La OCDE, de nuevo en Latinoamérica

En esta edición de #ConsultorTributario Marcelo Scaglione, uno de los líderes del acceso de Argentina a este organismo explica su alcance y relevancia

Tiempo de lectura: -'

21 de febrero de 2022 a las 12:26

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 3 45 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 3 45 / mes

 

Hace ya muchos años, en 2009, comenzamos a postular en las páginas de este mismo periódico la conveniencia de que Uruguay se propusiera ser miembro de la OCDE.

Lo hacíamos sin ingenuidades, en un momento en que nuestro país era sometido a fuertes presiones para modificar algunos aspectos de su régimen fiscal por parte del G20 valiéndose de esa organización.

Ya desde entonces, consideramos que no valía la pena perder demasiada energía en juzgar dichas presiones, sino que lo prudente era estudiarlas estratégicamente y adaptarse con realismo político, para sacar el mayor partido de ellas. A fin de cuentas, la OCDE comenzaba a erigirse como el brazo técnico del G20 para diseñar la arquitectura económica del mundo, y negarlo tendría peores consecuencias para un país de escaso poder relativo como Uruguay.

En cambio, aprovechar la metodología de esta organización para lograr que muchas cosas importantes -y postergadas- para nuestro país sucedieran, era una gran oportunidad, mucho más allá de lo fiscal (por ejemplo, en materia de educación, gobierno de empresas públicas o infraestructura, entre muchas otras áreas). Así lo había sido para Chile, como tiempo antes para Corea del Sur. Al final, para Uruguay lo mejor era estar lo más cerca posible de las decisiones políticas que le afectarían de todas maneras, y de paso gestionar internamente cambios relevantes a los que muchos sectores políticos radicales se oponen, recostándose para ello en la presión de la organización.

Todas esas ideas cristalizaron en un trabajo académico más profundo, publicado en 2016 bajo el auspicio de Pharos -Think Tank de la prestigiosa Academia Nacional de Economía- y de la Universidad de Montevideo.

En él, con el apoyo de un equipo de prestigiosos profesionales como Ignacio Munyo, Martín Aguirre y Gabriel Rizzo, y sumando las ideas de altos funcionarios internacionales de larga trayectoria, como Catalina Crane y Christian Daude, expusimos de forma articulada estas ideas, detallando las razones cualitativas y cuantitativas que entendíamos justificaban emprender el camino hacia la OCDE.

También propusimos una hoja de ruta realista para lograrlo. Aunque advertimos con contundencia que el propósito no era a esa altura nada sencillo. Primero, porque desde el 2009 hasta ese momento el mundo había cambiado, y Uruguay ya no estaba entre los candidatos a ser invitados (muchos países latinoamericanos se habían anticipado). Y segundo, porque al auscultar la opinión de importantes referentes y formadores de opinión de nuestro país, del mundo de la política, los sindicatos, la economía y el periodismo, confirmamos que no existía un consenso al respecto. Como tampoco, vale destacar, lo existía en la Academia Nacional de Economía que -una vez más y como siempre-, había impulsado ese mismo trabajo en un reflejo de notable independencia académica por el valor de dedicarse a reflexionar sobre un tema de tal magnitud.

Uruguay sí tuvo una ventana de oportunidad para ser miembro de la OCDE, durante los gobiernos que precedieron al actual. Y debe decirse que, si bien dichos gobiernos decidieron acercarse a la organización, integrándose a varios de sus órganos claves y sometiéndose a estudios multisectoriales por parte de sus cuadros técnicos, nunca construyó una voluntad política dentro ni fuera del gobierno para iniciar un proceso de acceso, que por supuesto exige un enorme compromiso. La oportunidad para Uruguay pasó (aunque nunca se puede descartar nada a futuro, se antojaría extremadamente difícil), y fue aprovechada en ese mismo momento por países como Costa Rica, como antes por Colombia, y ahora puede serlo por Argentina, Brasil y Perú, aunque también se presente por supuesto como algo muy complejo para todos ellos por múltiples razones.

