Filial Florida-USA

Las increíbles historias de los uruguayos que acompañaron a Nacional en Estados Unidos

Óscar vive en New York y hacía 18 años, 3 meses y 17 días que no venía a Nacional; Federico reside en Atlanta y trabajó casi 24 horas para pedir libre y ver al bolso

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22 de febrero de 2019 a las 15:55

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"Los hinchas de Nacional están todos locos”, dijo el técnico Eduardo Domínguez -esbozando una sonrisa- cuando un periodista le consultó en conferencia de prensa sobre el recibimiento que tuvo la delegación tricolor en Estados Unidos.

Fue impresionante el movimiento que generó la presencia del equipo en Miami donde hizo escala y en Seattle, donde le ganó 2-0 el miércoles a Sounders. Una fiesta de banderas, bombos y emociones varias en las calles y en los hoteles donde se hospedó el plantel. Muchos de los hinchas nunca más vieron al equipo desde que emigraron.

Óscar Fabián Soria había visto por última vez a Nacional en la final del Campeonato Uruguayo de 2000 durante una estadía de tres meses en Montevideo tras regresar desde Barcelona. Después se radicó en Nueva York y contó los días sin ver al tricolor: “Pasaron 18 años, tres meses y 17 días”, dijo a Referí desde Seattle.

“Para los que viven en Uruguay este partido era simplemente un amistoso, para nosotros es como la Navidad o el nacimiento de un hijo, una fecha que no olvidás más”, confesó Soria, quien es integrante de la filial del club en New York y New Jersey.

Su hijo Santiago no tenía recuerdos de ver a Nacional en vivo. Solo una foto en el estadio con sus padres de antes de cumplir los dos años: “En una cancha uno llega a dar abrazos que nunca se lo dio a una madre. Es el amor por los colores”, indicó.

Soria trabaja en una empresa de plomería y pudo viajar a Seattle, pero el hecho de que el encuentro se jugara entre semana dejó a muchos bolsilludos sin poder verlo, porque además se jugó en la costa oeste, donde hay menos uruguayos que en la costa este.

“Los futbolistas nos recibieron con una sonrisa, se tomaron su tiempo, a pesar del cansancio que tenían por el viaje tan largo” manifestó Soria.

Otro uruguayo viajó durante 16 horas y pasó por dos tormentas de nieve para permanecer dos horas en Seattle y volverse a su casa después del partido.

Y uno de los testigos del triunfo albo en Estados Unidos, se trasladó durante 43 horas en tren desde New Jersey: “Eso se hace por amor. Para nosotros no es un sacrificio, porque uno lo hace porque quiere. Es una fecha puntual en tu vida”, agregó Soria.

También contó la historia de Federico, también hincha de Nacional: “Él vive en Atlanta, donde trabajó casi 24 horas seguidas para pedir libre y viajar a Miami para recibir a los jugadores, pero al ver la movida que había, sacó el pasaje de Miami a Seattle, después se reportó enfermo en el trabajo y el jueves volvió a Miami. Salió de Atlanta por un día y se quedó casi una semana”.

Sandra Patritti, otra uruguaya que vive hace muchos años en Miami, contó que el día que Nacional llegó a esa ciudad la gente comenzó a juntarse desde las 4 de la madrugada en el hotel “con banderas, tambores. Al principio no eramos muchos, pero nos hicimos ver, mucho ruido. Los jugadores fueron bajando de a uno o dos y se armaba el canto, el griterío”.

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Los jugadores los trataron con amabilidad: “Saludaban, se tomaban fotos, firmaban todo lo que les pedían y después se sentaban a esperar a los demás; el mayor relajo de gritos se armó cuando llegaron el Coco Conde y Papelito Fernández”, contó Patritti y agregó que ya tenían programada la despedida en el aeropuerto para la hora 23 de este viernes.

Las cinco filiales de Nacional en Norteamérica (Boston-Massachusetts, Toronto-Canada, Florida-USA, Washington DC y Bolsos New York- New Jersey) le obsequiaron una plaqueta de plata a los dirigentes del club.

El partido frente a Seattle Sounders no cayó en un buen momento para el plantel que está comenzando la actividad oficial, pero era un compromiso adquirido por la directiva anterior y la actual, encabezada por José Decurnex, quiso honrarlo a pesar de que la ganancia para el club no llegó a los US$ 100 mil.

De todas formas, lo que no se puede cuantificar en dinero es el amor y la “locura” de los hinchas tricolores, que nunca más olvidarán de esta semana.

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