Ocho lecciones que dejó la campaña por el referéndum

Las lecciones que dejó en la oposición

1. Se despertó la oposición

Con el triunfo de Luis Lacalle Pou, al Frente Amplio le costó bastante ubicarse en el rol de opositor. Los primeros meses coincidieron con la llegada de la pandemia y el buen desempeño del “presidente coronavirus” hicieron quedar a la izquierda en una posición incómoda, cuando salió a pedir soluciones mágicas y medidas desatinadas. La remontada por las firmas y el juego del FA, que primero dudó pero finalmente se encolumnó detrás de sindicatos y grupos sociales que iniciaron la movilización para someter a referéndum los artículos de la LUC, terminaron por ubicarlo en un papel de verdadero partido opositor.

2. Consiguió un presidente para el FA

La desgastada presidencia de Javier Miranda pedía a gritos un cambio y, cuando eso sucedió, el rol protagónico que tomó Fernando Pereira desde el PIT-CNT lo catapultó para convertirse en el presidente de la fuerza política. También ayudó su figura por ser un gran articulador dentro de la central sindical. La campaña por el Sí le permitió dar sus primeros pasos en ese importante cargo para el que se requiere un líder que mantenga la unidad y sepa repartir el juego entre los variados sectores que componen el partido opositor.

3. Quedó de manifiesto la fuerza de la militancia

No se puede poner en duda el peso de la militancia en el Frente Amplio, sobre todo en Montevideo, y eso quedó de manifiesto en estos meses. El camino recorrido por las bases y los dirigentes sindicales consiguió superar en julio en casi 100 mil las 700 mil firmas necesarias para promover la consulta, y logró que se fijara el referéndum en diciembre, pero sobre todo reavivó el ánimo de los militantes. No hay que olvidar que el Frente Amplio pasó de tener el 50% del electorado en 2004 al 39% en la última elección nacional.

4. La vuelta de Valenti

Aunque desde el partido se dijo que la designación de Esteban Valenti como el responsable de comunicación y publicidad de la campaña por el Sí no significó su regreso al partido, esa decisión fue muestra de algo más. El excomunista, reconocido publicista que dirigió varias campañas electorales y que fue integrante del Frente Amplio durante muchos años, se había alejado de la izquierda durante el segundo gobierno de Tabaré Vázquez. Se mostró extremadamente crítico con la gestión de Ancap, sobre todo con el exvicepresidente Raúl Sendic, pero también con el acercamiento de los gobiernos de izquierda a Venezuela, y era representante del izquierdista desencantado. Y si bien despertó también críticas dentro del FA por considerarlo un “desertor y traidor”, como señalaron en el sector de Sendic, puede significar que alguno de los enojados regrese aunque sea para cuestionar a la ley madre del actual gobierno. 

La lecciones en el oficialismo

1. El peso del presidente Lacalle

No fue casual la decisión de que el presidente cerrara la campaña por el No. Desde atrás del  escritorio de la sala de conferencias de la Torre Ejecutiva se posicionó como un gran comunicador, que ha liderado con comodidad el rol de hablarle a la ciudadanía para defender sus acciones de gobierno, y evitar responder a temas incómodos con soltura, tal como analiza esta nota.  Además logró mantener buenos niveles de aprobación durante toda la campaña que se sostienen desde el inicio de su gestión. La última encuesta de Equipos difundida en Subrayado ubicó a la aprobación en 52%. La consulta realizada entre el 19 de febrero y el 2 de marzo verificó que el 28% la desaprueba y el 20% restante tiene juicios intermedios o no opina. En tanto, la última medición de Opción, difundida en Telenoche, lo ubicó en 51% y una desaprobación de 23%. Más específicamente, 20% opina que la gestión es “muy buena”, 31% dice que es “buena”, 24% señala que no es “ni buena ni mala”, 14% la valora como “mala” y 9% entiende que es “muy mala” (la medición se hizo entre el 17 y el 26 de febrero).

2. La coalición mantuvo sus diferencias pero se aglutinó en defensa del "derecho a gobernar"

Más allá de las diferencias que han tenido los socios de la coalición multicolor, la campaña sirvió para que se encolumnaran detrás de la defensa del “derecho a gobernar” como han expresado. Si bien cada partido logró darle su impronta y no se los vio juntos, salvo en el acto final, estuvieron unidos en lo discursivo. Además, los líderes aprovecharon para marcar perfil propio hacia 2024, como fue el caso del cabildante, Guido Manini al aceptar debatir con el comunista Oscar Andrade, o el ministro Daniel Salinas que tuvo sus primeros actos como político. En el Partido Nacional, el secretario de Presidencia Álvaro Delgado, la vicepresidenta Beatriz Argimón, el ministro de Defensa Javier García, la presidenta de la departamental Laura Raffo y el senador Jorge Gandini buscaron tener visibilidad en todo el país. Colorados e independientes hicieron lo propio.

3. Una oportunidad para defender el programa de gobierno

Para el gobierno de Lacalle Pou y para la coalición gobernante la campaña que no buscó se convirtió en una oportunidad para defender las principales líneas de su gestión. En gran parte la LUC contiene el Compromiso por el país, el documento que Lacalle negoció con sus socios sobre los principales puntos a implementar en su gobierno. La seguridad fue sin duda la estrella porque no hay que olvidar que fue uno de los temas que los llevó a ser electos en 2019. El presidente hizo mención en la conferencia del viernes al origen de la ley en el “reclamo popular” y la seguridad sin duda estuvo en el centro. Como plantea esta nota de Gonzalo Martínez, la defensa de la ley  la hicieron a través de ejes temáticos y también la educación fue un tema protagónico. Los oficialistas tuvieron que hacer malabares para evitar temas sensibles como la fijación de las tarifas de combustibles, luego de que tuvieran que decretar sucesivos aumentos de combustibles.

4. Congelamiento de la gestión y definiciones postergadas

Algo que le jugó en contra al gobierno es que perdió demasiado tiempo. Primero la pandemia lo mantuvo imposibilitado de concretar reformas y ahora se le sumó la campaña que llevó a que dirigentes y ministros tuvieran que recorrer el país. Como ejemplo de la distracción que generó la campaña en el sistema político está lo que pasó esta semana en el Parlamento cuando se votaba la exoneración del IVA al asado de tira. Según consignó La Diaria el debate estuvo dominado por el clima caliente de la campaña hacia el referéndum, pero lo peor fue que en Diputados, la legislación se retrasó dos horas porque varios legisladores de la coalición habían pedido licencia y no había quórum para aprobar un proyecto que buscaba beneficiar a los más necesitados. Por eso, más allá del resultado de la votación, el gobierno estará obligado a concretar las reformas sustantivas que no han terminado de cuajar. La oposición tendrá la responsabilidad de permitirle avanzar si pierde y si gana, el deber, de no transformarse en un obstáculo.