Camilo dos Santos

Los Acevedo, una familia de campeones

Luis con Peñarol y Nicolás con Liverpool, han tenido un muy buen 2019; el aurinegro obtuvo Apertura –siendo goleador del equipo–, mientras su hermano, debutó en la selección sub 20, y logró el Intermedio

Tiempo de lectura: -'

29 de septiembre de 2019 a las 05:04

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 3 45 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 3 45 / mes

Ramón, el perro salchicha que es local en la casa de Luis, escucha que llegan Nicolás y Referí y como todo cachorro, ladra y ladra, pero de contento.

Son tres los hermanos Acevedo que se dedicaron al fútbol y todos fueron campeones. Luis, el mayor, de 22 años, obtuvo este año el Apertura con Peñarol. Nicolás, de 20, ganó el Intermedio  con Liverpool hace tres semanas. En medio de ellos, también está Matías, de 21, quien jugaba con ellos y debido a una artritis reumatoide, debió abandonar. “Fue complicado ver que no se podía mover. El médico le dijo que no iba a poder jugar más. Lo vimos en cama mucho tiempo, en silla de ruedas. La enfermedad le comió el hueso de la cadera y lo dejó rengo. Pero hoy está bien y se mezcla con sus amigos en el fútbol 5”, cuenta Luis. Matías entonces es campeón de la vida.

Es un caso atípico en el fútbol uruguayo, ya que no es usual que dos hermanos sean campeones el mismo año con distintos equipos y de diferentes torneos.

Tanto Luis como Nicolás se iniciaron en el fútbol en AUFI de Liverpool. Después de un tiempo,  ya en la Preséptima del club, el actual delantero de Peñarol vio que lo colocaban de lateral derecho y se fue a Cerro en donde le respetaron el puesto.

Nicolás ha crecido exponencialmente. Ya dejó de ser aquel número “9” que metía muchos goles de niño e incluso en la Preséptima negriazul. Usaba una vincha y tenía el pelo medio rubio y por Diego Forlán, los compañeros le decían “Cachavacha”. De allí es que hoy todos lo conocen por Cacha.

“No sé de dónde sacó la técnica que tiene. Solo corría y hacía goles”, bromea Luis con su hermano sentado al lado.

Hizo toda su carrera en Liverpool y fue campeón uruguayo en Sexta, ganó el Apertura en sub 16 y en Tercera obtuvo el Clausura y el Uruguayo, antes de este Intermedio reciente.

Miguel, su padre, los llevaba a los tres en bicicleta desde la zona del Hipódromo –por donde vivían–, hasta el Prado. Seis kilómetros de ida y seis de vuelta, porque esperaba que terminaran de entrenar.

“No sé ni cómo nos sentábamos los cuatro en esa bici. Vos creo que ibas en el caño del medio, ¿no?”, le pregunta a Nicolás que no recuerda porque eran chicos.

De lo que sí se acuerda Luis es que a veces se quedaban sin frenos y “poníamos el pie para frenarla”.

Camilo dos Santos

La carrera de Nicolás cambió en pocos días. “La semana anterior a debutar en Primera, yo jugaba de zaguero y bajé a jugar con la Cuarta división. El Papa Pezzolano me llamó y me puso en el equipo de Primera, pero de volante tapón. Yo jugaba de lo que me pusiera, je. Jugué cuatro partidos porque terminaba el torneo, y en el último me fueron a ver de la selección sub 20: Fabián Coito, Gustavo Ferreyra y Pablo Alonso. Así me llamaron por primera vez y jugué el Sudamericano de Chile de enero pasado”, dice.

En un mes pasó de la Cuarta a jugar en la selección. “Por algo siempre te dicen que hay que trabajar y tener paciencia”, agrega.

Los dos llegaban de entrenar con sus clubes –que justamente se iban a enfrentar este domingo antes de que la AUF decidiera suspender la actividad por el fallecimiento del juvenil de Boston River, Agustín Martínez– luego de una mañana muy calurosa. Sin embargo, por más que tenían la tarde libre, se iban a encontrar, como todos los días, en un gimnasio para seguir ejercitándose.

El actual DT de la selección sub 15, Diego Demarco, lo tuvo en Liverpool y le puso “Indígena”.

“Es que yo era medio kamikaze. Me tiraba a los pies con todo, sin medir consecuencias. A veces, tras las prácticas nos daba alfajores. Un día me dio varios y me dijo: ‘Indígena, llevá para la tribu’”.

El origen muy humilde

La familia de los Acevedo era de origen humilde y por eso, hubo oportunidades en la que Luis se puso el overol para ayudar a su padre.

Por más que el fútbol era su vida, había alguna vez que se daba cuenta que Miguel –quien trabajaba de albañil– necesitaba una mano para no pagarle a un ayudante.

Entonces Luis lo ayudaba poniendo baldosas o pintando rejas. “Era un dinero que se quedaba en la familia, así mi padre no tenía que contratar a otro que trabajara con él”, explica.

“Pero mirá que hubo veces que las pasamos bravas, ¿eh? Íbamos a la panadería del barrio o a la pizzería para ver si había sobrado algo para que comiéramos todos”.

Camilo dos Santos

Cuando se dedicaba exclusivamente al fútbol, su día era muy ajetreado. Vivían con su madre Stella en la Ciudad Vieja. De allí se tomaba un ómnibus hasta el liceo 13 por el Hipódromo de Maroñas. Luego iba a entrenar a Santa Catalina con Cerro y almorzaba en el propio ómnibus lo que Stella le había preparado en una viandita. Cuando volvía a la casa, estaba muerto de cansancio.

