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27 de marzo de 2020 a las 05:03

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El periodismo siempre cumple un papel esencial en una democracia, pero mucho más en tiempos de crisis sistémica como la que está provocando la pandemia del coronavirus. Es por eso que la Cámara de Diputados está dando un mensaje equivocado a la ciudadanía al haber aprobado el miércoles pasado, por un acuerdo de todos los partidos políticos, que a partir del próximo 1° de abril deja de ejecutar la partida prevista para la adquisición de la prensa editada en Montevideo.

El monto mensual de $ 31 mil para la compra de diarios, semanarios y revistas, era utilizado discrecionalmente por los diputados. Es por eso que la suspensión de  la resolución de la cámara baja de agosto de 1988  –muy sugerente que se haya aprobado tres años después del fin de la dictadura–, y de forma permanente en la próxima ley de presupuesto, es más desafortunada por el sentido subyacente del menoscabo a la relevancia que tiene la información que difunde la prensa, más que por el efecto en la venta en sí de los periódicos impresos.

Los periódicos están haciendo un esfuerzo titánico en estas horas en la cobertura del brote del nuevo coronavirus para estar a la altura que impone una circunstancia aciaga.

En el caso de El Observador, hemos eliminado el muro de pago en toda la cobertura sobre el coronavirus, priorizando con ello el papel del periodismo como un bien público.

Así lo han hecho también la mayoría de los grandes medios del mundo, dejando de monetizar un contenido informativo sobre el que hay una gran demanda por parte del público. Un sondeo de Edelman, una firma estadounidense de consultoría de relaciones públicas y marketing, realizado en Brasil, Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Sudáfrica, Corea del Sur, el Reino Unido y Estados Unidos, entre el viernes 6 y el martes 10, revela que la fuente de información más confiable hoy sobre el coronavirus son las principales organizaciones de noticias.

Los periodistas de El Observador  están cumpliendo una tarea digna de destacar, pese a las complejidades del caso como la del riesgo de contraer la enfermedad debido a las características inherentes a la actividad de recoger información para ponerla a disposición del público.

Nuestros lectores reciben diariamente una variedad de historias sobre la pandemia, y desde diferentes ángulos (sanitario, económico, social y político), de Uruguay y del mundo, que les permite estar muy informados sobre la tragedia que enfrenta toda la humanidad.

Sumado a la importancia del periodismo en períodos de crisis, hay que mencionar su papel relevante en el escrutinio del público, algo imposible que ocurra sin una prensa libre e independiente.

De un periodismo con fortalezas depende de su actuación como un perro guardián, como un vigía de las acciones de los gobernantes.

En un contexto global de calamidad, en que más que nunca se necesita información de calidad, la reacción al unísono de la Cámara de Representantes es que la medida de austeridad más oportuna es dejar de comprar los diarios.

Se podría argumentar que la partida  de prensa se usaba para cualquier cosa. Si es así, implica una desnaturalización muy clara de una norma clara y especifica y demuestra un uso espúreo del dinero público. Si no fuera así, es un pésimo mensaje a la ciudadanía sobre el valor del periodismo. En cualquier caso, algo muy triste.

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