Sergio Massa comenzó la campaña electoral muy de atrás, cuando se pensaba que el peronismo no tenía chances de lograr salir triunfante de las elecciones de este año. Llegó por presión de los gobernadores y de la CGT y con el acuerdo con el kirchnerismo duro de poner un freno a las ideas reeleccionistas de Alberto Fernández.
Massa era de los pocos candidatos que cerraban hacia adentro y que su moderación sintonizaba con la inclinación a la derecha de una sociedad harta de la crisis económica.
Massa logró lo impensable, encolumnar al peronismo darle un justificativo para militar su candidatura, más que nada luego de su victoria en la primera vuelta, y poder abrir el espacio a otros sectores políticos. Lo más importante logró mantener alejada a Cristina Kirchner y ausente a Alberto Fernández las dos figuras que peor cae en la sociedad.
Ahora es consiente de que los votos que le falta están en los indecisos que votaron a Patricia Bullrich. Ese universo de 3 a 7 puntos de los votantes que definirá en el cuarto oscuro a su nuevo Presidente.
Otros de milagros de Massa es haber desplazado del debate electoral la inflación, los índices de pobreza, el cepo, el dólar blue. Parte por su experiencias en campañas electorales y parte por la trascendencia que tiene las polarización de Massa y Javier Milei en tipo de sociedad se busca construir.
Ayudado por el equipo de publicistas que le puso a su disposición Lula Da Silva, Massa logró penetrar en ese voto joven que le era esquivo: "Preparame la boleta pa´ votar a Sergio que la damos vuelta", reza uno de los jingles que surgió de la usina de canciones de campaña en que se transformó la plataforma de streaming "Gelatina" del influencer Pedro Rosemblat. El jingle prendió con fuerza en las juventudes politizadas que ven el programa, y se viralizó a tal punto que fue "apropiada" por la campaña del candidato.
En las PASO Massa fue más ministro de Economía que candidato: entre acto y acto tuvo que negociar con el FMI; buscar el dinero qatarí y los yuanes para pagar el vencimiento que lo acorralaba.
Centro su discurso en "la grieta, explotada por su contrincante, quien agita la necesidad de un pacto social para "aniquilar" al kirchnerismo y llamó a un gobierno de Unidad Nacional, se distanció de Fernández y mantuvo lejos a Cristina. La ingeniería electoral para llegar al balotaje fue quirúrgica y de alto riesgo para el oficialismo, ya que podría haber desembocado en un balotaje entre Patricia Bullrich y Milei.
El pragmatismo, la plasticidad y la cintura a la hora de tomar decisiones -combinando ortodoxia y heterodoxia económica según las circunstancias- son características salientes de Massa, quien en este momento de madurez política y habiendo pasado por cargos de suma relevancia en la función pública, se jacta de ser un avezado conocedor de cada palanca y botonera de gestión del Estado.
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