Pasaba algo similar con Nicolás quien la vianda la abría en la sede de Liverpool.

Cuando Luis estaba en el segundo año de Tercera división en Cerro, se dio cuenta que era su última oportunidad de trascender en el fútbol.

“Empecé a buscar trabajo por fuera del fútbol. Mandé currículums a varios lugares, incluso tuve algunas entrevistas. Pero finalmente, me enfoqué en lo mío y fui el goleador de Tercera con 27 goles”, dice.

Recuerda que su hermano “se aburrió de hacer goles”, cuando jugaba como delantero. Incluso en las juveniles negriazules hizo unos cuántos.

En el Sudamericano sub 20 pasado con la selección, también convirtió.

“Una vez hice cinco goles en un partido, pero increíblemente no me acuerdo contra quién jugábamos”, cuenta Nicolás a las carcajadas por el olvido.

El que se le ha negado hasta ahora es el gol en la Primera de Liverpool.

“¿Mirá si lo hago el partido que viene que justo es contra Peñarol?”, le dice medio en broma, medio en serio a su hermano.

Luis cuenta que estudió hasta Quinto Biológico y le quedan tres materias. Las quiere dar y cursar Sexto. “Entrenaba y estudiaba de 16 a 20 y a veces me dormía de tan cansado que estaba. Hace poco estuvo a punto de retomar los estudios y no lo hice, pero es la idea.  Quiero terminar el liceo”.

Diego Battiste

Nicolás, por su parte, cuenta que tiene ciclo básico aprobado.

Entonces define cómo es Luis como futbolista: “Es un goleador. Siempre está donde está la pelota, no sé cómo hace. Es un jugador rápido con técnica”.

¿Y que opina Luis de su hermano? “Es un ‘5’ completo. Tiene marca, técnica, buena lectura del juego. Encontró su puesto en la cancha”, sostiene.

Hubo técnicos que los marcaron a ambos por lo que les enseñaron en sus carreras.

Por el lado del jugador de Liverpool, recuerda a William Lemus.

“Era un muy buen entrenador, le llegaba al jugador. Fuimos campeones uruguayos con él en Sexta y también lo tuve en sub 16. Es el mismo que le encontró el puesto a (Diego) Godín. Cuando él había llegado a Cerro jugaba de volante por afuera y William lo colocó de zaguero. No salió más”.

En tanto, Luis nombra a Miguel Da Luz a quien tuvo cuando era muy niño.

“Yo jugaba con cinco años y venía él (señala a Nicolás) y no quería jugar con nosotros que éramos más grandes. Él tenía solo tres años. Un día, Miguel lo metió a la cancha a jugar una práctica con nosotros y dejó de llorar”, añade.

A su vez, Nicolás también tiene un buen recuerdo de Gabriel Oroza en Liverpool. Un día lo vio llegar con algún kilito de más y le consiguió una nutricionista.

“A partir de allí cambió mucho mi carrera. Desde ese momento noté que mejoraba en la cancha y nunca más la abandoné”, explica el volante negriazul.

Cuando se reanude el fútbol, justo se deberán enfrentar los equipos en los que juegan los hermanos.

“Este es un partido muy bueno para poder volver al triunfo. A ellos les da otra motivación jugar contra un grande. Te digo porque a mí me pasaba cuando estuve en Cerro y jugué en el Campeón del Siglo. Entraba con todo”, sostiene Luis.

Y agrega: “Acá en Peñarol siempre tenés la obligación de ganar. El otro día se empató un partido y mirá todo lo que se habló”.

Camilo dos Santos

Nicolás cuenta su versión de este enfrentamiento ante los manyas. “Es un lindo encuentro para arrancar a ganar. Sabemos que luego del título del Intermedio no venimos jugando bien, pero enfrentar a un grande te da otra motivación”.

Si bien no se sabe si Luis tendrá minutos en Peñarol, ya que no ha sucedido en los últimos encuentros, en caso de enfrentarse, dijo que “Nicolás me debe una. Nos enfrentamos una vez en Tercera, cuando yo jugaba en Cerro. Me fue a marcar, se la tiré larga y me aterrizó”, dice sonriendo. Y la contestación de su hermano no se hizo esperar: “Es que en esa época yo era zaguero y si se me iba, seguro terminaba en gol”.

El conseguido este año, es el primer título de ambos. “Era lo que quería. Mi primer campeonato. Llegué en febrero y ya en mayo fui campeón y terminé como goleador de Peñarol en el Apertura. Fue una gran alegría”, cuenta Luis.

Su hermano habla del Intermedio: “Me dio mucha felicidad porque gané el título con el club que me dio todo, que me formó como jugador y persona. Es algo impagable y entramos en la historia de la institución”.

 Luis vive con Giuliana a quien conoce desde niño, pero hace cuatro años que están juntos. Nicolás está en pareja con Sasha, a la que también conoce desde niño.

Los dos viven un presente feliz en un año con títulos. Ramón, el perro, ya no ladra. Se acostumbró a la charla de los campeones. 

 

CONTENIDO EXCLUSIVO Member

Esta nota es exclusiva para suscriptores.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

¿Ya sos suscriptor?
iniciá sesión aquí

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

Registrate gratis y seguí navegando.