Natalia Oreiro protagoniza Casi muerta
Nicolás Tabárez

Nicolás Tabárez

Periodista de cultura y espectáculos

Personajes > ENTREVISTA

Se estrena Casi Muerta: Natalia Oreiro habla sobre su nueva película

La actriz vuelve al cine con la comedia Casi muerta, que se estrena este 6 de julio en las salas uruguayas
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05 de julio de 2023 a las 03:00

A lo largo de los últimos años, la relación de Natalia Oreiro con su Uruguay natal se ha profundizado desde lo laboral. Aunque reconoce que profesionalmente “no le queda ningún gusto” por darse en su lugar de origen, de 2020 hasta ahora se ha consolidado como conductora en televisión abierta, al frente de las versiones locales de Got Talent y La Voz, y también ha rodado distintos proyectos para cine y streaming, como la serie Iosi el espía arrepentido, cuya segunda temporada llegará en setiembre a la plataforma Amazon Prime Video, o la película Casi Muerta, que este 6 de julio llega a la cartelera local.

Allí, Oreiro encarna a una mujer que, tras sufrir un incidente cardíaco, descubre que le queda un mes de vida. La inminencia de la muerte la lleva a confrontar sus cuentas pendientes y confesar su postergado amor por uno de sus mejores amigos, lo que genera tantos dramas como enredos.

La película, que Diego Velázquez protagoniza junto a Oreiro, tiene como director a Fernán Mirás, con quien la actriz uruguaya compartió cartel en Re Loca. Cuando estaban rodando esa comedia, Mirás debutó como director con El peso de la ley. “A mí me encantó y le dije ‘la próxima peli que hagas, llamáme para cualquier papel’. Y bueno, así fue”, recuerda Oreiro sobre su llegada al proyecto, donde el humor negro y el duelo entre la risa y la sombra de la muerte son recurrentes.

Oreiro junto a Fernán Mirás, director de la película

Ante este estreno, y antes de embarcarse en proyectos como dos películas que tiene previsto filmar en los próximos meses, mientras sigue rondando la posibilidad de interpretar a dos Juanas, la revolucionaria Azurduy y la poeta De Ibarbourou, Oreiro conversó con El Observador sobre Casi muerta, su evolución como actriz, y su vínculo con la exposición permanente.

¿Sos de apelar al humor negro?

No. Me causa gracia el humor negro, sí, de hecho me gusta mucho el humor inglés, mucho más que cualquier otro humor de otro país. Pero de repente soy más ácida que del humor negro. Aunque debo de reconocer que en un velorio me dan ganas de hacer chistes o de reír, pero yo creo que tiene más que ver con los nervios, ¿no? Es más como una reacción instintiva, como que quiero zafar de la situación y hacer pasar bien un momento de mierda al que está conmigo. Pero sí soy más irónica, que a veces no es bien entendido, porque la gente de repente no espera que salgas con una ironía y no la entiende o entiende un sentido que no es el que le quisiste dar. Hay que tener cuidado cuando tenés ese tipo de humor y no conoces a la persona.

Casi Muerta es una comedia con toques d

Casi muerta lidia con cuestiones como la dualidad entre vida y muerte, ¿cómo te plantas ante esos temas?

El humor de alguna manera te salva de lo inevitable. Porque la muerte es algo inevitable. El tema ahí, para mí al menos, radica en que uno no piensa que se va a morir, sobre todo cuando es joven, y considera que se mueren los que son mayores. Debo reconocer que no pensaba en la muerte hasta que me convertí en mamá. Eso me hizo una persona, en ciertas áreas, más miedosa. No es que todo el día piense en eso, pero por ejemplo, nunca le tuve miedo a volar y de repente ahora me da miedo y yo me tomo un avión todas las semanas. Antes hacía deportes de riesgo, como trapecio y dejé de hacerlo. Cada vez que tengo una escena de riesgo en una película lo pienso dos veces y antes era la primera que se quería tirar del auto. Pero ahora tengo que estar para cuidar a alguien que me necesita. Entonces la idea de no estar tiene más que ver con esa personita que para mí es lo más importante y que necesito cuidar hasta que tenga 80. Pero tampoco es que pienso tanto más allá de eso. Si hago una reflexión de lo que anhelaría sería llegar lo más o menos sana y lúcida. No quisiera aferrarme a la vida si tengo una enfermedad que me genera una invalidez, no quisiera atravesar eso. Me parece muy difícil también para las familias que acompañan eso, porque es como un letargo de alguien que ya se fue de alguna manera. Y toda esa parte es la que más me inquieta, el deterioro físico y cognitivo. Pero bueno, la película no va de eso, es una comedia con mucho humor, que se ríe todo el tiempo del miedo a la muerte y de que de repente se plantea “bueno, ¿cuáles son las cosas que quiero hacer antes de morirme?”. Es como que esperamos una situación extrema para hacer lo que tenemos ganas y de eso habla la película: de vivir el hoy y animarse. Porque no sabemos qué va a pasar mañana.