Para dar una mirada desde la perspectiva de uno de los países que han sido invitados a iniciar ese proceso, uno de nuestros grandes vecinos, es que invitamos a Marcelo Scaglione, buen amigo y profesional de formación y talento extraordinarios. Pudimos conocerlo de cerca durante el anterior período de gobierno de su país, cuando lideraba el proceso de acceso de Argentina a la OCDE. Tuvo además, en medio de sus múltiples ocupaciones, la generosidad de participar en 2018 de un evento organizado por la misma Academia Nacional de Economía a propósito del tema, en el que intercambiamos ideas y visiones distintas sobre el tema, junto a destacados profesionales, como Julio de Brun y Luis Muxí.

Ahora, el trabajo de Argentina ha dado frutos, y entendemos que nada mejor que contar con las ideas de Marcelo en las páginas de #ConsultorTributario. La organización estrena nuevo Secretario General, el australiano Mathias Cormann, y nuevos bríos, al liderar el proyecto de nuevo impuesto global que ha concitado tanta atención y hemos abordado asimismo en #ConsultorTributario.

Nadie puede negar a esta altura que la OCDE se ha constituido en uno de los ejes de la geopolítica mundial del presente y del mañana, donde los países centrales, de una u otra manera, ejercerán su decisiva influencia. Y la OCDE, para sorpresa de muchos, de nuevo ha puesto su mirada en Latinoamérica.

El acceso de Argentina a la OCDE

Por Marcelo Scaglione

@MScaglioneOCDE

Seis años. En el marco de una clara estrategia de integración de nuestro país en el mundo, por parte del presidente Mauricio Macri, a inicios de 2016 presentábamos la candidatura para iniciar el proceso de acceso a este organismo internacional clave en la arquitectura de Gobernanza global. En este 2022, el Presidente Alberto Fernández recibió la invitación formal por parte de su nuevo Secretario General Mathias Cormann para que Argentina inicie el proceso de acceso a la OCDE. Seis años.

El mismo Presidente Macri destacó que el acceso a la OCDE debe ser parte de un compromiso de Estado para toda la dirigencia política. ¿Porqué el acceso a la OCDE debe ser una Política de Estado? Porque la OCDE no es ni de izquierda, ni de derecha, ni de centro. La OCDE es una Organización internacional que promueve el diseño y la implementación de buenas políticas públicas para mejorar la vida de los ciudadanos de los países miembros. Y las buenas políticas públicas no tienen ideologías, son un bien público de y para todos.

Tenemos varios ejemplos en nuestra América Latina. Chile inició el proceso de acceso a la OCDE bajo un gobierno de centro izquierda conducido por la presidente Michelle Bachelet. Y el país fue aceptado como miembro de la OCDE durante un gobierno de centro derecha liderado por el presidente Sebastián Piñera.

En nuestros días, el presidente Pedro Castillo, cuyo gobierno de izquierda fue efusivamente festejado por el Grupo de Puebla, celebró públicamente el inicio del proceso de acceso de Perú a la OCDE. Al mismo tiempo, el presidente Jair Bolsonaro, liderando
un gobierno de derecha, celebraba igualmente públicamente el inicio del proceso de acceso de Brasil a la OCDE.

Por otro lado, el presidente electo de Chile Gabriel Boric, cuya elección fue también ampliamente festejada por el Grupo de Puebla, eligió a Mario Marcel, el arquitecto del acceso de Chile a la OCDE, como su nuevo Ministro de Hacienda. Quiero explicar, además, que la relación de Argentina con la OCDE tiene casi cuatro décadas de historia y tres grandes hitos de impulso durante las presidencias de Carlos Menem, de Cristina Fernández de Kirchner y de Mauricio Macri. Siguiendo la historia de cooperación de nuestro país con la OCDE y los ejemplos de países hermanos de la región, el gobierno de Alberto Fernández debería aprovechar esta gran oportunidad que el mundo le ofrece a Argentina para mejorar e implementar políticas públicas de calidad bajo los estándares internacionales.

