Nacional aplastó a Liverpool 4-1 en Belvedere en el inicio de la octava fecha del Torneo Clausura en un partido que tuvo vértigo, goles y golazos.
Los tricolores llegaron sin margen de error en el certamen y obligados a ganar, por eso no llamó la atención que Martín Lasarte optara por tres delanteros ante un equipo de Rosario Martínez que tiene por característica defender con muchos hombres y salir rápido buscando el contragolpe.
Sebastián Rodríguez suelo detrás del doble cinco con Sebastián Fernández y Tabaré Viudez a los extremos de Rodrigo Aguirre fueron el mapa ofensivo de un equipo albo cuya propuesta se le cayó a los 2 minutos. ¿Por qué? Porque una desatención en el área dejó solo a Michel Acosta que la colgó en un ángulo para dejar clavado a Esteban Conde y firmar el 1-0.
A Nacional se le puso el partido cuesta arriba, en una cancha chica, ante un rival rocoso defensivamente y en desventaja. Sin embargo en el peor momento no perdió la calma, apostó a jugar a ras de suelo (aunque no siempre pudo) y encontró sociedades con Viudez como articulador.
El equipo de Lasarte buscó lateralizar las posesiones buscando abrir a una defensa que cada vez defendía más atrás. Y tanta avaricia táctica fue un pecado para Liverpool, que apenas pudo aguantar 10 minutos en ventaja antes de que Rodrigo Aguirre definiera cruzado para vulnerar a Rodrigo Rodríguez y establecer el 1-1.
Con el empate parcial jugaron 33 minutos más donde Nacional no pudo encontrar la llave que destrabe la maraña defensiva que plantearon los hombres de Rosario Martínez que llegaron a atacar una sola vez por intermedio de Juan Ignacio Ramírez.
Al complemento los dos equipos salieron con la misma tónica. Nacional decidido a ganar obligado por el calendario y la tabla de posiciones y Liverpool a hacer lo que pregona su entrenador, replegarse, cuidar el arco propio y explotar errores.
Pero lo cierto es que en la cancha la diferencia en los segundos 45 minutos fue abismal y en esa brecha Sebastián Rodríguez fue un gran responsable. El volante le puso una pelota bárbara a Fernández para que Papelito de cabeza firmara el 2-1 y ya con ventaja en el marcador dio un recital de fútbol.
Liverpool fue un equipo muy pobre, reducido en una expresión ultra-defensiva que terminó pagando muy caro ante un rival que dominó pelota, espacio y tiempo para imponer condiciones.
Fue así que Rodríguez se lució con dos golazos propios de su pegada para cerrar la goleada, firmar un 4-1 que sirve para recuperar el ánimo luego de las caídas ante Peñarol y El Tanque Sisley y dejar en claro que Nacional aún tiene signos vitales.
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