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Lambiris, el uruguayo que revoluciona Argentina a 250 kilómetros por hora

En una charla con Referí, el piloto repasó día a día de su histórico triunfo en TC ante 40.000 espectadores, en un deporte que apasiona a los argentinos
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25 de septiembre de 2019 a las 05:04

Hay que estar allí, hay que asistir a una competencia del Turismo Carretera (TC) de Argentina para entender cabalmente qué es lo que significa esta popular categoría del automovilismo.

Ford y Chevrolet son como Boca-River. Dodge y Torino son San Lorenzo-Independiente, por ejemplo.

La comparación con el fútbol es la forma más simple y directa para que el lector pueda entender que el TC es eso, es como el fútbol en Argentina y se vive con tanta pasión, y tiene una gran popularidad. Colas en los accesos a las pistas; autódromos llenos, lo que según su capacidad, oscilian entre 20 mil y 40 mil personas; miles que lo siguen por TV; pilotos que llegan a la categoría de ídolos nacionales; hinchadas que invaden la pista con cánticos, bombos, platillos y trompetas. Nadie se pelea con nadie. Todos disfrutan. Familias enteras acampando en la ruta para entrar temprano y durmiendo dos noches a veces a la intemperie, a veces dentro de un camión o en el mejor de los casos, apretujados en una casa rodante.

Son 80 años de historia y sigue tan campante. Todos los años se recicla, le dan una vuelta de tuerca y sigue marcando su vigencia. Le han puesto duros rivales: el SúperTC2000, antes el TC2000, incluso el Top Race –una versión del TC con perfil yankee- pero ninguna, jamás, le llegó siquiera a los tobillos. Acaso tibiamente puede hacerle algo, apenas una cosquilla, el Turismo Nacional (TN). Pero no compiten, más bien, llenan espacios diferentes.

No hay con qué darle: solo el TC podrá superar al TC. Es única. Indescriptible si no se ve en vivo.

Esta referencia permite interpretar en su total y real dimensión donde está el piloto uruguayo Mauricio Lambiris, quien el domingo ganó en TC.

En ese contexto donde grandes pilotos argentinos, encumbrados, pueden pasar más de un año buscando ganar, un uruguayo que arrancó hace más de 10 años en silencio en ese duro y complejo automovilismo argentino, hoy es más respetado que varios cracks argentinos.

Lambiris logró en un año, dos ejemplares victorias: en la provincia de Santa Fe, Rafaela (2018), y el pasado fin de semana en Paraná, Entre Ríos.

Al igual que en el fútbol, este fin de semana ardió la tribuna de Ford al grito de "¡U-ru-guayo! ¡U-ru-guayo!". Como lo hizo Enzo Francescoli en el Monumental, Sergio "Manteca" Martínez en la Bombonera o Diego Forlán en la Caldera del Diablo.

Paraná se sacudió con 40 mil almas que fueron a la despedida de un gigante del automovilismo argentino: el “Gurí” Omar Martínez, fiel hasta la médula de la marca de sus amores: Ford.

Difícilmente alguien en Uruguay imaginó que el grito de “uruguayo” se pudiera escuchar en otro ámbito que no fuera el del fútbol. Era absolutamente impensado, hasta que el último fin de semana sucedió, lo que de por sí, además de sus éxitos, es histórico.

Con el piloto oriundo de Montevideo radicado en Buenos Aires, Referí repasó paso a paso el fin de semana de gloria en el autódromo de Paraná y lo que dejó este logro.

¿Cómo vivió el fin de semana en Paraná? ¿Cómo fue el sábado, previo al gran triunfo?

Fue muy bueno. Quedé muy feliz de haber podido conseguir la pole, que si bien llega producto del recargo a Mariano Werner porque cambió el motor, lo cierto es que detrás de él estábamos nosotros y ese fue nuestro mérito, en especial, del equipo Gurí Martínez Competición porque trabajaron en el auto para volver a ser competitivos. Pese a tener muy buenos parciales, en el ensayo previo a la clasificación aprovechamos para evaluar otras variables y con esa información optamos para la clasificación por un setup que funcionó muy bien en el auto, y nos permitió quedarnos con la pole y ser los más rápidos del día. Estábamos muy fuertes porque el equipo colocó dos de los tres autos entre los cuatro mejores. Fue ahí que realmente entendí que si estaba bien concentrado, podía tener un gran fin de semana haciendo primero bien la serie preliminar y por cierto, luego, la final. Había rivales muy fuertes incluso mi propio compañero Juan Bautista de Benedictis. Pero me fui a dormir convencido de que por fin podía volver a pelear una carrera. Pero primero había que hacer una gran serie el domingo de mañana. El sábado terminó el día de manera increíble porque vino la barra de Ford al box del Gurí y fue una fiesta. Había sido su última clasificación. Todos nos sacudimos un poco al ritmo de los cánticos. Daban ganas de que eso no se terminara más…Fue su momento, sin dudas, pero lo disfrutamos todos. Divino.