¿A medida que pasa el tiempo te vas animando más?

Para mí quedarme en lo cómodo y conocido sería tener el acta de defunción de mi carrera. Porque me aburriría de mí, de hacer siempre lo mismo. Yo elegí esto por la creatividad, y uno no puede ser creativo repitiéndose o copiándose a sí mismo. Cuando hice Muñeca Brava, los proyectos que venían después de eso todos tenían que ver más o menos con lo mismo y en la música me pasaba lo mismo. Yo siempre lo llamé el precio de mi libertad: cortar de cuajo ciertas situaciones para ir en busca de nuevas que no me son tan cercanas, pero que si no salgo a buscarlas nunca van a suceder.

También fui consciente, a medida que iba creciendo, de las limitaciones que tenía en el plano profesional, y a medida que iba adquiriendo experiencia, estudiando y comprometiéndome más profundamente con los proyectos, me iba haciendo mejor. Uno querría creer eso. Siento que tengo más herramientas para hacer distintos personajes que cuando era más joven. Me pasó con Eva Perón. Hace diez años me ofrecieron hacer de Eva en el cine, y dije “ni loca”, porque no sentía en ese momento que podía abordar un personaje así y sin embargo me vuelve a venir la posibilidad teniendo muchos más años de los que Eva tenía cuando falleció, y tomé el riesgo de ir a un casting y probarme a ver si podía interpretarla.

Creo que hay intérpretes que nacen con un don muy grande y que hacen los personajes con mucha naturalidad y de repente no necesitan trabajar tanto, porque leen un texto y ya la interpretación es creíble. Y yo no soy así. Necesito mucho trabajo, mucha preparación, y siento que justamente todo ese trabajo que acompaña a mis proyectos hacen que pueda hacer papeles diferentes y que no se parezcan todos a Natalia, sino al personaje que quiero interpretar. Es como escalar una montaña, mi propia montaña. Pero después hay personajes que no solo no me atrevo, sino que quizás tampoco me interesen.

¿Por ejemplo?

Yo ahora en mi escritorio tengo un montón de guiones, cuando empiezo a leer tengo que imaginarme en el personaje. Obviamente que si viene de alguien cercano, un director que quiero, o una producción que me desafía, le pongo más ganas, pero a veces no puedo pasar de la página 10. Y me ha pasado de libros que me han recomendado leer, nada que ver con el trabajo, ¿no? Estoy por la mitad y son todas puteadas. ¿Para qué estoy leyendo esto? Y después ahí digo, “no, pará, por algo lo estás leyendo”, y cambio el chip y encuentro algo. Pero esa intuición que uno tiene cuando comienza a leer rara vez se equivoca. He dejado pasar proyectos por tiempo o porque no me han resonado en el momento que después dije “che, estuvieron buenos”. Pero en general los que rechazo no me arrepiento de no haberlos hecho.

Casi muerta llega este 6 de julio a los cines

¿Te pasó alguna vez de aburrirte de vos misma o de darte cuenta que te estaba empezando a pasar?

