Las crisis de la pandemia y la inflación han llevado desde 2020 a la actualidad a unos 165 millones de personas a la pobreza, según el último informe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
De ese impacto acumulado, 75 millones de personas cayeron en la “extrema pobreza”, que según los estandares internacionales corresponde a personas con ingresos menores a los US$ 2,15 dólares por día.
Otros 90 millones cayeron bajo el “umbral de la pobreza”, que corresponde a los que apenas consiguen un ingreso diario de US$ 3,65.
De acuerdo a los datos de esta agencia de las Naciones Unidas, el número total de pobres en la actualidad ronda los 1.100 millones de personas, algo menos de 15% de la humanidad.
El PNUD asegura que estos 165 millones de nuevos pobres en tres años se deben a que en los países donde viven “el servicio de la deuda ha suplantado el gasto en protección social, salud y educación”.
Por tal razón, y para revertir esta tendencia hacia la pauperización, la agencia de Naciones Unidas reclama una "pausa" en los reembolsos de la deuda de los países en desarrollo.
Según otro informe de la ONU publicado el miércoles, unos 3.300 millones de personas, cerca del 40% de la población mundial, viven en países que gastan más en el pago de los intereses de la deuda que en educación o salud.
En los últimos tres años, las tasas de pobreza en los países pobres se han disparado, según una nueva nota de políticas del PNUD titulado “El costo humano de la inacción: pobreza, protección social y servicio de la deuda (2020-2023)”.
Todos los nuevos pobres viven en países de ingresos bajos y medianos bajos.
“El 20 % de los países de bajos ingresos es el que más sufre y sus ingresos en 2023 son aún inferiores a los niveles previos a la pandemia”, precisa el informe.
En respuesta a esta crisis, el PNUD recomienda una protección social adaptativa y una "pausa de la deuda en favor de las personas pobres" para reorientar las sumas gastadas en el pago de la deuda hacia gastos sociales vitales”.
Según Achim Steiner, administrador del PNUD, "los países que han podido invertir en redes de seguridad en los últimos tres años han evitado que un número considerable de personas cayera en la pobreza”.
Por el contrario, en los países muy endeudados, existe una correlación entre los altos niveles de deuda, el gasto social insuficiente y el aumento alarmante de las tasas de pobreza.
En la actualidad, 46 países destinan más del 10 % de su ingreso público general al pago neto por intereses.
“Debido al servicio de la deuda, cada vez es más difícil para algunos países invertir en salud, educación y protección social en beneficio de la población”, señala el informe.
La inacción al no reestructurar la deuda soberana de los países en desarrollo “tiene costos humanos”, añade el PNUD.
“Necesitamos nuevos mecanismos para anticipar y amortiguar los impactos, y hacer que la arquitectura financiera sea útil para las personas más vulnerables”, añadió Steiner.
Durante el último decenio, los pagos del servicio de la deuda en el país promedio de bajos ingresos es de dos a tres veces mayor que en el país promedio de ingresos altos.
En promedio, es probable que los países de ingreso bajo destinen más del doble de fondos al pago neto por intereses que a la asistencia social, y 1,4 veces más que a la asistencia sanitaria. En estos países, el servicio de la deuda representa el 60 % del gasto en educación.
La solución no está fuera del alcance del sistema multilateral, dice el PNUD.
Según los cálculos de la nota de políticas, mitigar la actual escalada de la pobreza y sacar de ese estado a los 165 millones de personas que viven con menos de US$ 3,65 al día costaría poco más de US$ 14.000, equivalente aproximadamente al 0,009 % del Producto Interno Bruto mundial.
Esta cifra es algo menos, en promedio, que el 4 % de los pagos del servicio de la deuda externa pública de los países de ingreso bajo y mediano en 2022.
De acuerdo al PNUD, estos países abonaron el año pasado US$ 113.000 millones, sólo en concepto de pago de intereses.
Según George Gray Molina, economista jefe del PNUD, los países en desarrollo muy endeudados se han quedado sin margen fiscal para seguir financiando su deuda, lo que se traduce en restricciones de la protección social y otros gastos.
En ausencia de un alivio creíble de la deuda, estos países no pueden prestar este apoyo 'temporal y selectivo'" para los pobres de modo de “contrarrestar los efectos de los choques macroeconómicos”.
Según el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, el actual funcionamiento de las instituciones financieras internacionales constituyen un sistema "obsoleto que refleja las dinámicas coloniales de la época en que se creó"
(Con datos de agencias y del PNUD)
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