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Nuevas formas para enseñar negocios

La tecnología permitió continuar con los cursos y hasta encontrar otras oportunidades, pero también trajo más competencia exterior

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28 de septiembre de 2020 a las 05:00

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Anivel escolar, liceal o terciario desde el 13 de marzo hay algo en común: todas las clases comenzaron a pasar por la pantalla de algún dispositivo tecnológico. Las escuelas de negocio locales no están exentas de esto, lo que implicó invertir en tecnología, capacitar a los profesores y acomodar los horarios para que todos los alumnos siguieran asistiendo a las clases sin mayores inconvenientes. 
Las personas que deciden realizar un máster, generalmente, están en una etapa adulta en donde ya trabajan y tienen una familia. No disponen de todo el día para dedicarle al estudio y aprovechan al máximo las instancias que son mano a mano con el profesor, para escuchar consejos que puedan implementar en su vida laboral. 

Esto fue un desafío para las escuelas de negocio, dado que debían apostar a tener la mayor presencialidad posible a través de la virtualidad. “La primera cosa que fue extremadamente necesaria fue responder rápido”, comentó a Café y Negocios el decano de la escuela de negocios de la Universidad de Montevideo (IEEM), Pablo Regent. 

Si bien Regent es consciente de que hubo un factor sorpresa, la pandemia no fue algo que tomó desprevenida a la institución. Durante los días previos a que se decretara la emergencia sanitaria en Uruguay, desde el IEEM estuvieron adaptando algunos procesos para poder llevarlos adelante a través de la virtualidad. “Gracias a esto, 48 horas después estábamos dando nuestra primera clases online”, rememoró el decano. 

En la medida que fueron pasando los meses, Regent reconoció que se mejoró la propuesta educativa. Si bien ya tenían un boceto de cómo serían las instancias online, cuando se concretaban en la realidad no siempre salían según lo esperado. Por eso, han tratado de ajustarlas y poner sobre la mesa una propuesta atractiva. “Aquella primera clase no tiene nada que ver con las que damos ahora”, ejemplificó. 
En tanto, también hubo un aprendizaje a nivel interno, ya que fueron conscientes de que algunas tareas podían hacerse de otra forma. Esto implicó que los funcionarios se pusieran a tiro con las herramientas tecnológicas, para sacarle el mayor provecho al trabajo remoto, otro de los desafíos que tuvieron en el IEEM. “Fueron unos meses de experiencia y maduración, de mucho aprendizaje que quedará presente por años”, resumió Regent. 

De igual modo, cuando se le pregunta sobre lo online, el decano repara: “Nosotros nunca pasamos al sistema virtual. Si no que fue una presencialidad virtual”. Agregó que el énfasis está puesto en que, a través de una pantalla, se puedan mantener aquellos aspectos más personales de la relación profesor-alumno.  Esto no solo se dio porque estaba entre los objetivos de la escuela de negocio, sino que también entendieron que era algo vital para poder mantener la motivación de su alumnado. Más aún en un contexto complejo también en lo económico. 

Poder llevar esto a los hechos no fue nada fácil, e implicó un desafío de articulación grande. En este punto, según Regent, hay dos cuestiones vitales: el nivel de tecnología que se ponga a disposición y el relacionamiento que el profesor logre con sus alumnos. Para fomentar esta relación a distancia, sin perder de vista el contacto cara a cara, se hicieron reuniones en donde los alumnos tenían la posibilidad de charlar unos minutos a solas con los profesores. El objetivo era no perder la posibilidad de entablar una charla un poco más “de café”. “En los peores momentos, donde todo el mundo estaba nervioso, estas conversaciones fueron de gran ayuda para darles impulso a los alumnos”, especificó Regent. 

Se fueron implementando fases en donde se priorizó las necesidades que iban teniendo los alumnos con el correr de los meses. 
Incluso la oferta creció más que en tiempos normales, dado que comenzaron a brindar talleres nuevos e instancias que antes no se hubieran pensado. “Las personas necesitaban más cosas, por eso queríamos estar presentes”, dijo. 

