El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), expresó su condena contra la nueva ley que criminaliza la migración irregular en Texas. El paquete de medidas anunciadas por el gobernador republicano Greg Abbott esta semana permite a las autoridades preguntar a cualquier persona sobre su situación migratoria en cualquier parte del Estado y abre la puerta a que quien no pueda demostrar que tiene papeles sea detenido o expulsado del país.
El mandatario mexicano rechazó esa legislación, la más dura que se ha aprobado en décadas en Estados Unidos y prevista a entrar en vigor a partir de marzo próximo. “Nosotros vamos a estar siempre en contra de estas medidas”, señaló el mandatario en su conferencia de prensa.
La polémica ley estatal califica como un delito “la entrada ilegal” a territorio estadounidense y fija penas de cárcel o deportaciones exprés. El gobernador Abbott anunció en la ciudad fronteriza de Brownsville que Texas empezará a financiar un nuevo muro con México y aumentará las penas contra las redes de tráfico de personas, al aumentar el castigo mínimo de dos a diez años de cárcel contra los coyotes o traficantes.
“Texas es el primero y único Estado en la historia de nuestro país en construir su propio muro fronterizo”, dijo el gobernador republicano antes de firmar el decreto.
AMLO fue contundente: “Quiero decirle a nuestros paisanos y a los migrantes que vamos a estarlos defendiendo, que el gobernador de Texas actúa de esa forma porque quiere ser candidato a vicepresidente”.
El presidente dijo que la Secretaría de Relaciones Exteriores ya trabaja en la respuesta formal de México y en una estrategia jurídica para evitar que entre en vigor.
Las campañas de cara a las elecciones de 2024 en Estados Unidos implican un aumento de los ataques a las autoridades mexicanas y los discursos de mano dura contra la migración por parte de precandidatos republicanos, especialmente de Donald Trump.
Es el punto débil, según los estudios de opinión pública, de Joe Biden. “Va a perder”, dijo Abbott al referirse a Biden y centra sus esfuerzos en catapultarse a la candidatura junto a Trump.
El gobernador instaló este año un “muro flotante” en el río Bravo, con boyas, cuchillas y dispositivos diseñados para hundir a quienes pretendan cruzar a nado a territorio estadounidense.
El Gobierno de Biden ganó la batalla legal contra Abbott con el argumento de que las autoridades estatales de Texas carecen de facultades para adoptar tales medidas y una corte ordenó que las boyas fueran retiradas, en un fallo que fue ratificado por un tribunal de apelaciones a principios de diciembre.
López Obrador perfiló un argumento similar para el caso de la nueva ley antiinmigración. “Siempre vamos a estar en contra de estas medidas” porque los controles fronterizos son facultades de la Casa Blanca. “Está usurpando funciones”, dijo AMLO.
El apoyo de Biden, que también busca la reelección en 2024, será clave para impugnar las medidas de Abbott. Sin embargo, para mantener al electorado, Biden quiere endurecer su política migratoria y contrarrestar las críticas de sectores conservadores y aumentar sus posibilidades de mantenerse en el poder.
Abbott asegura que la política de “puertas abiertas” de la actual Administración ha provocado un caos en los Estados fronterizos y defiende el combate a la migración como una medida de último recurso. En Arizona, por ejemplo, militarizaron su frontera en los últimos días para contener los flujos migratorios, a pesar de tener un gobernador demócrata.
El presidente mexicano dijo que al gobernador texano “se le olvida que Texas era de México” y que “hay más de 40 millones de mexicanos en Estados Unidos”. Cuatro de cada diez habitantes del Estado son hispanos, según datos oficiales.
“No le va a funcionar”, vaticinó el mandatario mexicano, en el último episodio de una saga de enfrentamientos que se han prolongado durante meses con los sectores más conservadores del Partido Republicano. México también elegirá a un nuevo presidente el próximo año.
Sin embargo, esta semana, Abbott suspendió en dos puertos fronterizos de Texas la entrada de trenes que cruzan los límites entre ambos países y eso desató las tensiones diplomáticas. El gobernador texano apoya a Donald Trump, a quien le gustaría acompañar en la fórmula presidencial.
El ex presidente aseguró en un acto el pasado fin de semana que los inmigrantes “están envenenando la sangre de nuestro país”.
(Con información de agencias)
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