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21 de agosto de 2020 a las 22:36

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El acto de celebración del Día de la Exportación, el pasado miércoles 19, fue el contexto apropiado para reforzar en la agenda pública el grave problema de la competitividad, cuya permanencia en el tiempo ha perjudicado la inserción internacional del país, y hacer más visible la necesidad de romper los muros internos que dañan el comercio.

Es fácil achacar todos los males a la pandemia de la covid-19 que, en todo caso, ha dejado al descubierto descarnadamente problemas endógenos que reflejan parte del declive de un comercio exterior que es clave para el desarrollo de países con las características de Uruguay.

A la falta de acuerdos de libre comercio o de preferencias arancelarias, que son los instrumentos que ayudan a disminuir las vulnerabilidades a las exportaciones en un ambiente mundial proteccionista, se suman diversos problemas internos que menoscaban la retención o conquista de terceros mercados.

Son dos indicadores que suelen moverse juntos: no es posible acrecentar las ventas al exterior sin competitividad y sin ella no se potencian los acuerdos de comercio.

Un estudio de la Cámara de Industrias del Uruguay (CIU), presentado el miércoles 5 en la Comisión de Asuntos Internacionales de la Cámara de Representantes, es muy ilustrativa al respecto.

Las exportaciones de bienes del año pasado se ubicaron en torno a los nueve mil millones de dólares, un muy pequeño aumento en relación a 2018, pero más o menos igual a 2011.

“En 2019 exportamos lo mismo que en el año 2011, o sea que llevamos casi 10 años de estancamiento en materia de exportaciones de bienes hacia el exterior”, dijo el asesor económico de la CIU, Sebastián Pérez. Para reforzar la opinión del deterioro comercial, mencionó la declinación de la participación del negocio exportador en la generación de riqueza, lo que está reflejando una baja en el grado de apertura de la economía y pérdida de competitividad.

El sector privado, el motor de las ventas al exterior, enfrenta diversos problemas internos de competitividad; la mayoría de ellos se originan en costos que impone el Estado o en políticas equivocadas de larga data.

La Unión de Exportadores (UE), en el marco de una agenda de competitividad de corto, mediano y largo plazo, ha planteado al gobierno la necesidad de bajar costos al comercio en las tarifas de los servicios logísticos, una mejora de la infraestructura vial y más alternativas de navegación.

El presidente Luis Lacalle Pou ha sido receptivo a las inquietudes empresariales y en el acto el Día la Exportación se mostró empático con las quejas privadas por los problemas de competitividad, una actitud necesaria “para agrandar el país” como expresó el mandatario.

Y en ese sentido, es tan necesario “romper barreras” en el exterior, profundizando los lazos comerciales tanto con Estados Unidos como con China, “pelear” por más cuotas a la importación de terceros países, avanzar en el acuerdo del Mercosur con el bloque europeo, como derribar los muros internos en contra del libre comercio.

La mejora de la competitividad en múltiples aspectos (carga del Estado, innovación y calidad de los recursos humanos, mejora de indicadores macroeconómicos como inflación y déficit fiscal) es la primera tarea para poder aumentar las exportaciones, algo que depende de nosotros mismos. 

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