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Por un Green deal en Uruguay

La vida atraviesa su sexta extinción masiva, algo que sucede cada muchos miles de millones de años

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05 de junio de 2020 a las 07:53

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La semana pasada la humanidad logró dar un nuevo paso en la conquista del espacio. Nuestros hijos, probablemente leerán noticias nacionales, internacionales, lunares y marcianas. Nuestros nietos seguirán los avatares de la instalación de la civilización en ambientes que hoy son inhóspitos, aunque por ahora libres de pandemias, incendios y estallidos sociales. Es posible que la tecnología logre construir pequeños paraísos artificiales en el espacio. Es posible que el lugar inhóspito sea el que hoy habitamos.

La vida humana ya se ha instalado establemente en la Estación Espacial Internacional donde hace años vive establemente un grupo de humanos de distintas nacionalidades, orbitando a unos 400 km de la superficie terrestre.

Mientras aquí abajo, la vida atraviesa su sexta extinción masiva, algo que sucede cada muchos miles de millones de años. La quinta extinción masiva está muy presente. Hace 70 millones de años extinguió a los dinosaurios y permitió que nuestros antepasados de entonces, unos pequeños insectívoros arborícolas, se ramificaran en una diversidad de mamíferos. 

Hace cuatro millones de años algunos de esos mamíferos probaron suerte bajando de los árboles, sus manos cambiaron, generaron un dedo pulgar, se irguieron sobre dos patas, su cerebro creció y se hizo más sofisticado,  aprendieron a manejar el fuego y cocinar la comida, su cerebro siguió creciendo, inventaron el arte, la agricultura y la guerra. Se convirtieron en el Homo sapiens, la especie más exitosa capaz de colonizar cualquier rincón de la Tierra. Hoy esa especie está amenazada por su propio éxito. Mientras empuja a la extinción a muchas otras especies.

Esta semana se supo que “la sexta extinción masiva no es una preocupación para el futuro. Está ocurriendo ahora, mucho más rápido de lo esperado, y es completamente nuestra culpa. Los humanos ya han borrado a cientos de especies y llevado a muchas más al borde de la extinción a través del comercio de vida silvestre, la pérdida de hábitat y la contaminación de aguas, suelos y aire. Los hallazgos publicados en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) muestran, que la tasa de extinción de las especies se ha acelerado en las últimas décadas.

Esto no lo publicó un grupo ecologista militante sino la cadena estadounidense CNN y varias agencias de noticias.

La civilización humana va hacia un abismo, no sabe como frenar, está incluso acelerando. La economía sigue despreciando las advertencias que desde Malthus muchos han hecho. Tirar humo a la delgada capa de atmósfera no tiene costo alguno en la contabilidad estándar. Que los hielos del mundo se derritan no figura como pérdida en ninguna contabilidad. Los economistas tienen elaboraciones muy incipientes en lo teórico y práctico para incorporar estos costos graves pero difusos en la contabilidad. Como dice una canción de Caetano Veloso predomina “la fuerza del dinero que destruye cosas bellas”.

Uruguay puede ser el ejemplo. Un visionario nos puso Uruguay Natural como marca país y eso es parte del éxito potencial que podemos tener por delante. 

Hay un ecologismo no científico, que se opone a todo sin criterio, desde un transgénico que evita un insecticida a una reunión de tres vecinos ganaderos para hacer riego y prevenir la muerte del ganado en una sequia. La ecología es una disciplina científica, no una vía para practicar la lucha de clases por otros métodos.

Una ecología que potencie  el desarrollo de Uruguay porque valoriza a este rincón del mundo es completamente posible. Como ha mostrado claramente la pandemia, tenemos que ser lo opuesto al Brasil de Bolsonaro. En pocas  semanas ellos empezarán la quema estacional de selvas para hacer una ganadería y una agricultura vergonzosas. Nosotros aumentamos nuestro monte natural mientras crecemos en una ganadería virtuosa y hacemos planes de uso y manejo de suelos y rotaciones con pasturas en una agricultura potencialmente virtuosa (aunque no siempre lo es). 

En esta semana el partlamento de los Países Bajos votó en contra del acuerdo Mercosur Unión Europea, por considerar que el gobierno brasileño no cumple con los requisitos ecológicos básicos. Tomar en cuenta lo ambiental ya no es un idealismo, es una necesidad para mantener los mercados más exigentes,

Uruguay se debe una agenda clara y una estrategia en materia de ambiente. Estamos cerca de neutralidad de carbono en virtud del desarrollo forestal, la matriz energética renovable y la escasa actividad industrial con chimeneas. 

Hay avistamientos de animales más frecuentes y mucha gente ha cambiado el fusil por la cámara de fotos en el acercamiento a la vida silvestre. 

Falta mucho por hacer. La semana pasada fue el día de la abeja, también tuvimos el día de la producción lechera, el miércoles el de la bicicleta. Pero hoy, que es el día internacional del Medio Ambiente, merece que una discusión amplia sobre qué política para regenerar biodiversidad y regenerar carbono en los suelos, como recuperar la calidad de aguas perdidas, como reciclar los plásticos para que ninguno termine en un curso de agua, como acelerar el control biológico de la mosca de la bichera y un control más racional de plagas y malezas, entre otros temas, formen parte de un todo integrado que nos permita estar orgullosos de la belleza y salud de nuestra comarca.

Es de los tantos ámbitos donde podemos evitar el estéril choque perpetuo de “izquierda vs derecha y viceversa” y sustituirlo por científicos asesorando, economistas evaluando y políticos decidiendo racionalmente. Es también un argumento para el 1% (y talvez un poquito más) para la ciencia. Y para captar a tanto académico de Brasil, EEUU y cualquier otro lugar del mundo que quiera venir con su conocimiento a interactuar con los científicos locales o a invertir en este país pacífico que sin cuarentena le va ganando a la pandemia.

Soy un tanto reacio a los “días de”, pero lo cierto es que hoy es el día mundial del Ambiente y vale la pena recordarlo para alistar a Uruguay como pequeño país modelo de regeneración ante esta Sexta Extinción que se acelera. La Unión Europea está saliendo de la pandemia con un paquete gigantesco de inversiones en formato Green Deal.  Uruguay debe pensar un Geen Deal que atraiga inversión inteligente y genere empleos de calidad. El mundo lo pide y somos el lugar ideal para ofrecerlo como plataforma. 

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