Diego Battiste

Los emprendedores que eligieron ser expertos en robles y nogales y se fortalecen en cada crisis

Tras experiencias con tomates y perros, el éxito llegó con el vivero y entre dos crisis avanzaron de 200 plantines al año a más de 50.000

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24 de mayo de 2021 a las 11:00

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El vivero Imperio Verde, que hoy produce más de 50 mil plantines de roble y nogal por año, se creó hace unas dos décadas teniendo como base una experiencia inicial de solo 200 plantas anuales, por parte de un matrimonio de emprendedores cuyas experiencias previas eran en gestiones que nada tenían que ver con  árboles: producción de tomates americanos, crianza de perros y estudios de horticultura y arquitectura.

A mediados de la década de 1990 Ana Laura Sastre desarrolló estudios de arquitectura y Luis López egresó de la Escuela Agrícola Jackson como perito agropecuario; su tesis final consideró la alternancia de morrón y tomate.

Antes del cambio de siglo, en un predio de la familia de Luis, de una hectárea y media y en el norte de Carrasco, él participó en una producción de tomates americanos caracterizada por ser temprana, constituyendo el de esa zona y en la región hortícola sur del país el primer aporte de esos tomates al mercado, previo incluso a las tradicionales fiestas de fin año.

El conocimiento de Luis y Ana Laura se produjo en otro ámbito que siempre les apasionó y fue la primera experiencia conjunta, la cría de perros de la raza nacional autóctona, el Cimarrón Uruguayo, registrando ambos el criadero Refugio de Cimarrones en el Kennel Club Uruguayo en el año 1996.

Ya en 2001 crearon el vivero Imperio Verde y la primera experiencia fue aquella producción de 200 plantines de roble; hoy dan vida a unos 30 mil al año, más unos 25 mil nogales, lo que permite cubrir una demanda equivalente a montes en 200 hectáreas cada año para cada especie.

Por qué no pino o eucaliptus

En su momento tuvieron que tomar decisiones clave. Por un lado, seleccionar un rubro que en un espacio pequeño permitiera desarrollar un emprendimiento eficiente en lo productivo y en lo comercial. Por otro, trabajar con especies exóticas alternativas al eucaliptus y al pino, en lo que trabajan empresas nacionales y multinacionales con recursos notoriamente mayores y con las cuales iba a ser muy complicado ser competitivos.

Si bien al inicio produjeron robles, pino marítimo, palmeras, acacias y cipreses, por ejemplo, luego les fue tan bien con el roble que tomaron otra decisión vital: especializarse en robles.

Luego de algunos años, en 2015 y de un modo fortuito, terminaron sumando al nogal. Un cliente desde Rocha les encargó 700 nogales para plantar unas seis o hectáreas. Era un cliente importante, que ya les había adquirido muchos robles, pero por esas cosas que pasan no pudo retirar los nogales, que quedaron en venta abierta y para sorpresa de los viveristas tuvieron fuerte demanda: se vendió todo, siguieron los pedidos y así es que hoy hay dos nichos: robles y nogales.

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La calidad de la semilla, certificada e importada, es de alto valor.

Algunas anécdotas

Luis y Ana Laura recordaron luego que hace pocos años los llamó desde Artigas el administrador de una empresaria, extranjera, que había visto notas en el suplemento de Agro de El Observador sobre la producción de Imperio Verde, interesada en que los viveristas viajaran a esa ciudad para asesorarla. Eso hicieron y todo terminó en que esa señora, luego de una paciente búsqueda, invirtió en un campo con características ideales para instalar hace ya dos años un gran monte de nogales, sobre 42 hectáreas. Todo se desarrolló de muy buen modo y el monte está en pleno crecimiento. Otro caso que recuerdan es el de un inversor de Rivera que tardó 10 años en decidir venir a una Expo Prado y de paso conocer el vivero, que así probó con una primera compra y lleva ya varias realizadas, con muchas hectáreas ya capitalizadas con robles.