Y el domingo, ¿cómo amaneció?

Dormí bien, y cuando me desperté, me desperté sabiendo que tenía que ganar. Entendí que era la única alternativa que tenía. Con esa mentalidad salí del motorhome rumbo al box. Me di cuenta que era el día, porque tal vez no tendría ninguna otra oportunidad en el resto del año como la que se me presentaba el domingo. Tenía un auto superlativo, estaba motivado y había en Paraná una atmósfera especial, diría, muy especial, pero que a la vez, al menos en mi caso, actuaba como una motivación extra. Eso lo sentí mientras iba a paso firme a verme con el equipo y el auto el domingo de mañana. La gente ya estaba en pleno bullicio. Era como si la fiesta del sábado siguiera de mañana. Hicimos nuestro trabajo en la serie. La ganamos y buscamos imprimirle el mejor ritmo posible para ganar la pole en la final aprovechando la buena situación de la pista y la temperatura reinante. Lo logramos y eso actuó muy bien en lo personal porque me dio la confianza plena de que la carrera final la podía ganar. El auto seguía funcionando de manera óptima. A diferencia del auto anterior, éste, que hizo nuevo el equipo del “Gurí”, hace lo que todo piloto quiere: que el auto haga lo que el piloto quiere. Eso da una confianza enorme a la hora de conducir y especialmente, cuando debemos hacer maniobras extremas de sobrepaso o planificar la carrera. Por eso y cuando la final se me complicó un poco, saber que tenía un auto contundente me dio tranquilidad para saber esperar mi momento. Tuve que aguantar en la largada el ataque de Valentín Aguirre y lo pude contener. Pero a la salida de la neutralización, él llega con más velocidad y se tira bien por fuera para tomar la punta y me gana bien la posición. Entonces impuse mi ritmo, lo presioné, pero esperando más el error de él que forzar una maniobra de sobrepaso salvo que se diera de manera limpia. Quedaba carrera por delante y sabía que mi auto era contundente. Sucedió lo primero. Valentín Aguirre cometió un pequeño error y fue mi oportunidad para volver a la punta. A partir de allí el muy buen ritmo me permitió dominar con diferencia hasta el final para llegar a un triunfo que nos saca un peso de encima para poder pelear el campeonato. Esto lo necesitaba desde hacer rato…

¿Cómo fue el lunes, el día después del triunfo?

El día después me permite ver el futuro con otra perspectiva. Creo que ahora somos serios candidatos a pelear el campeonato. El auto nuevo es una gran herramienta. Apenas es su tercera carrera y desde que lo pusimos en pista ha sido contundente. Es lo que se necesita en esta tremenda categoría para ir en busca de la gran Copa de Oro. Todo puede suceder. Pero siento que ahora podemos decir que somos también candidatos. Hasta la décima fecha no lo éramos…Mirando hacia atrás lo que sucedió este fin de semana en Paraná, sin dudas que lo veo como un fin de semana muy especial. Corrí con una motivación extra como todo el equipo al cual agradezco por todo el trabajo, a los ingenieros y en especial al Gurí Martínez que se retiró del TC y es un lujo haber sido su compañero de equipo en esta fecha. Pero especialmente, por haberme abierto las puertas de su taller. Sin dudas se retira un grande no sólo por todos sus logros, sino por lo que ha generado en el público que sin dudas es lo más importante. Agradecido también a mi familia, amigos y seguidores, a toda la gente de Uruguay y a mis espónsores que hacen posible todo esto. El día después es un disfrute, ha sido un fin de semana con tremenda repercusión pero superado estos lindos momentos, hay que enfocarse en lo que viene para luchar –ahora de igual a igual- por esa ansiada Copa de Oro.

Una recorrida por la vida de Lambiris

Lambiris se inició desde niño en el mundo de la velocidad. Como la inmensa mayoría de los pilotos, sus comienzos fueron en el karting.

A los nueve años ya conseguía destacarse. Pese a vivir con su familia en Buenos Aires, siempre que pudo, vino a competir en Uruguay y fue en Uruguay donde consiguió su primer campeonato al vencer en el Campeonato Mercosur de Karting (1996) en el autódromo de El Pinar.

Sin embargo, guarda un recuerdo amargo respecto al principal escenario “tuerca” del Uruguay. Allí vivió el peor accidente de su carrera deportiva: “Venía para definir la carrera con otro rival y me encerró contra el muro de boxes. Fue un golpe tremendo. Me fracturé la pierna izquierda. Pero ese no fue mi mayor dolor. Me dolió mucho más como actuaron las autoridades”, recordó.

Ese incidente fue, sin quererlo, el detonante para que el piloto uruguayo decidiera definitivamente enfocarse en el automovilismo argentino. En el año 2015 ingresa al Turismo Carretera (TC) tras cumplir todas las etapas previas: Fórmula 1000, TCMouras y TCPista. Estudió y se graduó en Comercio Exterior, actividad que le ocupa la mayor parte del día a día.