Otra de las ventajas que aprovechó el IEEM fue haber implementado una unidad de coaching para quienes egresen este año de los diferentes MBA. 

Estas instancias estaban pensadas para lanzarse el año que viene pero, a pedido de los alumnos, se comenzaron a implementar este año y sirvió para seguir cumpliendo con el objetivo de mantener un grado de presencialidad. “Si me preguntan qué hicimos desde marzo, fue acercarnos al alumno”, resumió Regent. 

Más oportunidades

En la misma línea, el director de la UCU (Universidad Católica del Uruguay) Business School, Marcos Soto, comentó que la pandemia implicó un grado bastante amplio de capacitación para poder adaptarse de la mejor manera. Si bien reconoció que los primeros meses no fueron fáciles, porque tuvieron que adecuarse en condiciones jamás pensadas, la premisa que tuvieron es que la tecnología no fuera un obstáculo sino un facilitador.

“El mensaje fue claro: hagamos lo mismo, pero de una manera diferente”, contó. 
Soto también contó que la pandemia significó una oportunidad para acercar a más docentes extranjeros, que antes hubiera sido difícil sin tantos conocimientos acerca de cómo dar clases de manera remota. 

Lo mismo sucedió en el IEEM, ya que pudieron concretar clases con extranjeros referentes de algunas áreas de negocio. “Antes nos costaba mucho coordinar estas cosas”, dijo Regent por su parte.  Teniendo claro que el contexto cambió, desde la Universidad Católica priorizaron estar cerca del alumno. 

Para esto, más allá de los teórico y académico, también intentaron considerar cada situación de forma particular porque consideran que la pandemia afectó de forma diferente a sus alumnos. “Tanto a nivel personal, como a nivel profesional. No podíamos hacer como si no pasara nada”, afirmó Soto. 

La competencia 

La virtualidad hizo que el mundo se abriera mucho más. Esto implicó, para el rubro de las escuelas de negocio, que la competencia se acentuara haciendo que los diferenciales tuvieran que ser mayores. 

En el caso del IEEM, el ojo siempre estuvo puesto en las universidades del exterior, dado que allí se encuentra su mayor núcleo de competidores. 

Regent explicó que no tuvieron mayores problemas en ese sentido, dado que el tipo de máster que dictan no se centra estrictamente en lo técnico, sino que busca fomentar otros aspectos como las relaciones entre los alumnos desde el punto de vista laboral. “A fin de cuenta, este termina siendo nuestro diferencial y trabajamos para que así sea”, añadió. 

De igual modo,  entiende que la pandemia hizo que todos compitan con todos, lo que llevó a que tuvieran que reacomodar algunos aspectos de sus programas. 

A pesar de que en el caso del IEEM, no hubo deserción del alumnado, Regent es consciente de que hay cuestiones que se pudieron haber hecho mejor. Puso como ejemplo que tendrían que haber tenido “menos prueba y error en tecnología” y algunos inconvenientes en comunicación interna, porque toda la atención estaba puesta sobre los alumnos.  

Soto coincidió con en que gracias a la pandemia se abren muchas  opciones de formación. De igual modo, especificó que desde la Universidad Católica siempre intentan seguir superándose en calidad, sobre el entendido que este será el mayor valor que le pueden dar a sus alumnos. 

Para avanzar en este aspecto, sellaron un acuerdo con Centrum de Perú, una de las principales escuelas de negocio de la región. Esto permitió que los alumnos uruguayos, tuvieran la posibilidad de compartir clases con sus pares peruanos. Explicó que estas medidas también buscan mitigar la competencia con otras instituciones.

En cuanto al impacto en cantidad de alumnado, Soto afirmó que en materia de grupos la baja rondó en 10%.  El director rescató que estos números no son tan negativos, si se observa el contexto en que se dieron. 

En tanto, este año fue la primera vez en la historia de la escuela de negocios de UCU que hay 124 participantes de MBA cursando en simultáneo. “Para nosotros. igualmente, es un año ganado”, concluyó Soto. 

