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Presidente del BID: "Quiero ser el vendedor” de América Latina

El nuevo presidente del BID se enfocará en atraer el regreso de las inversiones a la región, muchas de las cuales se fueron “por la gran ilusión de China”

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25 de octubre de 2020 a las 05:00

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En forma descontracturada y con acento cubano, intercalando a veces algunas palabras en inglés (pocas), Mauricio Claver-Carone, el nuevo presidente del BID, consideró que ser estadounidense-latinoamericano y haber trabajado en la Casa Blanca constituye una combinación que beneficiará a América Latina por su conocimiento de la región y fuerte lobby para los negocios. Destaca, precisamente, que su rol será traer inversiones para América Latina, muchas de las cuales se fueron a Asia por la “gran ilusión de China”. Con respecto a Uruguay, siente que el gobierno de  Luis Lacalle Pou está claramente alineado con su presidencia en el BID y con la institución. En este país, el organismo multilateral prevé operaciones en el ámbito social, productivo –con énfasis en la digitalización de las pequeñas y medianas empresas–, y en la gestión de políticas públicas y calidad del gasto.   La llamada “economía naranja”, es decir, aquella vinculada a la industria creativa, cultural y del entretenimiento, también está en su mira. Eso será una novedad en comparación a los financiamientos tradicionales del BID en Uruguay. Claver-Carone  asumió su cargo hace tres semanas y ya está metido en una agenda en la que quiere hacer cambios en el organismo.  A continuación, un resumen de la entrevista que el ejecutivo mantuvo con El Observador desde Washington.  

Su candidatura fue cuestionada por no ser usted latinomericano, ¿qué piensa ahora al respecto? 
Mi candidatura no fue tan discutida.  Si comparamos en 2015, Luis Alberto Moreno ganó por primera vez con 56% de votos y el apoyo de 20 de los 28 países de la región. Yo gané con casi 68% y 23 países de los 28 países de la región. Ortiz Mena también ganó casi con lo mismo que yo.  La única excepción (de un candidato que llevó más votos o países) fue Enrique Iglesias, porque era uruguayo (se ríe) y había negociado de antemano, debido a la presidencia de casi 20 años de Ortiz Mena, quien no quería irse.  Sobre mi agenda, todos los países acordaron la visión que presenté, las oportunidades que existían. La discusión fue si sobre mi nacionalidad, pero yo no me llamo “John Smith”, me siento profundamente latinoamericano.  Soy un hispanoamericano, es lo que soy. Soy un poco como Enrique Iglesias, mi padre es español y mi madre es cubana; nací en Miami, no hay ciudad más latinoamericana que Miami. Me criaron con gran respeto hacia mi cultura, mi herencia, mi idioma. Pero mi experiencia formativa profesional es de EEUU. Por eso, como traigo el peso de EEUU porque soy estadounidense, tengo beneficios y traigo oportunidades para América Latina. 

El gobierno de Lacalle Pou fue uno de los primeros en respaldar su candidatura, ¿qué reflexión le merece? 
Pienso que es por el dinamismo que podemos traer (a Uruguay) de hacer algo diferente. Presenté una agenda para que el BID fuera financieramente más relevante y dejar una institución más fortalecida. Por el hecho de que fui funcionario de la Casa Blanca y el fortalecer más la institución con inversión de EEUU, gana la región.  Si yo fuera el presidente Lacalle, quisiera un presidente del BID que deje al banco en una situación financiera relevante para tener el mayor impacto posible y no ahogarnos en retóricas del pasado y nacionalismos anticuados.  Lacalle se fue alineando con la visión del futuro y el beneficio de un BID fortalecido para la región.   

¿Habrá cambios en la política de financiamiento del BID durante su gestión?
Sabemos todos los diagnósticos de la región, los problemas, un panorama complicado. Sin embargo, nos vamos a enfocar en traer soluciones. La generación de empleo es donde más impacto socioeconómico vamos a tener. La receta del éxito económico de EEUU está basada en que el motor de su economía son las pequeñas y medianas empresas. En ese tipo de empresas nos enfocaremos.  Siempre pensamos en EEUU como inversor, pero somos el mayor recipiente de inversión extranjera en el mundo, incluyendo de Latinoamérica. Es la iniciativa que queremos hacer: regresar algunas de esas inversiones a la región.  Mi gestión pondrá énfasis en el programa Regreso a las Américas, que se refiere a las empresas norteamericanas o europeas que estaban en Latinoamérica y luego se fueron a la China, queremos que regresen. Ese programa también está pensado para las empresas latinoamericanas que tienen su dinero en EEUU.  Lo que quiero hacer diferente en el BID, lo transformacional, es que quiero ser un vendedor de la región. Las empresas americanas y europeas que estaban en la región y después se fueron a Asia representan un potencial de entre US$ 30 mil y US$ 50 mil millones.

