La última semana estuvo marcada por la fijación del partido clásico Peñarol-Nacional por el Torneo Apertura del Campeonato Uruguayo 2024, en medio de la crisis que genera cada paralización del fútbol por violencia. Esta vez, una segunda agresión, en cuatro fechas, contra un árbitro (le tiraron una piedra), volvió a poner el urticante tema en la mesa y dejó al torneo sin actividad durante cinco días.
En medio de este triste escenario, de violencia pura, desde el Gobierno sugirieron a los clubes grandes disputar el clásico en el Estadio Centenario para mantener las hinchadas de los dos equipos.
A la hora de tomar decisiones, el presidente de Peñarol, Ignacio Ruglio, y el consejo directivo aurinegro descartaron la sugerencia de los especialistas en seguridad. En todo su derecho fijaron el CDS, pero alimentaron una polémica que permeó en la tribuna con una bandera violenta, innecesaria, en el partido Racing-Peñarol en el Parque Viera.
“Yo te doy entradas, vos no querés venir”, se leyó en un enorme trapo que violó todos los controles de ingreso a la tribuna, en un mensaje de Peñarol a Nacional que no es folclórico sino provocador y violento.
¿Qué está en discusión? ¿El carácter de unos y la debilidad de otros? ¡Por favor! Lo que exponen a la vista de todos es la “industria de la violencia en el fútbol”, que está alimentada por todos quienes no impiden que esto se termine de una vez por todas y que el fútbol pueda volver a ser un espectáculo en donde se pueda vivir en paz en la tribuna, y que la AUF tenga la capacidad de reducir al mínimo los episodios de violencia.
Y por violencia se entiende desde el insulto provocador en el anonimato de una tribuna, lanzar un objeto a la cancha, encender una bengala, o el agravio inaceptable atrás del tejido bajo la justificación de estar enfundados en la descontrolada pasión del hincha.
No es mi aspiración ver la tribuna del teatro o del cine en una cancha de fútbol, porque el fútbol es otro espectáculo, pero bajo el concepto de que “el fútbol es otra cosa”, no podemos aceptar más el “vale todo”.
¿Por qué el fútbol se vive de otra manera en muchas partes del mundo, alejado de la violencia que se genera en torno a un clásico? ¿Por qué no podemos imitar las buenas expresiones de las sociedades civilizadas en donde los hinchas van a los estadios, sin tejidos, y disfrutan del espectáculo, festejan, celebran, se enojan, insultan (con moderación, sino se exponen a sanciones), se sacan selfies, publican en sus redes y multiplican la pasión desde un lugar que construye?
¿Qué te parece si en Uruguay nos planteamos como desafío llegar al Mundial 2030 (ahora que tenemos una buena zanahoria por delante) sin tejidos perimetrales ni hinchas violentos? ¿Por qué no?
Ricardo Alarcón, expresidente de Nacional
Recuerdo cuando hace 13 años a Ricardo Alarcón lo tildaron de “extraterrestre” porque tenía como aspiración jugar en el Gran Parque Central sin alambrados. Recuerdo aquella entrevista del 16 de octubre de 2011 en la que me dijo: “Si es posible en el mundo es posible en Uruguay si existe conciencia de lograrlo”.
Y lo desarrolló en esta frase: “En el fútbol hay menos violencia que en el resto de la sociedad, pero lo que sucede es que el fútbol tiene muy mala imagen. Obviamente que hay algunos asistentes a espectáculos deportivos con los cuales se tiene una tolerancia que no existe en ninguna otra actividad. ¿Por qué? Porque si usted va al cine y susurra, todo el público le pide que se calle la boca. En el fútbol la gente puede insultar, gritar, porque es parte del show, y eso que implica vivir el fútbol con pasión provoca que se traspasen algunos límites. Y ya no solo por insultar, porque en la televisión se escuchan cosas peores, pero sí digo que hay muchas irrespetuosidades fuera de lugar. Parece que si uno ama el fair play fuera flojito, o menos guapo que el otro. ¡Eso hay que cambiarlo! Porque aquí no hay ningún jugador de ningún club que sea maula ni se amilane, son todos bien hombres y ellos tienen un gran profesionalismo, pero un año juegan un equipo y al siguiente en otro, y cuando terminan los partidos intercambian camisetas y se abrazan, y además muchos de ellos son padrinos de los hijos de los otros, y los que se pelean son los que están afuera de la cancha, que nunca jugaron al fútbol, que no saben lo que es un vestuario y van a la tribuna para hacer una catarsis que no pueden contener en sus vidas personales, entonces de manera anónima se ponen a gritar. Y considero que no son más machos por tener esas características. Con Nacional se creó un estereotipo diferente al que existe en Uruguay, con juego limpio que se aplicó en la selección campeona de América. Entonces hay que entender de una vez por toda que el fútbol hay que mirarlo con inteligencia”. Te recomiendo leer la entrevista completa.
Fue lo mejor que escuché de un dirigente de fútbol en muchos años (por algo Alarcón es el dirigentes que más veces ganó el premio en la encuesta Fútbolx100 que anualmente organizamos en Referí), pero se fue sin conseguir nada de lo que pretendía.
Su propuesta era retirar los alambrados en un proceso progresivo, siguiendo un camino de aprendizaje y de comenzar a subir niveles para llegar a esa instancia.
¿Qué ocurrió 15 años después? Nos alejamos más de aquella aspiración de Alarcón, al extremo que ya no pueden convivir las dos hinchadas en el mismo estadio y deben jugar sin público visitante.
Por esa razón insisto en esta propuesta, para que dirigentes del fútbol y el Gobierno la tomen para llegar al Mundial 2030 descontaminados de violencia en los estadios.
Y ahora te pregunto a vos, Luis, ¿qué propondrías para vivir un fútbol sin alambrados ni violencia?
La fijación del clásico un Viernes Santo
El otro tema que atrapó la atención fue la fijación del clásico. Finalmente se jugará el viernes 29 de marzo a la hora 16 en el Campeón del Siglo.
Esto es, el partido más importante del fútbol uruguayo se jugará el Viernes Santo, para la Iglesia Católica. ¿Compartís lo que dijo el expresidente de Peñarol, Jorge Barrera?
Camilo dos Santos
Jorge Barrera, expresidente de Peñarol
El miércoles pasado, antes que se fijara el partido, Barrera criticó el planteamiento que había realizado el Ministerio del Interior. En un mensaje que publicó en la red social X (ex Twitter) expresó: "Uruguay no profesa oficialmente ninguna religión y eso es bueno. Que se fije un clásico, que es la fiesta de todos, a la misma hora que para muchos se conmemora la muerte de Cristo es, al menos, falto de sensibilidad. Esperemos que sea solo un rumor".
¿Cuál fue la razón por la que se fijó ese día? El argumento del Ministerio del Interior para sostener su sugerencia: porque el sábado y domingo próximo realizan el operativo retorno luego de Semana Santa en la que las rutas de acceso a Montevideo (donde está el CDS) tienen un tránsito que no es el habitual.