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Líbano: protestas sociales y una economía en crisis

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18 de noviembre de 2019 a las 16:10

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Las protestas sociales se suceden en Líbano, al  punto que a fines del mes pasado el Primer Ministro Saad al-Hariri presentó renuncia a su cargo. Aunque en su origen ellas fueron en rechazo a un impuesto sobre las llamadas a través de Whatsapp, ahora tienen un alcance mucho más general. La economía ha funcionado tradicionalmente en base a un ingreso importante de depósitos de los libaneses que residen en el exterior, que ha servido para financiar el cumplimiento regular de la deuda pública. Pero en el pasado mes de mayo la inestabilidad social determinado el cese de ese ingreso de recursos por primera vez en una década. Las cuentas públicas están en problemas. El servicio de la deuda, los sueldos públicos y el subsidio a favor de la empresa pública de electricidad desde hace tiempo superan a los ingresos por impuestos.  


Como consecuencia, el déficit fiscal de este año se estima en 8,3 % del PIB. El gobierno saliente intentó una solución para este desequilibrio a través de un aumento de los impuestos, que ahora ha quedado en suspenso.


Las reservas del banco central han bajado 17% desde su máximo de dos años atrás. En lo que va de este año, la pérdida de la cotización de la deuda pública de Líbano ha sido del 18%, solo superada por las de Venezuela y Argentina. Las protestas provocaron un retiro de depósitos en dólares de unos US$ 2.000 millones. Los bancos estuvieron cerrados una semana y después de su reapertura han impuesto algunas restricciones sobre las transferencias y retiro de depósitos en dólares. Hace poco Fitch rebajó la calificación de la deuda pública en razón de la creciente posibilidad de una reestructura de la deuda externa o de una declaración de default. La agencia considera que la política cambiaria y la perspectiva macroeconómica están amenazadas por la inestabilidad social y política. 

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