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Lo que se sabe de Pepe, el cuidacoches que un grupo de personas mató a golpes
Silvia Ubalde volvió el sábado sobre la hora 21 a su fábrica de pastas La Plaza, en la plaza Constitución de Pando, porque había dejado el aire acondicionado prendido. Javier Falcón, conocido como Pepe y cuidacoches de la zona, estaba sentado en la puerta de su comercio. "¿Todo bien?", preguntó ella. "Sí, mientras yo esté acá nadie va a tocar la fábrica. Van a tener que matarme para robar". Esa fue la última conversación que tuvieron. Pocas horas más tarde, Pepe fue linchado por al menos diez personas.
Pepe tenía 39 años. Su zona de trabajo era la calle Ituzaingó y custodiaba la plaza y los comercios de la manzana. Desde los cinco años cuidaba autos y la vida lo llevó a dormir en numerosas ocasiones en la calle.
Alrededor de las cuatro de la mañana del domingo fue encontrado muerto al lado de un contenedor en el cruce de Wilson Ferreira Aldunate y Zorrilla de San Martín. Lo habían atacado con cuchillos y golpeado con piedras y baldosas. No se llevaron nada.
Un testigo que denunció el hecho dijo haber visto a un grupo de diez personas que lo increpaban esa noche en la plaza. Pepe salió corriendo, pero una cuadra más adelante lo alcanzaron. El asesinato, además, quedó registrado por cámaras de seguridad y los videos fueron enviados a la fiscal del caso, Gabriela Yanieri.
Hasta la tarde de este lunes no había ningún detenido, aunque –de acuerdo a la policía– los victimarios estaban identificados.
La dueña de la fábrica de pastas lo recuerda como una persona solidaria y respetuosa, que no discutía con nadie. "A veces venían a sacarle el lugar en la cuadra, pero él bajaba la cabeza y seguía en lo suyo. No era una persona problemática", aseguró. Almorzaba todos los días en esa fábrica de pastas; ella se sentía segura cada vez que él andaba por la zona.
Una vida difícil
Pepe tenía problemas con las drogas. Habitualmente fumaba marihuana y consumía pasta base. "Siempre que nos peleábamos se iba a la plaza y a las dos semanas volvía, pero acá (en su casa) tiene todas sus cosas, su ropa", contó su pareja.
Si bien comenzó con el hábito de consumir sustancias cuando era muy chico, el problema se agudizó tras la muerte de su madre, dijo Montaño.
Sin embargo, Pepe se daba cuenta de su adicción y, según Ubalde, cuando consumía se apartaba de la gente. "Me decía que estaba volado, que no le hablaran", relató.
Era el sexto de siete hermanos, había terminado la escuela y además de cuidar autos hacía changas en la construcción o arreglaba algún pool de boliches de la zona, ya que conocía lo suficiente para hacer ese tipo de reparaciones, contó su pareja.
"Tierra de nadie"
Los vecinos de la zona están "muy indignados" con lo que pasó, contó Ubalde a El Observador, porque a Pepe lo quería "todo el mundo".
El Café Apud, que queda en una de las esquinas de la plaza, también sobre la calle Ituzaingó, relataron que a veces iba a pedir agua y que el trato que tenía era respetuoso.
"Algo defendió él. No me puedo explicar por qué (lo mataron) con tanta saña", dijo a El Observador Fanny Montaño, pareja de Pepe. Estaban juntos desde hace 12 años, aunque hace una semana él se había ido de la casa después de una discusión y estaba durmiendo a la intemperie, en las inmediaciones de la plaza.
Montaño cree que pudo haber defendido un intento de robo de alguna moto o a alguien que le estuvieran pegando. Con esa hipótesis que coincidió Ubalde.
Algunos comerciantes sostienen que los fines de semana la plaza Constitución es "tierra de nadie". Por eso, este lunes uno de ellos fue a la seccional de Pando para reclamar más policía que custodien la zona.
El encargado de otro comercio cercano –que prefirió no ser identificado– dijo que en las noches suelen juntarse personas en moto que se enfrentan y muchas veces terminan en violencia física.
