Opinión > EDITORIAL
No tan cuidados
La masiva campaña publicitaria del Sistema Nacional de Cuidados se contradice con los traspiés de ese proyecto
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30 de abril de 2018 a las 05:00
La masiva campaña publicitaria del gobierno ensalzando el Sistema Nacional de Cuidados (SNC) se contradice abiertamente con los traspiés de ese proyecto insignia del segundo mandato del presidente Tabaré Vázquez.
Su mayor claudicación, enfatizada por un informe técnico del propio SNC luego de dos años de funcionamiento, está en el nivel del personal contratado. En gran proporción carece de la formación requerida para cuidar niños, ancianos y personas con diferentes dolencias. No es el único problema. Usuarios se quejan de informaciones cambiantes y confusas cuando consultan por el servicio.
Y el doctor Aldo Sgravatti, presidente de la Sociedad de Geriatría, ha señalado que el SNC "aborda los cuidados desde el punto de vista social (pero) no tiene un abordaje desde la salud". La falla más acuciante, sin embargo, está en el personal.
Un informe del equipo técnico del organismo, presentado hace pocos días en un seminario, señaló que cerca de una tercera parte de los miles de personas contratadas solo cursó primaria, que 7,1% están en la línea de pobreza y todos ganan apenas el 57% del ingreso promedio de los trabajadores.
En estas condiciones, es ciertamente improbable que puedan atender debidamente a las más de 30 mil personas que han accedido al servicio o buscan hacerlo.
La consecuente falta de preparación para sus tareas debilita grandemente la eficacia del sistema, especialmente cuando se trata de atender casos que requieren especialización profesional, como ocurre con la asistencia a personas aquejadas de autismo, pese a ser uno de los temas destacados en la andanada de spots publicitarios con que el gobierno ha inundado la televisión abierta.
El secretario nacional de Cuidados, Julio Bango, afirmó a El Observador que el SNC "es una institución consolidada". Y en la memoria anual que el organismo acaba de presentar al Parlamento, las autoridades del organismo aseguran: "Estamos construyendo el cuarto pilar del régimen de bienestar uruguayo".
Pero los datos de sus propios técnicos evidencian claramente que el sistema dista de estar consolidado y que es un pilar de escasa solidez por falla estructural en sus cimientos. La falta de financiación adecuada, la insuficiente preparación y pobre remuneración de buena parte de los miles de personas contratadas para tareas exigentes y cierto aparente desorden de gestión en su funcionamiento atentan contra el éxito del proyecto.
El plan de Vázquez cubre en teoría atender a decenas de miles de niños de hasta 3 años, adultos con dependencias severas y ancianos mayores de 70 años que necesitan diferentes formas de asistencia.
El objetivo presidencial es tan loable y bien intencionado como incompleto en su prosecución, pese al tiempo transcurrido desde su comienzo en abril de 2016. Difícilmente mejore en el futuro cercano dada las escasez de recursos fiscales y al hecho, quizá difícil de corregir, de poner a cargo de los cuidados a niños, adultos y ancianos, muchos de ellos con problemas agudos de salud, a personas que no han sido debidamente capacitadas para la tarea. Al gobierno y a las autoridades del SNC les corresponde ahora tratar de en mejorar en lo posible las carencias del sistema dentro de sus limitaciones, en vez de tratar de disimularlas con una campaña publicitaria que fracasa en esconder la realidad.
Su mayor claudicación, enfatizada por un informe técnico del propio SNC luego de dos años de funcionamiento, está en el nivel del personal contratado. En gran proporción carece de la formación requerida para cuidar niños, ancianos y personas con diferentes dolencias. No es el único problema. Usuarios se quejan de informaciones cambiantes y confusas cuando consultan por el servicio.
Y el doctor Aldo Sgravatti, presidente de la Sociedad de Geriatría, ha señalado que el SNC "aborda los cuidados desde el punto de vista social (pero) no tiene un abordaje desde la salud". La falla más acuciante, sin embargo, está en el personal.
Un informe del equipo técnico del organismo, presentado hace pocos días en un seminario, señaló que cerca de una tercera parte de los miles de personas contratadas solo cursó primaria, que 7,1% están en la línea de pobreza y todos ganan apenas el 57% del ingreso promedio de los trabajadores.
En estas condiciones, es ciertamente improbable que puedan atender debidamente a las más de 30 mil personas que han accedido al servicio o buscan hacerlo.
La consecuente falta de preparación para sus tareas debilita grandemente la eficacia del sistema, especialmente cuando se trata de atender casos que requieren especialización profesional, como ocurre con la asistencia a personas aquejadas de autismo, pese a ser uno de los temas destacados en la andanada de spots publicitarios con que el gobierno ha inundado la televisión abierta.
El secretario nacional de Cuidados, Julio Bango, afirmó a El Observador que el SNC "es una institución consolidada". Y en la memoria anual que el organismo acaba de presentar al Parlamento, las autoridades del organismo aseguran: "Estamos construyendo el cuarto pilar del régimen de bienestar uruguayo".
Pero los datos de sus propios técnicos evidencian claramente que el sistema dista de estar consolidado y que es un pilar de escasa solidez por falla estructural en sus cimientos. La falta de financiación adecuada, la insuficiente preparación y pobre remuneración de buena parte de los miles de personas contratadas para tareas exigentes y cierto aparente desorden de gestión en su funcionamiento atentan contra el éxito del proyecto.
El plan de Vázquez cubre en teoría atender a decenas de miles de niños de hasta 3 años, adultos con dependencias severas y ancianos mayores de 70 años que necesitan diferentes formas de asistencia.
El objetivo presidencial es tan loable y bien intencionado como incompleto en su prosecución, pese al tiempo transcurrido desde su comienzo en abril de 2016. Difícilmente mejore en el futuro cercano dada las escasez de recursos fiscales y al hecho, quizá difícil de corregir, de poner a cargo de los cuidados a niños, adultos y ancianos, muchos de ellos con problemas agudos de salud, a personas que no han sido debidamente capacitadas para la tarea. Al gobierno y a las autoridades del SNC les corresponde ahora tratar de en mejorar en lo posible las carencias del sistema dentro de sus limitaciones, en vez de tratar de disimularlas con una campaña publicitaria que fracasa en esconder la realidad.
