Camilo dos Santos

“Las zonas francas se defienden con los hechos”, aseguró el presidente de la Cámara que las agrupa

El presidente de la Cámara de Zonas Francas, Diego Licio, dice que quiere creer que el gobierno respaldará el régimen ante las nuevas disposiciones internacionales que lo amenazan

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06 de mayo de 2022 a las 14:31

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Un acuerdo entre 136 países —entre los que se encuentra Uruguay— impulsado por la OCDE pretende crear un impuesto del 15% a nivel global para las multinacionales cuya facturación supere los US$ 23.000 millones y su rentabilidad sea superior al 10%. Este hito que busca limitar la optimización fiscal de las grandes multinacionales y equilibrar la rivalidad entre países por sus impuestos se lleva por delante los beneficios tributarios que benefician a las zonas francas.

Mientras en el Ministerio de Economía y Finanzas se discute qué estrategia presentará Uruguay, la Cámara de Zonas Francas del Uruguay (Czfuy) pidió al Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (Ceres) un informe sobre la realidad de las zonas francas en Uruguay y el aporte que hacen al país. En este marco, el presidente de la gremial empresarial, Diego Licio, conversó con Café & Negocios acerca de lo importante de este régimen para que Uruguay capte cada vez más inversiones. A continuación, un fragmento de la entrevista.


Según los últimos datos informados por Ceres a raíz del informe solicitado por la Czfuy, por cada dólar exonerado hay un retorno seis veces superior para el país. Partiendo de esta favorable premisa, ¿cómo describe la actualidad de las zonas francas en Uruguay?
El estudio tiene el objetivo de informar. Es un informe técnico, independiente, hecho por Ceres, que es uno de los centros más importantes del país y la idea fue contratarlo para informar mejor al sector público y al privado. Hay gente que no entiende muy bien qué es una zona franca, para qué sirve y por qué se las exonera a ellas y no a otros.

Tratamos de darle un marco a esto que ya tiene más de 30 años en la historia reciente y ha sido sumamente exitoso, entonces es importante que se conozca. 

La resignación de recaudación que hizo el Estado uruguayo (por zonas francas) en los últimos cinco años es de aproximadamente US$ 280 millones anuales y el beneficio que calcula Ceres que le retorna a la economía a través de salarios, insumos y demás es de US$ 1.600 millones, lo que da un retorno de casi seis veces más. 

Para Uruguay es una inversión bastante rentable mantener el sistema de zonas francas lo más vivo posible para que sigue atrayendo inversiones y teniendo ese retorno. 

Además, es una fuente potente para retener y atraer talento. Hay 15 mil puestos de trabajo directos que se emplean dentro de las zonas francas e, indirectamente, otros 14 mil. Estos datos son a 2019, por lo que no contemplan la segunda torre de World Trade Center (WTC) Free Zone ni la segunda torre de Aguada Park ni UPM2.

La inversión que atraen las zonas francas representa el 5,6% de la inversión total que atrae Uruguay anualmente. Con estos nuevas iniciativas, la contribución en los últimos años seguramente muestre un fuerte aumento. A la vez, la contribución al PIB es de aproximadamente 5%, ese porcentaje también se va a incrementar.

El estudio refleja la realidad de este sistema. Hay otros sistemas de atracción de inversiones en Uruguay que son muy buenos y muy necesarios, todos son muy necesarios, porque nuestro país necesita la inversión como oxígeno para que la economía respire y continúe pujante y para solventar el gasto estructural que tiene Uruguay que, por diferentes motivos, es un país caro.

Con la pandemia se hizo una excepción natural para habilitar el teletrabajo en las zonas francas, algo que retrocede con el fin de la emergencia sanitaria, dado que el régimen original hace especial hincapié en la presencialidad de los trabajadores. En este camino, otras zonas francas ofrecen la posibilidad del trabajo remoto, así como lo hacen empresas que están fuera del régimen, lo que puede resultar en una pérdida de competitividad. ¿En qué está este tema?
El tema está latente. Salió la ley de teletrabajo y esta norma estableció que el Poder Ejecutivo iba a regular cómo sería el teletrabajo dentro de las zonas francas.

El Poder Ejecutivo emitió un decreto que regula cómo el resto del territorio nacional, pero todavía no reguló cómo será el teletrabajo dentro de las zonas francas.

Es un desafío importante, sobre todo para los grandes empleadores, con más de 400 o 500 empleados, a los que les cuesta mucho competir por el talento y retenerlo. Para mí lo importante es que el trabajo de las personas esté canalizado a través de una (empresa) usuaria de zona franca que presta servicios y factura a clientes del exterior. Esa es la base de las zonas francas.

