Foto: Leonardo Carreño.

La pobreza de “politiquear” con la pobreza

Hay nuevas cifras de pobreza, pero no hay nada que celebrar ni nada para denostar

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01 de abril de 2023 a las 05:03

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¿Cuánto es un punto de pobreza? ¿Cuánto es menos de un punto de pobreza? Eso fue lo que bajó en 2022 comparado con el año anterior. En Uruguay, el 9,9% de las personas  viven bajo la línea de pobreza, según datos del INE. Un año antes era el 10,6%. ¿Más que cuántos la pregunta es, cómo vive el casi 10% de los uruguayos que, según datos y definiciones técnicas, son pobres?

Hay muchas formas de “leer” datos estadísticos pero ninguna de esas lecturas, de esos análisis, de esas valoraciones, deberían ser guiadas por la carrera electoral ni por la politiquería más superficial y barata, que no tiene -no debería tener- que ver con la política como base de la democracia. Pero esto no es lo que pasó esta semana. Los pobres siempre deberían ser parte de los discursos políticos, pero con otro afán: el de sacarlos de la pobreza, algo que tampoco se logra sólo con discursos, como lo demuestra la tesuda tendencia de mantenerse entre 7 y 9 y tanto por ciento durante al menos los últimos 10 años.

Vamos al primer punto. ¿Qué supone esta baja que mejora en los números pero todavía deja al país por debajo del nivel de pobreza pre pandemia? El número que se publicó estos días significa que de cada 1.000 personas, 99 no superan el ingreso mínimo para cubrir las necesidades básicas alimentarias y no alimentarias consideradas por el INE. Y significa que entre esas 99 personas, casi el 20% son niños menores de 6 años.

En la misma semana en la que se procesa un intento de reforma de seguridad social para intentar asegurar la supervivencia de un sistema deficitario y complejo que no está adaptado a la realidad de que los uruguayos vivimos muchos más, en esta misma semana sabemos con certeza que unos 20 niños menores de 6 años cada 1000 uruguayos, viven en la pobreza. Son más de 68.000 niños, si es que todavía somos 3.426.000 uruguayos (último censo).

Qué bien que baje la pobreza, pero no hay nada para celebrar ni nada para tomar revancha. Hay demasiado por hacer. Excepto por los años de pandemia (2020/2021), la pobreza se mantiene relativamente estancada en torno al 8% y 10% desde 2014, apuntó con razón el economista de CPA Ferrere Nicolás Cichevski. Esta nueva medición está por arriba de la del año 2019, 8,8%, y lejos del mínimo de la serie, que fue de 7,9% en 2017.

Las cosas pueden mejorar y empeorar “un poquito”, para grandes y chicos, pero el llamado  núcleo duro de la pobreza persiste y se reproduce. El gobierno analizó esta vez en particular la pobreza infantil, que tuvo una mejora durante el segundo semestre de 2022 comparado con el mismo período de 2021 y también en relación con la primera mitad del año pasado. La mejora, explica el gobierno, fue por el aumento de ingresos en todo el año y la reducción de la inflación en el segundo semestre. A eso se le agrega “la clara incidencia de políticas sociales“ que implementó para atender a la primera infancia y el refuerzo en un 70% de las Asignaciones Familiares – Plan de Equidad, que desde junio de 2022 llegó a más de 140 mil niños de esa franja etaria.

En los tres grupos, que van desde 0 hasta 17 años se verificó una mejora de la pobreza en el segundo semestre del año respecto a igual período de 2021, "La edad y la ascendencia étnico-racial de las personas son variables relevantes para el análisis de la pobreza", indicó el INE, que agregó: "Esta afecta en mayor medida a los más jóvenes. En particular, la población comprendida entre los tramos de menores de 6 años, de 6 a 12 años y de 13 a 17 años es donde se registra la mayor incidencia de la pobreza, independientemente de la región del país que se considere". En el tramo de 6 a 12 años es donde la pobreza es más elevada: llega al 17,3% del total de esa población. En el extremo opuesto, los mayores de 65 años tienen la incidencia menor.

Estamos claros con las cifras, con las tendencias y con la realidad que hace que demasiados uruguayos, y demasiados uruguayos que se juegan ahora su futuro (niños), vivan bajo la línea de pobreza. No hay nada para celebrar y no hay nada para politiquear. El ministro de Desarrollo Social, Martín Lema, calificó a la nueva medición de “baja contundente”. En tanto, el exministro del Frente Amplio. Daniel Olesker, señaló en este análisis que “el PBI en estos tres años creció más de 3%, en cambio la pobreza en lugar de reducirse, como resultado de una mejora de la economía, la pobreza aumentó. Esto, como dije, resulta de un fuerte aumento en 2020 que, aún está lejos de compensarse con los pequeños descensos de 2021 y 2022”.

Ninguna rebaja de ningún gobierno en los últimos al menos 15 años ha sido contundente, y eso no significa negar los esfuerzos a nadie. Tenemos memoria corta, pero si nos vamos a concentrar en cifras recordemos que en 1986 el 46,2% de los uruguayos vivían bajo la línea de pobreza. En 1994 eran un 15,3%, aunque es cierto también que se medía con otra metodología

Las cifras son guías necesarias para monitorear evoluciones, pero están muy lejos de ser fotografías certeras de lo que pasó y pasa. “Cuando medimos la pobreza con el método del ingreso estamos midiendo cuántos hogares tienen ingresos por encima o por debajo de la línea de pobreza, pero no estamos midiendo cuán cerca o cuán lejos están. Entonces, es una cifra que se puede mover bastante con variaciones relativamente chicas de los ingresos”, explicó la economista Alicia Corcoll, de Exante, en el programa En Perspectiva. Su análisis pone en primer plano una dimensión importante, que además -creo- refuerza aquello de que no es hora de celebrar ni de denostar.

El método del ingreso permite hacer comparaciones objetivas temporales o relativas a otros países, “pero es claro que el fenómeno de la pobreza es multidimensional y no solamente monetario”, agregó Corcoll. “Un hogar puede no ser pobre según esta definición de pobreza en base a ingresos, pero igual tener muchas otras carencias que lo dejen en un contexto de exclusión social. Y puede ocurrir también que algún hogar esté algo por debajo de la línea de pobreza pero que otras condicionantes lo dejen en una mejor situación socioeconómica (por ejemplo, un nivel educativo más alto o el propio respaldo familiar)”.

Mientras que seguimos comprometiendo el presente y futuro de los ahora niños y pronto adultos de Uruguay, y mientras que las discusiones por la reforma jubilatoria acaparan la agenda política, tal vez pasa desapercibida una cifra importante: solo al 2% de los mayores de 65 años está bajo la línea de pobreza y este un porcentaje que ha variado poco en los últimos años. Lo cual es para celebrar, o sería para celebrar si lo mismo pasara con otros rangos de edad.

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