En determinado momento de la charla los productores, quienes tienen dos hijos que nacieron como quien dice en el vivero (Luis Ignacio de 11 años y Nicole de 6), señalaron que tienen en mente explorar en la producción de un par de especies, de modo que cuando llegue el momento del recambio generacional y sus hijos puedan trabajar haya alternativas. De momento son pequeños, están en la escuela, pero les encantar acompañar a sus padres en el vivero y uno de sus paseos preferidos es a los montes nativos.

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El vivero se especializa en especies exóticas.

A propósito, el vivero posee media hectárea de cultivos en estructuras protegidas, con sistema de riego, en una zona del predio especialmente seleccionada de modo que los plantines tengan el resguardo óptimo.

La semilla es 100% adquirida a un importador, buscando una mejora genética constante, es semilla certificada y con base en árboles madre con al menos 50 años, algo de alta trascendencia.

Los robles se entregan cuando tienen un año y los nogales cuando tienen dos, en macetas y con una altura de 0,50 cms a un metro. Se brinda el servicio de instalación del monte, con cuadrillas especializadas y como la falla de los plantines en el campo es muy baja (como mucho 3%), este vivero garantiza una reposición mayor, de hasta 10%. Y se entrega al cliente una carpeta con un paquete de medidas de manejo.

Si bien son especies exóticas, Luis y Ana Laura destacaron que tanto el roble como el nogal están totalmente adaptados, tanto en lo climático como en el tema suelo, algo que tiene su explicación en que son especies que se han desarrollado de muy buen modo en condiciones mucho más exigentes en otras zonas del mundo.

Sobre el perfil de los clientes, dijeron que es muy variado, pero la gran mayoría –un 70%– son extranjeros que poseen campos en el país, que conocen las virtudes de ambas especies y que, dada la tecnología actual, pueden realizar consultas desde el exterior, ellos o a través de sus administradores, y canalizar las inversiones sin trasladarse, algo clave en tiempos de emergencia sanitaria por la pandemia de covid-19. También hay productores locales de gran porte y otros de escala media o chica, con granjeros, tamberos y empresarios dedicados al agroturismo que han instalado montes de modo de tener a futuro una suerte de “aguinaldo o caja de ahorro”.

Finalmente, admitieron que era cierto lo que una persona les dijo sobre el valor de perseverar para llevar adelante el vivero con éxito a inicios de este siglo, en medio de una severa crisis económica, como la están teniendo cuando la crisis deriva de una emergencia sanitaria: en ambos casos se enfrentaron dificultades sin bajar los brazos y eso los fortaleció, encontrando en un momento adverso una oportunidad.

En ese marco, hay un nuevo desafío: ubicar un predio, en un sitio del país que sea estratégico, para realizar una plantación propia y allí instalar lo que se puede denominar “un vivero escuela”.

 

Cifras destacadas

US$ 2.000 por hectárea, se estima, es la inversión para instalar un monte con robles o nogales.
300 robles es la densidad aconsejada por hectárea.
100 nogales es la densidad aconsejada por hectárea

 

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Las especies, exóticas, están totalmente adaptadas a Uruguay.

Por qué robles y nogales 

El roble aporta una de las maderas más buscadas en todo el mundo, de muy alto valor y con múltiples usos, por ejemplo en embarcaciones, vinicultura y muebles, pero también fruta (la bellota), trufas y el hongo shiitake.

El nogal también aporta al inversor una madera excelente y de alto valor, además de la fruta, la nuez, de altísimo valor nutricional y considerada la princesa de las frutas secas.

Ambas especies conforman montes que enriquecen paisajísticamente al predio y permiten un óptimo silvopastoreo, tanto de ovinos como vacunos, pudiéndose instalar pasturas entre las líneas de árboles para que el ganado se beneficie no solo de la sombra y el abrigo.

Otra ventaja es que se trata de especies muy longevas, con registros de montes de robles con cientos de años y en el caso del nogal con producción en al menos 150 años, por lo que las inversiones iniciales las aprovechan no menos de tres generaciones.

Si el aprovechamiento es el maderero, el corte del roble se puede hacer desde los 14 años, y el nogal da frutos desde los siete años.

Fuente: fb.com/imperioverde2000

Diego Battiste
Ana Laura Sastre y Luis López con sus hijos, Luis Ignacio y Nicole.

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