Es de esperar que el Poder Ejecutivo ponga algunas limitaciones al teletrabajo, los grandes empleadores están preocupados por ese tema porque puede llegar a afectarles la retención y captación de nuevos talentos e, incluso, la captación de nuevas inversiones hacia Uruguay.
 Hay muchas multinacionales que están esperando a ver qué pasa y según lo que suceda puede que decidan invertir más en Uruguay o en Colombia o en Polonia. Hay 5.500 zonas francas en el mundo y más de 600 en Latinoamérica.

En muchos lugares se está permitiendo el teletrabajo en las zonas francas. Si esa ley nos deja poco flexibles seguramente compitamos con más dificultad.

Es un tema discutible, alguna regla va a salir y es correcto; sería bueno que algunas excepciones se pudieran permitir para grandes empresas que atraen muchísimo trabajo. Es un debate de larga data y tenemos fe en que se va a resolver lo mejor posible. No creo que pase mucho tiempo para que salga la reglamentación.

La OCDE puso bajo la lupa el régimen de zonas francas, ¿están en conversaciones con el Poder Ejecutivo en relación a cuánto se puede llegar a ceder ante los organismos internacionales?
No estamos en conversaciones con el Poder Ejecutivo. Nos consta que el gobierno ha recibido esto de los dos pilares de la OCDE que fue una resolución firmada por 137 países de la OCDE, entre los que se encuentra Uruguay. 

Uruguay tiene que acatar este nuevo marco tributario global. Dentro de este marco hay dos pilares, uno es más para empresas globales de tecnología, con usuarios por todo el mundo, que no afectaría tanto al sector zonas francas en particular, y hay otro que, para hacerlo simple, dice que algunas empresas multinacionales que facturan por encima de determinado umbral muy importante en su casa matriz deben tributar al menos 15% de impuesto a la renta o a las ganancias en cada una de las jurisdicciones en las que estén.

Eso tiene algunas excepciones y es posible deducir algunos gastos cuando es una sustancia crítica relevante dentro del país, que se da en Uruguay y en las zonas francas. Está la posibilidad de que Uruguay establezca una tasa más baja de motu proprio.

¿Podría establecer un impuesto mínimo global menor al que solicita la OCDE?
Sí. Entiendo que Uruguay tiene la potestad de hacerlo, además hay mucho debate y viene muy rápido. Tenemos la expectativa de que al mostrar toda esta información (de las zonas francas) se tome la mejor decisión posible.

El margen de acción como país es limitado por no ser una potencia global ni mucho menos. Debe tenerse en cuenta estas cosas y comparar con lo que aportan otros regímenes que también son muy importantes y necesarios y, después, pararse frente a estos requerimientos del exterior y preguntarse ¿qué conviene hacer como país para seguir atrayendo inversiones?

Durante el evento en el que se presentaba el informe de Ceres se refirió a defender las zonas francas, ¿cómo se ejerce esa defensa?
Con conocimiento de causa y entendiendo lo que aportan cuando vienen requerimientos internos y a veces las discusiones entre públicos y privados. Al brindar esta información, se defiende solo por los hechos y no porque nosotros como Cámara defendamos nada. Lo mismo cuando uno se para frente a organismos internacionales y dice cuál va a ser su estrategia nacional, es importante tener en cuenta esto. Desde nuestra humilde posición informamos al país lo que está a nuestro alcance.

¿Imagina que el gobierno va a respaldar a las zonas francas en este sentido?
Francamente quiero creer que sí. No hay como no defenderlo porque es algo realmente importante para nuestro país. Esperamos lo mejor.
Si se mira al mundo, hay zonas francas en todo el planeta. Hay países mucho más baratos que Uruguay, como China que tiene el 47% de las zonas francas del mundo, India que tiene el 11%, si se suman todos los países asiáticos en vías de desarrollo suman el 80%. 

Si países superbaratos generan zonas francas para ser más competitivos, cómo nosotros, que no somos una potencia, no somos baratos, no tenemos grandes vías logísticas o son un poco más remotas que las de otros países, no tenemos riquezas naturales más allá del talento de nuestra gente, no vamos a hacerlo. ¿Cómo nosotros no vamos a aprovechar este tipo de regímenes? Es una política de Estado.

Son polos para atraer conocimiento —que es el valor más importante de la economía actual— y también de retención del talento. Como se ve en el informe, el 56% de la gente que trabaja en zona franca tiene educación terciaria, quizá muchos de ellos estarían fuera del país si no existiera esta oportunidad.

Son empresas de alto valor agregado y reafirman que se puede, desde Uruguay, competir a nivel global si bajamos los costos y hacemos eficientes a las empresas. Ese es el concepto básico para mí. 

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