Sí, ya masticás todos los días y desde hace años, pero -- ¿lo estás haciendo bien?
En el mundo del apuro, la ansiedad y la lista interminable de cosas que hacer, muchas veces terminamos comiendo en 5 minutos, frente a la pantalla o hasta parados. Para muchos de nosotros, poner la mesa para cada comida parece algo del pasado y prácticamente no miramos qué estamos llevando a la boca, mucho menos lo masticamos bien.
Ojo – esa costumbre de “tragar” en vez de realmente masticar puede ser lo que te está dando problemas digestivos, aumentando tus antojos incontrolables e incluso, afectando tu inmunidad.
Seguramente has escuchado hasta el cansancio que “hay que masticar bien”, así que te voy a pedir que antes de exhalar un suspiro de desilusión y dejar de leer y cultives la paciencia y me acompañes en este breva “oda a la masticación”.
La primera parte de la digestión se llama “cefálica” precisamente porque empieza en la cabeza, en realidad en los mensajes que el cerebro le envía de forma automática a todo nuestro tubo digestivo, incluyendo las glándulas salivales. Cuando olemos y miramos la comida este proceso empieza a activarse y el tubo digestivo se prepara para digerir; de hecho, el 20% de la secreción de jugos gástricos y el 30% de la enzimas digestivas pancreáticas se deben a la etapa cefálica! Imaginate que saltearse esta etapa es empezar a comer con muchas menos posibilidades de digerir bien!
En nuestras vidas ajetreadas es frecuente que comamos a las corridas y que por lo tanto nuestro cuerpo esté enfocado más en el trabajo que en la tarea de digerir. En épocas más tranquilas, en que todos comíamos más o menos a la misma hora, nuestro cuerpo estaba acostumbrado a esto y se iba preparando para digerir de modo que cuando llegaba la hora de comer teníamos un apetito moderado y la agradable certeza de que estaban por llamar: “A comer!” Hasta nos dábamos el lujo de demorar un poco y alguien nos rezongaba!!
Junto con este “entrenamiento horario” que teníamos estaban también los deliciosos olores que salían de todas las cocinas del vecindario que terminaban de avisarle a nuestro tubo digestivo que fuera calentando los motores.
Hoy en día, cuando nos disponemos a comer, es probable que sea con poco tiempo y muchas veces sin dejar el trabajo, o sea que nos salteamos la etapa cefálica de la digestión. Además, si no masticamos, caen literalmente pedazos de comida en un estomago mal preparado que no se ha podido recubrir de su capa protectora ni segregado las enzimas digestivas gástricas. No es de extrañar que nos caiga mal lo que comemos!
Si nos tomamos los minutos necesarios para mirar y oler nuestra comida, para ir masticándola de a bocados, por lo menos le damos la oportunidad a nuestro estómago a que se prepare! Así que aquí ya tenemos una de las enormes ventajas de una buena masticación.
Llevar la comida a una consistencia de papilla; para esto no es necesario tomar líquido. A medida que masticamos va segregándose saliva y esta, junto con la acción de triturado y molido, prepara lo que comemos para que el jugo gástrico – ácido y enzimas que digieren las proteínas – y luego la bilis y enzimas pancreáticas, puedan actuar con comodidad.
Además de mejorar nuestra digestión, masticar nos ayuda a atender lo que estamos comiendo. Así, podés darte cuenta de si está rico o feo – y disfrutar si está rico y dejar de comer si no te gusta. Podés darte cuenta de que estás saciándote y dejar de comer a tiempo y evitar comer de más por distracción.
La masticación adecuada aumenta la serotonina, que es un neurotransmisor que tiene bastante fama porque nos ayuda a sentirnos de buen humor y también interviene en la saciedad.
Regalate ese tiempo de masticar bien, tu cuerpo te lo va a agradecer a todo nivel.
TanVerde -- www.tanverde.com
Lic. en nutrición Maren Torheim
Autora del libro “Como comer sano para adelgazar”, Maren trabaja desde hace más de 30 años en policlínica y piso en uno de los sanatorios más importantes del país. Se formó en Uruguay y también en el extranjero, profundizando en la dieta cetogénica para el control de epilepsia.
Siempre ha priorizado el trabajo en equipo, trabajando desde hace más de dos décadas en un equipo interdisciplinario con un cardiólogo y psicólogas para el cambio de hábitos, y con neurólogos y neuropediatras en la dieta cetogénica.
Más recientemente Maren se dedica a un emprendimiento familiar de alimentación detox y saludable, ofreciendo cursos online con coaching nutricional en TanVerde.
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