Leonardo Carreño

Manini vio la roja con los ojos abiertos

Vázquez contó el número de incidencias y ejecutó una decisión tomada: destituir al jefe del Ejército

Tiempo de lectura: -'

12 de marzo de 2019 a las 16:37

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 3 45 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 3 45 / mes

Hay dos expulsiones que particularmente calientan al hincha: la que se da de forma tonta –como consecuencia de una protesta o una falta innecesaria– o la que resulta evidente –cuando un jugador pega tanto desde el primer minuto que es fácil anticipar el desenlace –. La hinchada no se molesta, sin embargo, cuando de forma estratégica un jugador comete una acción ilícita para que le saquen una tarjeta amarilla que lo hará perderse el próximo partido pero en contrapartida quedará con su legajo limpio.

El simpatizante define cualquiera de estos tres casos con una misma fórmula: se hizo sacar la tarjeta. Cuál de las variantes de esta tipología se ajusta más a la roja que el presidente Tabaré Vázquez le mostró al excomandante en jefe del Ejército, Guido Manini Ríos, este martes en Suárez y Reyes y cuánto ello tiene que ver con su naciente actividad política es una cuestión que solo el militar lo sabe.

Que Manini Ríos hacía méritos para una segunda tarjeta amarilla, que la tribuna frenteamplista pedía, es difícil de negar. Su perfil político fue creciendo conforme al lugar de liderazgo que asumió en el Ejército y dijo e hizo lo suficiente como para diferenciarse con amplitud de sus antecesores.  Ya sea violando una norma (como opinar sobre un proyecto de ley que estaba a discusión en el Parlamento) o con acciones que levantaban la polvareda (misas del Ejército, críticas solapadas para legisladores oficialistas y ministros, tuits polémicos, fotos con el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro o asados con diputados de la oposición), Manini empezó a caminar por la cuerda floja. Hasta que pegó el patadón final: cuestionó a la Justicia por su actuación en los casos de Derechos Humanos y pidió que el Poder Ejecutivo homologara un Tribunal de Honor que exoneraba a determinados militares de responsabilidad.

Camilo Dos Santos

¿Pero Manini Ríos quería ser expulsado? ¿Y quería que eso sucediera este martes? Desde hace varios meses que el excomandante venía escuchando ideas de retirados militares que buscaban acercarlo a la política.

En términos generales había dos grupos que se le acercaron con propuestas diferentes. Por un lado, la agrupación Cabildo abierto (que primero se dio a conocer como Movimiento Social Artiguista) ya se inscribió como partido ante la Corte Electoral y está listo para competir en esta elección, incluso con Manini Ríos como candidato para octubre, dijeron a El Observador dos integrantes de la agrupación. Para buena parte de este colectivo el tiempo de inicio de la carrera política del general es ahora.

Y también hay un segundo grupo, de menor tamaño pero con personas con más experiencia política, que ve el mismo potencial político para Manini pero que, a diferencia de Cabildo abierto, creía que Manini debía culminar su comandancia y luego renacer como líder político bajo el paraguas de uno de los partidos fundacionales.

Varios de estos militares retirados hablaron sobre estas dos posibilidades con Manini, quien estaba indeciso por el camino que debía tomar, según dijo a El Observador una fuente que formó parte de esos encuentros. En una entrevista con el programa Todo Pasa (Océano FM) que se emitió pocos minutos antes del cese, Manini dijo que no descartaba tirarse a la política si eso significaba poder aportar un poco de “justicia” para sus camaradas. Pero dejó claro que pensaba en términos de futuro, hasta que la realidad lo encontró antes.

Vázquez, que no suele actuar a base de impulsos, venía contabilizando las incidencias y la decisión de destituirlo no fue de esta mañana. Los cuestionamientos del jefe del Ejército a la Justicia fueron la última condecoración para el uniforme que ahora Manini puede exhibir ante los suyos como un mártir. Vázquez evitó así que el general siguiera agrandando su liderazgo político desde la comandancia del Ejército. Ahora, con lo mucho o poco que haya cosechado en el Ejército, deberá bajar al llano y capitalizarlo en el mundo político que tiene otras reglas. El efecto arrastre será una incógnita de campaña que solo habrá de comprobarse en la medida que Manini Ríos se vuelva un candidato,

Es posible que mientras llegaba este martes a Suárez y Reyes en el Mitsubishi Lancer del Ejército pensara que esos eran sus últimos minutos como comandante de la fuerza de tierra. Después de todo nadie más que él era consciente del informe administrativo que había elevado al Ministerio de Defensa con artillería pesada hacia uno de los poderes del Estado. En su intimidad Manini debería saber que esta no era una reunión más de rutina, de esas que pedía con Vázquez para evitar al ministro de Defensa Jorge Menéndez.

Como el jugador que pegó durante todo el partido y metió una plancha infernal, Manini Ríos sabía a qué respondía el llamado del árbitro. Y aunque en la cancha muchas veces ni miran la mano que eleva la tarjeta –se van antes- este martes Guido Manini Ríos vio la roja con los ojos abiertos.

CONTENIDO EXCLUSIVO Member

Esta nota es exclusiva para suscriptores.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

¿Ya sos suscriptor?
iniciá sesión aquí

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

Registrate gratis y seguí navegando.