Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo.
Laura García

Laura García

Analista Financiera

Economía y Finanzas > Por Laura García

La pulseada con el dólar: perdió la paridad tras 20 años pero ahora la Fed le juega a favor

En 2008, en la víspera de la crisis, el euro tocó máximos históricos de 1,59 por dólar. La cuesta abajo hasta hoy (1,10) fue de 31%. En 2022, perdió la paridad por primera vez en 20 años hasta tocar un mínimo de 0,95 unidades. En 2024, ayudará una Fed que comenzará a relajar su política monetaria antes que Europa. Pero el bajo crecimiento de la UE puede matar la ventaja del diferencial de tasas.
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14 de enero de 2024 a las 17:16

No hace falta ser un pesimista irrecuperable para reconocer en la trayectoria del euro una debilidad persistente.

Desde que aquel 11 de julio de 2008 la moneda común alcanzó sus máximos históricos de 1,59 por dólar, justo en la víspera del colapso de Wall Street que arrastraría a la economía global, el derrotero fue cuesta abajo.

De hecho, desde entonces hasta hoy, acumula una caída de 31%.

Pero para entender la evolución reciente del euro hay que volver a 2022. Pensar en un mundo que finalmente salía de la cuarentena agobiante de la pandemia y ensayaba un retorno a la normalidad. 

Europa se chocó de frente al poco tiempo con otro factor desestabilizante: la guerra en Ucrania, que alimentó las presiones inflacionarias en todo el mundo. 

Pero obligó a la Unión Europea, y a su banco central, a actuar con particular cautela por varias razones, desde la cercanía a la zona de conflicto hasta la dependencia de los recursos naturales energéticos de los rusos. 

No fue el caso de los Estados Unidos, lo que permitió a la Reserva Federal empezar a moverse mucho antes.

Para el 16 de marzo de 2022 Jerome Powell ya ponía en marcha un ciclo de suba de tasas de interés que actuó como catalizador de un fortalecimiento del dólar. 

Así fue como ese año el euro terminó cayendo, por primera vez en 20 años, varias veces por debajo de la paridad.

Pero su mínimo histórico lo marcó el 28 de septiembre cuando cerró a 0,95 por dólar. Desde ese valor a la actualidad, pudo recuperar casi 16%. 

El 2022 terminaría con una pérdida de 5,85%, que podría haber sido más pronunciada si a mediados de julio Christine Lagarde, al frente del Banco Central Europeo (BCE), no hubiera reaccionado y empezado también a endurecer su política monetaria. 

Así ingresamos al 2023 con un euro a 1,07 por dólar sostenido por un aumento del costo del dinero sumamente agresivo. A lo largo del año, la moneda marcó un máximo de 1,12 y un mínimo de 1,04 para clausurar el año en 1,10, una suba de 3,4%, la primera desde el año 2020. 

Lo cierto es que el avance se vio fogoneado muy sobre el final del 2023 por los comentarios de la Fed.

Aunque no se esperan grandes ganancias para este 2024 -la media de los encuestados por Bloomberg lo ve en 1,12 a fin de año, lo que implica un alza de 1,8%- paradójicamente el mayor soporte a la cotización lo aportará “Jay” Powell, quien todos anticipan comenzará a recortar las tasas antes que la ex jefa del FMI en Europa.

Quién baja las tasas primero

En su última reunión, el presidente de la Fed mantuvo las tasas de interés estables por tercera vez consecutiva y señaló en sus nuevas proyecciones económicas que el endurecimiento histórico de la política monetaria estadounidense de los dos últimos años había llegado a su fin. 

De hecho, casi unánimemente, 17 de las 19 autoridades de la Fed prevén que la tasa de interés oficial será más baja a finales de 2024, con una proyección media de tres cuartos de punto porcentual desde el rango actual de 5.25%-5.50%. Ningún funcionario ve tasas más altas.

Se prevé que la inflación general se sitúe en el 2,8% a fines de 2023 y en el 2,4% a finales del año que viene, a poca distancia del objetivo del 2% de la Fed. 

La tasa de desempleo aumentaría del 3,7% actual al 4,1%, mientras que el crecimiento económico se ralentizaría del 2,6% estimado para este año al 1,4% en 2024.

Lagarde, en tanto, decidió hacer una larga pausa sin fecha de expiración, resignando los plazos en los que alcanzará su objetivo inflacionario pero preservando el nivel de actividad, que ya se adentraba demasiado en terreno recesivo.

Todo hace pensar que las tasas permanecerán por un buen tiempo en el nivel actual. 

Bajo crecimiento limita apreciación 

El diferencial de tasas no es todo lo que importa. El bajo crecimiento de la zona euro y la incertidumbre política ligada a la reintroducción del Pacto de Estabilidad y Crecimiento también son factores determinantes. 

"El euro puede ser la moneda más rehén de las perspectivas económicas: puede recibir ayuda de un BCE que esté menos interesado en la flexibilización que la Fed, pero no puede llegar muy lejos sin una mejora en las perspectivas de crecimiento. El estancamiento no lo llevará muy lejos", comenta un analista.

Según los últimos pronósticos de la Comisión Europea, el crecimiento que se espera para este año en la zona euro es del 0,6%; del 1,2% para el que viene y del 1,6% para el siguiente.

Los estrategas de Goldman Sachs reconocen que el panorama para el dólar empeorará en 2024 pero advierten que la fortaleza y la estabilidad de la economía van a limitar cualquier depreciación de la moneda. 

Otro analista opina: "Para que el dólar se debilite sustancialmente, necesitaríamos ver un repunte significativo del crecimiento mundial y que la Fed cumpliera los 140 puntos básicos de recortes previstos para 2024. Se trata de una tarea ardua: en nuestra opinión, las probabilidades de que este escenario se materialice son escasas".

El argumento se repite. En Société Générale coinciden: "Nuestras previsiones de crecimiento del PIB europeo son menos pesimistas que el consenso del mercado para 2024 (y esperamos que el BCE recorte los tipos mucho más despacio que la Fed), pero para que el euro siga subiendo es necesario que ceda el pesimismo económico”. 

“En pocas palabras -resume-, la divergencia que muestran las previsiones del consenso del mercado sobre el crecimiento del PIB de la zona euro para 2024 va a frenar y limitar la caída del dólar a menos que cambien las tendencias".

Sin debilidad frente a socios comerciales

Pero llamar a esto "debilidad del euro", defiende otro analista, sería un error: "La libra ha perdido más terreno frente al dólar desde 2008, el yen desde 2012. Si medimos la evolución del euro frente a los socios comerciales de la zona del euro, es decir, si nos fijamos en el índice del tipo de cambio efectivo nominal del euro, el panorama es muy distinto.” 

“Desde este punto de vista -añade-, el euro cotizaba en máximos históricos en verano y nunca ha experimentado un período pronunciado de debilidad desde los años cercanos al cambio de milenio. Incluso ha habido una tendencia al alza desde 2015. Durante este tiempo, el euro ha ganado alrededor de un 20% frente a los socios comerciales de Europa" .

Curiosamente, esta fortaleza del euro no se ha producido a expensas de los exportadores: "Al mismo tiempo, la inflación en la zona euro ha sido más baja que en las economías con las que comercia. El tipo de cambio efectivo ajustado por este factor apenas ha variado desde principios de 2015”.

El euro todavía tiene otro round con el dólar. 

 

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