Por su parte, el responsable académico de la escuela de posgrados de ORT, Luis Silva, sostuvo que en los posgrados no registraron deserción de alumnos. Sin embargo, en materia de másters sí hubo una baja de aproximadamente el 20%. 
Según Silva, esto responde a la situación económica que atraviesa el país en conjunto con la suba del desempleo. En cuanto a una mayor competencia externa, afirmó que todo depende de lo que busque el alumno. 

La diferencia en este sentido radica en el costo de los cursos y el nivel de exigencia. De igual modo, comentó que desde Uruguay es difícil competir con las grandes universidades del mundo.  “En la modalidad semipresencial creo que Uruguay puede apostar y lograr posicionarse fuertemente”, consideró. 

De cara al futuro 

Si bien la pandemia no terminó todavía, sí se considera que la nueva normalidad está cada vez más presente. En este marco, desde el IEEM, invirtieron para poder realizar instancias presenciales desde las instalaciones de  Kibon en la rambla de Pocitos. 
Esto implicó que, más allá de los cuidados sanitarios recomendados por las autoridades, se apostara por un sistema de audio sofisticado para que los alumnos pudieran tener una especie de isla individual que los separara del resto. “No tenía sentido usar las aulas que tenemos, y en Kibon tenés un radio de cuatro metros de separación”, subrayó Regent. 

De igual modo, el aspecto virtual sigue estando presente y no se espera que esto cambie de cara al futuro. 
El decano explicó que es de esperar que, más allá de que se vuelva a las instancias presenciales, existan alumnos que no puedan asistir por algún motivo. “Creo que el híbrido entre lo presencial y virtual llegó para quedarse”, opinó. 

Actualmente las autoridades del IEEM están evaluando cuáles van a ser los siguientes pasos a dar, dado que la inversión en Kibon fue pensada solo para el 2020. 

Esto va a depender en gran medida de lo que pase a nivel sanitario y de las decisiones que se tomen desde el gobierno, pero en la escuela de negocios no descartan mantener las herramientas tecnológicas que han desarrollado desde marzo. 

En el caso de la UCU, Soto comentó que también prevén seguir con algunos aspectos virtuales enfocados a lo académico. 
De igual modo, el director aclaró que lo ideal es poder fusionar la presencialidad con lo online, dado que sin lo primero es realmente difícil poder enseñar. “Parte del activo que se lleva cada uno, es la experiencia de estar y compartir. La interacción es muy difícil por los canales virtuales”, afirmó. 

Unsplash

A modo de ejemplo, entre risas, recordó un curso que dictó de forma online. En una instancia de evaluación posterior que se realizó de manera presencial, Soto ingresó al salón y pudo escuchar: “Ah pero era chiquitito”. “Es una anécdota jocosa, pero que te muestra cómo la presencialidad no se sustituye con nada”, agregó. 

Para tratar de contemplar ambas partes, están llevando adelante una modalidad dual en donde se dictan clases dentro del aula, mientras que una cámara transmite en vivo para quienes no pueden asistir. 
Lo mismo sucede en la escuela de posgrados de la Universidad ORT, comentó Silva. Esto viene apoyado porque desde la universidad, específicamente en el área de MBA, se venía desarrollando un programa semipresencial desde hace algunos años. 

“Desde 2014 estamos trabajando en este proyecto y nos metimos a fondo antes de lanzarlo”, explicó Silva.  Esto dio cierto margen para poder llevar adelante la nueva modalidad en un contexto imprevisto, sobre todo porque estaban avanzados desde el punto de vista metodológico y tecnológico. “Esto mismo lo llevamos no solo a un programa, sino a todos”, adelantó.  De cara al corto y mediano plazo, esperan seguir con esta metodología semipresencial, salvo en materias que requieran una mayor presencia de los alumnos.  “Tenemos un porcentaje importante -dependiendo de cada programa-, de alumnos que prefieren la modalidad virtual”, sostuvo. 
Según Silva, esto también impulsó a no dejar de lado la modalidad online. 

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