo fuerza. Ucrania no inició la tendencia, pero la aceleró”, evalúa Devron.

En Levante, Yemen, Afganistán y Pakistán, y sobre todo en África, los grupos que juran lealtad a EI o al Qaeda se consolidaron. Según un reciente informe de expertos de la ONU, los grupos terroristas “gozan de una mayor libertad de maniobra bajo los talibanes” que están en el poder en Kabul. “Están haciendo buen uso de ella”, con una amenaza creciente “tanto en Afganistán como en la región”, dice el informe.

África, en tanto, se convirtió en tierra de conquista para los grupos yihadistas. Se los encuentra en Somalia y Libia, en Egipto y la República Democrática del Congo, en Mozambique y el Sahel, desde donde tienen influencia sobre el Golfo de Guinea. De allí que gobiernos como los de Malí, Sudán, Libia y RCA hayan recurrido a Moscú.

¿Otras opciones?

Según los analistas, de concretarse una masiva retirada de Wagner del continente, los países africanos tienen opciones. Otros contratistas militares privados comenzaron a operar en la región durante los últimos años. Se trata, en su mayoría, de ex gerentes del grupo que hasta hace poco lideró Prigozhin.

“Son ex empleados con un profundo conocimiento de las actividades del grupo en África, y el estado ruso podría usar fácilmente a estos hombres para ayudar a retomar todas las actividades de Wagner, especialmente en África central”, dice Charles Bouessel, también analista de International Crisis Group.

Incluso así, la incertidumbre causó preocupación en los gobiernos que dependen de la experiencia de Wagner en materia de seguridad. “Vimos preocupación por parte de las autoridades y se debe a que no están totalmente seguras de lo que sucederá; es decir: si Wagner sobrevivirá o no”, explica Bouessel.

En los hechos, al igual que para el Kremlin, la rebelión de Prigozhin resultó en una advertencia para los gobiernos africanos. “De ahora en más serán extremadamente cautelosas, ya que la revuelta de Wagner contra Moscú podría desarrollarse fácilmente en casa”, dice Bakary Sembe, director regional del Centro Africano de Estudios para la Paz del Instituto Tombuctú. “Tienen que dejar de pensar en subcontratar su seguridad. No es una estrategia viable”, agrega.

A pesar de las garantías de Moscú, Malí y la RCA se encuentran en una posición incómoda. “Malí y otros países que están vinculados a estos elementos no estatales quedaron atrapados entre las armas de Wagner y la incertidumbre que generan las crecientes necesidades de hombres y suministros que enfrenta Moscú por la guerra contra Ucrania”, añade Sembe.

Sale occidente, entra Wagner

A petición de Malí, las tropas francesas de la fuerza antiyhihadista Barkhane acogidas por el país en 2013 cuando comenzó en conflicto, se retiraron. Por su parte, la fuerza de mantenimiento de la paz de la ONU también está saliendo, luego de que el Consejo de Seguridad de la ONU votara por un inmediato retiro. 

Los expertos argumentan que fue el resentimiento contra Francia, anteriormente la única influencia externa en la región, por no detener la expansión de los grupos armados y apoyar regímenes autoritarios lo que abrió la puerta a Wagner. “En los países francófonos, la presencia de Rusia es una expresión de protesta contra Francia. Es una señal de rebelión, aunque los haya alineado contra Occidente”, apunta Sembe.

Con la partida de la fuerza de la ONU y la desestabilización de Wagner, el temor se cierne sobre la delicada atmósfera no sólo en Malí, sino también por su posible impacto en la ya compleja y asediada región del Sahel. “Estos países no tienen estructuras de seguridad propias. También es una realidad que no tienen la voluntad de llevar a cabo reformas internas para que realmente puedan estar a cargo de su propia seguridad”, agrega Gilles.

¿Cambio de guardia?

En lo inmediato, tras la rebelión liderada por Prigozhin, los Estados Unidos, que designa a Wagner como una “organización criminal transnacional”, impuso sanciones a dos compañías mineras para interrumpir las actividades de extracción de oro con las que se financia el grupo paramilitar.

Se trata de Midas Resources, propietaria de varios yacimientos en la RCA, y Diamville, especializada en transacciones con oro, ambas controladas hasta hace poco Prigozhin, según el Departamento del Tesoro estadounidense. La Casa Blanca también tiene en su mira otra empresa, con sede en Dubái, Industrial Resources General Trading, sindicada por Washington de gestionar transacciones en nombre de Diamville.

“El Grupo Wagner financia sus operaciones en parte mediante la explotación de recursos naturales en países como la República Centroafricana y Malí”, afirmó días atrás el responsable de las sanciones que impone el Tesoro, Brian Nelson. “Los Estados Unidos seguirá apuntando a las fuentes de ingresos del grupo Wagner para degradar su expansión y violencia en África, Ucrania y cualquier otro lugar”, añadió.

¿Qué pasaría si las sanciones de Washington y las necesidades militares de Moscú en Ucrania determinan una retirada del grupo en África?

Según los especialistas, aunque difícilmente ocurra, un cambio de guardia no revertirá el statu quo en la región. “Creo que nada cambiará sustancialmente. Si Wagner se retira, reduce su presencia u otro grupo ocupa su lugar, la situación se mantendrá de la misma forma. Ya sea Prigozhin u otro empresario de la guerra, realmente no importa, sólo se tratará de quién controlará la empresa. Un cambio de guardia no modificará el estatus quo”, estima Bouessel.

(Con información de AFP)

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