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Pandora Papers: ¿cambió algo?

A diferencia de los papeles de Panamá y del Paraíso y la última filtración de documentos no muestran grandes ilegalidades

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07 de octubre de 2021 a las 17:09

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Emma Agyemang

La más reciente filtración de datos, que detalla los asuntos financieros de la élite mundial, ha dejado en claro lo mucho que se ha avanzado desde que el mundo empezó a tomar enérgicas medidas contra la evasión y la elusión fiscales en el extranjero en 2008 y lo mucho que todavía queda por hacerse.

Líderes como el rey Abdullah de Jordania, el primer ministro checo Andrej Babis e Ilham Aliyev, el dirigente autocrático de Azerbaiyán durante 18 años, han sido señalados por el Consorcio Internacional de Periodistas Investigativos (ICIJ, por sus siglas en inglés) como usuarios de paraísos fiscales para almacenar y mover su dinero.

El presidente ruso, Vladimir Putin, y el ex primer ministro británico, Tony Blair, son otros de los líderes mundiales que han sido vinculados a los archivos, una enorme descarga de 12 millones de documentos.

Pero aunque la revelación de esta semana por parte del ICIJ, bautizada como los Papeles de Pandora, se centra, al igual que sus predecesoras, en los negocios financieros de los ricos y poderosos, existen diferencias clave con los informes anteriores.

Las revelaciones en la filtración de datos de los Papeles de Panamá de 2016 del ICIJ arrojaron luz sobre los delitos fiscales que estaban ocurriendo a través de los paraísos fiscales extraterritoriales, muchos de los cuales, como el mismo Panamá, desde ese entonces han intensificado las normas, incluso sumándose a los esfuerzos internacionales de transparencia fiscal.

Los Papeles del Paraíso de 2017, por su parte, tendieron a centrarse más en la evasión fiscal creativa de las compañías, las cuales ahora la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) está tratando de abordar a través de un acuerdo global que establezca una tasa impositiva corporativa mínima.

La más reciente denuncia del ICIJ hasta ahora no ha alegado evasión fiscal.

"Desde una perspectiva puramente tributaria, estos documentos son menos serios que los Papeles de Panamá", dijo Rita de la Feria, una profesora de derecho fiscal de la Universidad de Leeds. Según los expertos, la introducción del intercambio de datos de las cuentas financieras entre las autoridades fiscales, y el impacto de las filtraciones en sí, han disuadido la evasión.

En cambio, los Papeles de Pandora se han centrado en el uso de fideicomisos y de compañías fantasma extraterritoriales por parte de los superricos y de las clases políticas. Estas estructuras legales suelen crearse para mantener la confidencialidad, aunque también pueden utilizarse indebidamente con fines de lavado de dinero o corrupción.

Lo que las revelaciones de los Papeles de Pandora ponen de manifiesto son las desigualdades dentro de un sistema fiscal que les brinda a los ricos acceso a privilegios que no están al alcance de la mayoría de las personas.

"La mayor revelación de los Papeles de Pandora es que las normas actuales les proporcionan a los individuos ricos mecanismos para comprar propiedades u ocultar su riqueza que no están disponibles para otras personas", señaló Daniel Bunn, de la Tax Foundation, un grupo de expertos con sede en EEUU.

Por ejemplo, los Papeles de Pandora revelaron que Tony y Cherie Blair se ahorraron £312,000 en el “stamp duty”, o impuesto del timbre, cuando compraron una compañía de las Islas Vírgenes Británicas que era propietaria de un edificio en Londres de la familia del ministro de Industria y Turismo de Bahréin.

Dan Neidle, socio en asuntos fiscales del bufete de abogados Clifford Chance, dijo que lo que habían hecho los Blair no era ilegal, ya que el impuesto del timbre sólo se debe pagar por la venta de un inmueble en sí y no cuando se vende una compañía que es propietaria del mismo.

"Es una opción política", dijo él. "Si los gobiernos quieren cambiar eso, deberían hacerlo".

Aunque la red se ha ido cerrando sobre los usuarios de paraísos fiscales en general, los Papeles de Pandora dejan en claro que el negocio ha crecido en algunas áreas.

Entre ellas se encuentran los estados estadounidenses de Dakota del Sur, Nevada, Delaware y otros que, según el ICIJ, se han "transformado en líderes en el negocio de la venta de secretos financieros".

La cantidad de activos que se calcula que el sector fiduciario de Dakota del Sur tiene en su poder se ha cuadruplicado, pasando de US$75.5 mil millones en 2011 a US$367 mil millones en 2020. Este crecimiento se ha visto impulsado por la falta de normas de divulgación en comparación con otras jurisdicciones.

Desde 2014, las normas internacionales han llevado al intercambio automático de información sobre cuentas financieras entre las autoridades fiscales. Las normas, desarrolladas por la OCDE, y conocidas como Estándar Común de Reporte (CRS, por sus siglas en inglés), han sido suscritas por 110 países de todo el mundo, hasta el pasado septiembre.

Pero EEUU no participa en las normas mundiales. En cambio, aplica su propia normativa, denominada Ley de Cumplimiento Fiscal de Cuentas Extranjeras (FATCA, por sus siglas en inglés). "EEUU tiene una versión mucho más limitada del CRS", dijo Neidle. "En principio, está por detrás del resto del mundo en términos de transparencia fiscal".

Las revelaciones son potencialmente embarazosas para el presidente Joe Biden, quien el año pasado se comprometió a "liderar los esfuerzos a nivel internacional para llevar transparencia al sistema financiero mundial y perseguir los paraísos fiscales ilícitos".

En general, los activistas fiscales sostienen que, incluso con un acuerdo inminente de la OCDE y un endurecimiento de las normas en los paraísos fiscales, la filtración demuestra que nada ha cambiado lo suficiente desde los Papeles de Panamá.

Ellos han exigido una mayor transparencia de los flujos de dinero en paraísos fiscales, incluyendo la declaración pública de los impuestos pagados por las compañías, país por país, y la prohibición de las compañías fantasma.

"No hay razón alguna para permitir las compañías anónimas", dijo Alex Cobham, director ejecutivo del grupo de presión Tax Justice Network. "Nadie se comporta mejor cuando no puede ser visto", él comentó.

"Parece obvio que las compañías fantasma — corporaciones sin sustancia económica, cuyo único propósito es eludir impuestos u otras leyes — deberían ser prohibidas", añadió Gabriel Zucman, un economista de la Universidad de California en Berkeley.

Algunos asesores fiscales también expresaron su preocupación por la ineficacia de las actuales normas para combatir la corrupción, con industrias enteras de abogados y contadores facilitando el flujo de efectivo.

Lo más impactante de todo pudiera ser, según George Bull, el socio sénior en materia de impuestos de la firma de contabilidad RSM, la "enorme cantidad de dinero sucio que pasa por algunos de los centros financieros del mundo".

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