Ustedes se preguntarán: ¿Qué es realmente la OCDE? La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) es un Organismo internacional creado en 1961 e integrado por sólo 38 países del mundo que originan el 75% de la inversión y el 60% del comercio a nivel global. Además, a través de sus 300 comités técnicos, diseña y establece las mejores prácticas en políticas públicas para
Gobiernos y los estándares internacionales para empresas a partir del diálogo y la cooperación multilateral.
En el plano histórico, la OCDE es la continuación del Plan Marshall, promovido por los Estados Unidos, que permitió refundar a los países europeos devastados por la segunda guerra mundial. Más recientemente, Corea del Sur utilizando las herramientas de la OCDE logró pasar del subdesarrollo al desarrollo –luego de tres décadas de esfuerzos– y convertirse en la doceava economía global y en el sexto país exportador del mundo. ¿Se puede pasar del subdesarrollo al desarrollo en tres décadas? Si, se puede.

En el caso de Argentina, la convergencia con las buenas prácticas de la OCDE permitirá, en el mediano plazo, afianzar la influencia del país en la nueva gobernanza global, implementar un modelo económico, social y ambiental en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, además de fortalecer y consolidar sus Instituciones y el imperio de la ley, únicas garantías para asegurar que la creación de riqueza y el progreso de sus ciudadanos sean sostenibles en el tiempo.

El trabajo que lideramos durante cuatro años permitió la construcción de confianza con los países miembros sobre la base de un “Plan de Acción” con ejes en el trabajo en los comités técnicos del organismo, la adopción de sus buenas prácticas a través del dictado de normas del Poder Ejecutivo y la aprobación de leyes estructurales por el Congreso –responsabilidad penal empresaria, reforma tributaria, defensa de la
competencia, mercado de capitales y simplificación administrativa, entre otras– y el desarrollo de estudios que evaluaron la línea de base de las políticas públicas e incluyeron recomendaciones para mejorar su efectividad.

Este proceso contó con la participación de la totalidad los Ministerios nacionales y organismos descentralizados relevantes como el INDEC, de las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, Salta y Santa Fé y la Ciudad de Buenos Aires, junto con el Congreso Nacional y con el Poder Judicial de la Nación. Las acciones con el Poder Legislativo incluyeron la creación de un comité específico para coordinar la Agenda OCDE, la participación de legisladores de un amplio espectro político en la “Red Parlamentaria Global” del Organismo y la presencia de sus
máximas autoridades en reuniones estratégicas en la sede de la OCDE.

Además, este trabajo fue acompañado por una articulación regular con las cámaras empresarias, las asociaciones sindicales, el sector académico y las organizaciones de la sociedad civil. El compromiso y el esfuerzo del conjunto de actores permitieron convertir a la Argentina en el primer país candidato en recibir el apoyo unánime de los países miembros para iniciar el proceso de acceso a la Organización.

Argentina se encuentra inmersa –desde hace décadas– en la trampa del subdesarrollo. Para salir definitivamente de esta trampa y poner en marcha un verdadero plan hacia el desarrollo -económico, social, ambiental e institucional- sostenible, se requiere de la Unidad Nacional y de la cooperación internacional.

La OCDE constituye una de las herramientas clave para alcanzar este objetivo estratégico en un horizonte de tres décadas. Si queremos legar un país distinto a nuestros hijos y a nuestros nietos, debemos seguir fortaleciendo y consolidando el camino de cooperación hacia políticas públicas de calidad junto a los países miembros de la OCDE.

CONTENIDO EXCLUSIVO Member

Esta nota es exclusiva para suscriptores.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

¿Ya sos suscriptor?
iniciá sesión aquí

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

Registrate gratis y seguí navegando.