Leonardo Carreño

Pallares: “El desafío hoy está en generar servicios novedosos”

La pandemia cambió el modelo de negocio del nuevo proyecto de la reconocida arquitecta, que ahora estará centrado en potenciar el turismo interno

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05 de noviembre de 2020 a las 14:00

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Para Gabriela Pallares, emprender en Uruguay es un camino al que hay que depositarle mucho tiempo, trabajo y pasión. Es arquitecta y diseñadora de interiores con una trayectoria amplia. En 2013 fundó Ministerio de Diseño, una revista digital que se enfoca tendencias, arquitectura, ciudades, diseño, arte y gastronomía. Por su blog comenzó a formarse en comunicación: “Ahora si agarro una de esas primeras notas que hice las leo y me quiero morir”. Ha colaborado con varios medios, entre ellos El Observador y canal 4. 

Ministerio de Diseño comenzó como una herramienta de marketing del estudio de arquitectura de Pallares, pero a los dos años ya era una unidad de negocios aparte. Hasta el momento funciona de forma autónoma, pero es a la vez una plataforma que genera sinergia con el trabajo del estudio. A estos dos emprendimientos Pallares sumó otro proyecto en este 2020: Design Cities, una serie de itinerarios urbanos geolocalizados de ciudades de todo el mundo, con una perspectiva que trata de escapar de los clásicos circuitos turísticos. 

Además de ser una guía de lugares a conocer, Pallares lo presenta como una herramienta de información. Se puede descargar en PDF, tiene un diseño muy práctico para el uso y sofisticado a la vez, con imágenes ilustrativas. 

El emprendimiento está siendo incubado por Thaleslab, y accedió a un capital semilla de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII). También recibió una mención en el premio Innovation by design Awards 2020, que otorga la revista estadounidense Fast Company.

El lanzamiento de Design Cities iba a ser para mediados de marzo, pero la pandemia lo frenó. En estos meses se continuó trabajando en el proyecto, y este mes se lanzarán guías que fomenten el turismo interno, como la de Punta del Este. Y para diciembre ya estará funcionando la de Colonia del Sacramento. 

¿De qué forma comenzó su relación con la arquitectura?

Mi madre siempre decía que iba a estar más cerca de ser pilota o azafata, y no arquitecta. Teníamos un amigo de mi madre que era arquitecto y trabaja en la Unesco. De chica mi deleite era sentarme a escuchar sus historias. En realidad él viajaba por todo el mundo, lo que no era habitual para un arquitecto. Después, siempre tuve como ese mix de inclinaciones, me gusta la parte técnica y también la artística. 

¿Cómo ve el área de la arquitectura en la actulidad?

Está mutando mucho con las nuevas tecnologías, y el desafío está en generar servicios novedosos. No te podés quedar en ser director de obra y en realizar el proyecto. Porque si hacés eso estás en el medio de muchos otros que ofrecen lo mismo. Cuando comencé Ministerio de Diseño en 2013, nació como marketing del estudio, y me di cuenta que era mejor enfocarme en eso que en mostrar los trabajos que las obras y proyectos que hacemos. Porque ya hay muchos estudios que hacen eso.

¿Cómo se maneja el patrimonio arquitectónico?

En Uruguay no se habla de patrimonio. Solo dos veces al año, cuando es el día del Patrimonio y cuando se mandan alguna macana. Pero son elementos que forman parte del paisaje urbano, y no tenés por qué ser arquitecto para opinar: todos lo pueden hacer. 

El resultado paisajístico urbano no es solamente la suma de los proyectos de los padrones individuales, tiene que haber una gestión que lo planifique. No solamente desde la normativa y con arquitectos responsables, sino con un verdadero contralor. La normativa existe, pero se viola tanto que pasa a ser una recomendación. 

Y pasás a tener ciudades que están delineadas por intereses de capitales; no hay una visión objetiva y transversal a gobiernos que tengan más peso que las conveniencias de privados. 

¿Cómo nació Design Cities?

Empezamos a trabajar con acciones combinadas con Banco Itaú para hacer guías de itinerarios de ciudades para determinados eventos. Eran viajes cortos que al principio fueron pensados para personas que estuvieran vinculadas a la arquitectura y el diseño, pero después se hicieron con 25 personas, entrea las que había desde empresarios hasta productores rurales, pasando por profesionales retirados. Y ahí estaba el mérito del proyecto, que era accesible para todos. Luego vino el Mundial de Rusia, y también hicimos guías. Nos pusimos a investigar, la idea fue salirse de lo que era palacios imperiales y arquitectura soviética, y encontramos lugares increíbles. 

Como la recepción fue muy buena, nos pareció que nos teníamos que centrar en organizar todo. Primero armé todo como si fuera una nota grande, pero quedaba una sábana, y entonces pensamos en un formato más amigable. 

¿Cómo funciona?

No es un indexado, es una mirada sobre algunos lugares que hay en las ciudades. No les cobro a los lugares que aparecen, ni tampoco lo voy a hacer, porque me interesa que estén los que quiero. Elegimos ciudades que tengan una masa crítica grande y si bien van a estar Buenos Aires, Nueva York, Milán, San Petersburgo, hay ciudades también de Asia y África. 

¿Cuál es el modelo de negocio que se va aplicar?

Tiene dos perfiles: consumidor final, que lo va a poder comprar en la web de forma directa (estamos pensando en que cada guía saldrá unos US$ 15 o US$ 20). Y después dirigido a empresas o entidades que lo quieran ofrecer a sus clientes. Este proyecto es una investigación que no solamente tiene valor turístico, es un mapeo interactivo de la ciudad. 

La pandemia frenó el lanzamiento de Design Cities. ¿Qué decidió hacer?

La situación nos hizo detener ese proceso. Pero nos pusimos a investigar, y a seguir trabajando. Nos centramos en ciudades de China, como Wuhan, que hasta antes del covid-19 no sabíamos nada. 

Ahora tenemos disponible en la web la guía de Montevideo, en unas semanas sale la de Punta del Este y en diciembre la de Colonia del Sacramento. 
La idea es sumarnos como una herramienta más para el turismo interno. Si bien cada usuario podrá descargarla, estamos apuntando mucho a empresas y no tanto a consumidores finales. 

Las guías van a ser adaptables. Por ejemplo si una bodega u otra empresa turística quiere utilizarla, se pueden retirar las demás ofertas de ese mismo rubro. Y le damos la posibilidad de tener todo un circuito interactivo y geolocalizable de esa ciudad, con su negocio como uno de los puntos de todo ese mapa. 

¿Cómo ha sido emprender en Uruguay?

Thaleslab se especializa en startups que tengan componentes tecnológicos. La verdad es que hay una preparación brutal, es una experiencia muy enriquecedora. Estoy en un grupo de 15 personas que nos reunimos todos los viernes, y hay desde ingenieros que están realizando un vehículo autónomo para el agro, a un músico que está trabajando en hacer robots que automaticen el proceso de percusión. El intercambio con el grupo, más el intercambio con ellos en asesorías, es sumamente rico. 

Creo que si tuviera 20 años, emprender en una opción en Uruguay sería un camino seguro a tomar. Pero en mi caso me agarró en un momento en el que estoy tratando de capitalizar la experiencia en un formato más moderno y más escalable. Reconozco que no es la norma en mi generación; es un poco más habitual en gente de menos edad. Si bien está todo eso, la verdad es que también los costos son muy altos. Ya en el año cero hay inversiones muy grandes, como la web, el registro de marca, y las asesorías.

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