El presidente de la República, Luis Lacalle Pou, viajará el lunes 18 de diciembre a la isla Rey de Jorge en la Antártida donde pasará un día y recorrerá las instalaciones de la Base Científica Antártica Artigas.
"Para nosotros significa mucho la visita de un presidente porque reafirma que la actividad antártica para Uruguay es una política de Estado", dijo el responsable de comunicaciones del Instituto Antártico Uruguayo (IAU), Michael González, a Cromo.
Durante su recorrida por la base, a Lacalle Pou se le hará un briefing sobre las investigaciones que se realizan allí y en el segundo establecimiento: la Estación Científica Antártica Ruperto Elichiribehety (Ecare) en Bahía Esperanza.
Actualmente el IAU desarrolla 16 investigaciones, cuyos trabajos de campo se realizan durante la campaña antártica de verano. La campaña es el período de cuatro meses que generalmente comienza entre fines de noviembre –como este año– y principios de diciembre, y termina a fines de marzo o principios de abril. "Esos son los meses donde la meteorología permite más la actividad de campo", explicó González.
Las investigaciones se encuentran dentro de las áreas de geociencias, ciencias de la vida, ciencias sociales y humanas, y monitoreo ambiental, según un documento con los proyectos científicos del Programa Nacional Antártico 2022-2025 al que accedió Cromo.
Inés Guimaraens
El presidente Luis Lacalle Pou visitará la base antártica el próximo lunes 18 de diciembre
Reconstrucción 3D, nivel del mar e investigación espacial
Dentro de las geociencias, uno de los proyectos busca "poder georreferenciar cualquier objeto geográfico ubicado en la superficie terrestre" y, entre otras cosas, se espera confeccionar "una reconstrucción 3D del entorno de la Base Científica Antártica Artigas", dice el documento.
Otra investigación monitorea el nivel medio del mar (NMM) en Península Fildes, Isla Rey Jorge, con el objetivo principal de "investigar y aportar información fehaciente y concreta de la variabilidad del NMM en un contexto de cambio climático".
Para aportar a la misión ExoMars, que apuesta a "detectar posibles evidencias de vida pasada o presente en Marte y conocer la historia geológica del agua en el planeta rojo", un trabajo en las instalaciones uruguayas en la Antártica "tiene como objetivo principal caracterizar geoquímicamente (biomarcadores, isótopos y minerales) ambientes extremos presentes en la Isla Rey Jorge y utilizarlos en actividades de investigación espacial".
Lucía Di Cioco
Archivo, 2017. Visita a la Base Científica Antártica Artigas, en la isla Rey Jorge de la Antártida
Microplásticos, derretimiento, mapa sonoro
"Desde finales de los 80s, los residuos plásticos han sido identificados como materiales peligrosos y una amenaza para las costas y mares donde tienden a acumularse. Constituyendo el 80% de la basura marina, los desechos plásticos son transportados largas distancias por las corrientes marinas, quedan atrapados en los giros oceánicos, varados en las playas y/o degradados en micro (y nano) plásticos. Esta acumulación de residuos plásticos está empezando a alterar el funcionamiento físico, químico y ecológico de los ecosistemas marinos y costeros de todo el planeta. Si bien esta contaminación es una amenaza global, se sabe muy poco sobre la distribución y las fuentes de plásticos y microplásticos en las regiones polares, incluida la Antártida, que no escapa a esta problemática", dice el documento.
Oregon State University
Los microplásticos cada vez son un problema mayor en océanos
A este tema apunta uno de los proyectos, que hace su trabajo de campo en zonas marino-costeras de la Península Fildes de la Isla Rey Jorge. También por la contaminación de plásticos tiene lugar la investigación "Producción de polímeros a partir de microorganismos antárticos".
Un estudio, además, busca establecer una línea de base para un programa que siga la evolución de contaminantes orgánicos persistentes en la Antártida.
Otro proyecto trata sobre los efectos del derretimiento del Glaciar Collins en el ecosistema costero marino antártico. Existe también una iniciativa de monitoreo temporal de la biodiversidad microbiana en el suelo del continente.
Al ser los virus "un componente crucial y dinámico de los ecosistemas acuáticos", un proyecto "busca monitorear virus específicos de importancia clínica y ambiental dentro del ecosistema antártico a partir del análisis de materia fecal de aves marinas y aguas cercanas a las cámaras sépticas de la Base Científica Antártica Artigas".
Lucía Di Cioco
Archivo, 2017. Visita a la Base Científica Antártica Artigas, en la isla Rey Jorge de la Antártida
Otra investigación abarca el "Aislamiento y caracterización genómica de cepas bacterianas provenientes de Antártida productoras de bacteriocinas y otros antimicrobianos".
Por otro lado, una investigación busca elaborar un mapa sonoro de la Isla Rey Jorge para avanzar en "la utilización del monitoreo del paisaje acústico como un indicador ambiental en la Antártida". Este trabajo también se enfoca "en explorar el potencial efecto del ruido generado por las actividades humanas en las comunidades biológicas locales".
En el área de ciencias sociales y humanas, un proyecto estudia las estrategias de "ocupación humana de la Isla Rey Jorge durante el siglo XIX y primera mitad del siglo XX".
Cetáceos, insectos y pingüinos como centinelas
A propósito de la fauna, un trabajo se centra en los cetáceos: sus patrones de diversidad, distribución, ecología y abundancia en aguas antárticas. "Los datos para este proyecto se obtendrán a partir de avistamientos de cetáceos registrados a bordo de plataformas de oportunidad, es decir, de embarcaciones que navegan en aguas antárticas", explica el programa.
Una investigación apunta a nuevas estrategias para el control de un insecto no nativo –Trichocera maculipennis–, cuya presencia en la Antártida ha sido documentada desde 2013.
Lucía Di Cioco
Pingüinos del género Pygoscelis
Un proyecto utiliza a los pingüinos "como centinelas" del Océano Austral –uno de los océanos "más productivos del mundo"–. La investigación quiere contribuir "al diseño, monitoreo y evaluación de medidas de conservación orientadas a asegurar la explotación sustentable de los recursos marinos vivos en el entorno de la Península Antártica".
Esto se logra través de identificar las área utilizadas por los pingüinos pygoscélidos "durante la época reproductiva y durante el invierno" y así "identificar posibles solapamientos con la actividad pesquera, u otros potenciales conflictos con otras actividades humanas".
Además, ya que los pingüinos son considerados "centinelas del ambiente marino" debido a su condición de "predador tope", "son capaces de reflejar de forma rápida los cambios ambientales en el medio marino".
Es así que otra investigación aprovecha su presencia para conseguir información.
Los cambios en las "tendencias poblacionales de pingüinos del género Pygosceli" reflejan el "rápido calentamiento global observado en la región de la Península Antártica, la mayor variabilidad interanual en la concentración y extensión del hielo marino y la reducción en la abundancia de krill antártico".