Sí, sí. Hacía mucha tele y al principio era todo maravilloso y nuevo, a todo le decía que sí. Y después empezó a pasar que sentía que la que estaba ahí era Natalia, que no está mal, pero haciendo 15, 20 escenas por día en una tira es difícil no ser vos. Uno le pone mucho, y en la tele me gusta improvisar, cambiar los guiones, la mayoría de los personajes que hice en televisión, sobre todo de comedia, tienen no solo mucho de mí, sino mucha historia de mí. Por ejemplo, Solamente vos: mi mamá era peluquera. Yo propuse que fuera peluquera, propuse el tema de las canciones con los artistas invitados. Me divierte esa dinámica, pero claro, si al año siguiente vuelvo a hacer otra comedia y siempre me meto en esos proyectos más masivos que requieren mucho tiempo y tienen mucha exposición, es complejo. Por eso en el medio trató de hacer películas independientes, personajes completamente diferentes.

¿Cómo es el paso de estos personajes históricos y famosos que has interpretado, como Eva Perón o Gilda, a las personas comunes como, por poner un caso, tu personaje en Casi Muerta? ¿Les buscás puntos de contacto?

Ambas eran personas comunes. Eva era mucho más humilde que Gilda, pero ambas tenían una luz muy especial y un deseo de deconstruir su realidad. Para su tiempo eran mujeres muy fuertes que son muy atractivas de interpretar y que nada tienen que ver conmigo. Aunque una siempre encuentra puntos en común, no dejan de ser esa niña, como me pasa a mí, que soñaba con ser tal o cual cosa. Gilda con ser cantante, Eva con ser actriz, y yo también.

Estás en los cines, en la televisión como conductora, hace algunos años desembarcaste en las redes sociales, son la cara visible de campañas de Unicef. Da la sensación de que estás en todas partes.

Eso es como la vida de otro. Soy consciente de eso que marcás, pero lo no consumo. Voy a buscar a mi hijo a la escuela, voy a todas las reuniones, porque es una escuela muy particular, es como una cooperativa de padres que nos la pasamos trabajando con las manos y haciendo cosas para mejorar la escuela y demás. Me gusta ir al campo, tengo un jardín, una huerta. Tengo tiempo muy reducido, sobre todo en momentos de mucho trabajo como ahora con el estreno de la película. Voy a cantar en los Martín Fierro. O sea, estoy tapada de cosas. Pero bueno, después en el medio intercalo eso. Llevo a mi hijo a la escuela, voy a andar en bicicleta, vamos a tomar un café con leche acá al río. La verdad, la gente ni se da cuenta que soy yo. No me paran por la calle, porque ando de championes, jogging y sin maquillaje y les paso por al lado. Si estoy con Ricardo (Mollo, su esposo), sí nos paran, porque a Ricardo lo reconocen. A mí no, es como que la gente tiene una imagen mía que no soy yo.

¿Cómo te llevás con la faceta de conductora que desarrollaste sobre todo acá en Uruguay en los últimos años, en programas como Got Talent o La Voz?

Me divierte. Es reencontrarme con el Uruguay, la posibilidad de vivir en Uruguay, y que confiaron en mí para algo que yo nunca había hecho. El mundo se paró en pandemia y yo tuve esa posibilidad de volver a mi cuna, estar cerca de mis padres, de ir a la playa, al Cerro, cosas que yo agradezco un montón y que atesoro. Yo durante muchos años tuve una casa en Carmelo y todos los fines de semana nos íbamos para allá, tenía una necesidad de sentirme cerca, pero nunca había trabajado allá en televisión. Y es más, Casi muerta, como yo estaba haciendo Got Talent, y tenía que grabar, se filmó la mitad en Uruguay, y eso estuvo buenísimo. Filmé las dos temporadas en Uruguay de Iosi, el espía arrepentido para Amazon, que la segunda temporada arranca ahora en septiembre. Tengo la posibilidad de trabajar en los dos lugares, a veces es caótico, pero trato de encontrar cierta normalidad en ese caos e ir en paralelo a eso con una vida muy sencilla.

¿Sentís que lograste ser profeta en tu tierra, que en Uruguay no siempre es fácil?

Siempre sentí que en Uruguay les gustaba mucho lo que hacía. Canté en el Centenario, con Jaime Roos, con Rada. O sea, no me falta ningún gusto. Laura Canoura me sigue en Instagram y yo la sigo a ella (risas). Pero sí, más allá de hacer publicidades, nunca había hecho un programa netamente uruguayo. Y eso me encantó.

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