¿Cómo es tu día a día?

Como la mayoría de las personas. Me levanto temprano y voy a la oficina a trabajar. Los días de trabajo son muy intensos. Estoy en una empresa de logística y requiere de mucha atención, muchas cosas a resolver en el envío de cargas.

¿Y el gimnasio?

Es clave. Le doy mucha importancia. Voy todos los días y tengo una rutina específica para fortalecer el cuello, muñecas, brazos y en especial, entreno mucho también ejercicios para activar los reflejos. Manejar un auto de TC requiere de un gran estado físico. Por la temperatura dentro del auto y porque al no disponer de dirección hidráulica, el esfuerzo de los brazos es imponente. No tener un buen estado físico es dar hándicap a tus rivales. Se pierden reflejos y lo que es peor, se pierden décimas. Lo otro trascendente es hidratarse bien, siempre, no solo el fin de semana de carreras. Tengo una dieta rica en ese sentido.

¿Por qué siempre utiliza el número 82?

Es un número familiar. Viene por mi abuelo por parte de mi padre. El abuelo lo jugaba siempre a la quiniela, la lotería, era su número favorito y yo sigo la tradición…

¿Se entrena en el auto de carrera?

No, casi nada. Los tiempos han cambiado y para abaratar los costos, los entrenamientos están casi que prohibidos. La manera de estar enchufado es el simulador.

¿No das ventajas en cuanto a que tus rivales compiten en otras categorías?

Hubo un momento en el que tuve que tomar esa decisión: competir en otra categoría para no estar 20 días o más sin manejar. Los principales pilotos de Argentina, diría los top ten, corren en TC pero también lo hacen en otras dos categorías. Asi que tengo que hacer un gran esfuerzo para poder estar en el Turismo Nacional (TN) y al menos tener un fin de semana de carrera más en el mes.

¿Por eso es tan competitivo el automovilismo argentino?

Exacto. Yo diría que los mejores pilotos del mundo en “autos con techo” están en Argentina. No es fácil encontrar otro país donde los 10 o 12 pilotos top compitan tres veces al mes. Tienen un ritmo tremendo. Por eso además, las categorías más relevantes no se montan con sus carreras. Justamente para que los pilotos más renombrados puedan estar en ellas. TC, TN, TopRace o SuperTC2000.

En un TC se orilla –a menudo- los 250 kilómetros por hora ¿Qué es la velocidad para usted?

Es más, algunas veces cerca de los 300, como en Rafaela. La velocidad forma parte de mi pasión. Es la esencia de lo que me gusta: en la pista, ir lo más rápido posible porque es lo que te hace ganar. Y corro para ganar. La alta velocidad, es algo natural. Tal vez tomamos su verdadera dimensión cuando sucede un accidente fuerte. El temor es que por alguna razón, uno quede atravesado en la pista. El golpe lateral del otro auto que viene a esa velocidad con mil kilos de peso, es tremendo.

Paraná, el mojón que marca su carrera

Tras el triunfo en Paraná, en el certamen de Turismo Carretera, Lambiris se ubica en el octavo lugar de la general sumando un total de 296 puntos. La próxima fecha de la categoría será el 13 de octubre en el autódromo de la ciudad de San Nicolás.

Desde el año 2012, momento en el que el piloto uruguayo inició su escalera hacia la categoría más popular (TC) dentro de la organización de la ACTC, siempre estuvo en los playoffs. Es decir, siempre llegó a la definición de los campeonatos, un hecho que ningún piloto argentino ha podido conseguir en el TC sin olvidar que en su año de llegada al TC, fue el primer piloto que como debutante logró entrar en los playoffs.

Pintaba que en 2019 esa notable estadística se echaría a perder. Pero el espectacular fin de semana en Paraná se encargó de poner al uruguayo nuevamente en un sitial de privilegio en esta categoría irrepetible en cualquier parte del mundo. 

Y además, en la era moderna del TC, el único extranjero capaz no solo de derrotar a los argentinos, sino que ya lo hizo dos veces.

El uruguayo aceleró a más de 250 kilómetros por hora dentro de una jaula de caños, en una experiencia tan inédito como disfrutable. ¿Será Lambiris el heredero del gran “Gurí” Martínez como fiel exponente de Ford?

La ficha de Lambiris

Nombre: Mauricio Jorge Lambiris Bonello

Fecha de nacimiento: 3 de marzo 1987

Lugar: Montevideo, Cerrito de la Victoria

Apodo: “Mauri”

Número de la suerte: 82

Estado Civil: soltero

Comida preferida: Panchos de La Pasiva y asado

Fanático de: Ford, la Celeste, Aguada

Tics: mueve siempre una pierna (excepto dentro del auto de carrera)

Debut en TC: 2015

Carreras disputadas: 72

Victorias: 2 (Rafaela 2018 – Paraná 2019)

Podios: 7

Victorias en serie: 7

Poles: 3

 

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