¿A qué atribuye esa migración a China?
Eso fue cuando hubo un enamoramiento, la gran ilusión de la China, buscaban a Asia por el mercado de miles de millones de personas. Era la ilusión de las masas, todo el mundo estaba entusiasmado con el potencial de la China y no se dan cuenta que en esta región también hay mil millones de personas. Hay una mentalidad de ir a buscar los mercados lucrativos y no entender que el consumidor está donde está.

¿El interés de EEUU en América Latina se debe a la guerra comercial con China y por el poderío ascendente de ese país? 
Históricamente, EEUU ha sido el inversor más grande en América Latina y lo seguirá siendo. EEUU tiene US$ 1 trillón invertidos en América Latina y el Caribe, China tiene US$ 300 mil millones. No es competencia en ese sentido. Nunca he hablado con presidente o empresario de ningún país que no prefiera una inversión de los EEUU o un préstamo del BID, a un préstamo o inversión de China. EEUU y el BID son marcas en la región, y China es un poco extranjera. Ha incrementado su participación, pero sigue siendo, al fin y al cabo, un factor extranjero. Ahora bien, China es un mercado importante y los países de la región, Uruguay, por ejemplo, lo ve así  porque es el primer mercado exportador para el país. Más de 30% de su comercio es a China. EEUU es el cuarto, con solamente el 7% de las exportaciones. Mi primera sugerencia para EEUU sería: hagamos más con Uruguay, creemos vehículos de comercio, de exportación. El canciller (Francisco Bustillo) estuvo aquí (por EEUU) vendiendo al Uruguay extraordinariamente. Estuvo enfocado en ese tema y conversó con el Secretario (Mike) Pompeo, y ese fue el tema. Es importante diversificar los mercados y EEUU tiene mucho espacio para el crecimiento, y también es importante la integración, el comercio intrarregional.

El BID invirtió US$ 1.956 millones en Uruguay, principalmente en la reforma del Estado, digitalización, transporte, energía eólica y otros temas. ¿Van a seguir en esa línea? 
Se desembolsó US$ 1.200 millones para el sector público en 2020. BID invest para el sector privado tiene US$ 555 millones en proyectos de energía, transporte, estados financieros. BID Lab otros US$ 30 millones.  Para el año 2021 ya se prevén operaciones por US$ 410 millones en tres pilares estratégicos: social (educación, salud, género y diversidad), productivo (digitalización y garantías para las pymes, enfocado especialmente para las mujeres empresarias), y el sector público fiscal (para la gestión de políticas públicas y la calidad del gasto).

¿Habrá algo nuevo en las áreas de financiamiento? 
Sí, hay mucho espacio de crecimiento en Uruguay en los temas digitales, en el desarrollo de la industria del software y también en la economía naranja, que es creatividad. Pongo un ejemplo: el otro día comí con el canciller Bustillo y estaba el CEO de una empresa de producción que representa a los artistas importantes latinoamericanos. Ellos hicieron la campaña de McDonald´s con el artista colombiano J Balvin. Toda esa producción digital y creativa se hace siempre en Nueva York, o en los Ángeles, pero por el covid-19, J Balvin estaba en su casa en Medellín y la campaña entera se hizo allí, con talento local, profesionales locales. Y quedó estupendo. Los artistas de la región, sea en moda, cultura, música, etc, deben poder hacer cosas en la propia región.

¿Dónde entra Uruguay  en esta materia?
Uruguay tiene capital humano en ese sector y en la industria digital. Lo que pasa es que las empresas y los países no saben que Uruguay tiene tan buena calidad digital, de producción y creatividad.

¿Qué rol puede desarrollar el BID en esa economía naranja que menciona? 
Podemos hacer las conexiones, el network. En las economías tradicionales, como la manufactura, el BID tiene años en eso, pero podemos conectar más con las empresas y los inversores que estén buscando oportunidades en distintos sectores, crear ciertos rapid finance instruments para poder incentivar la inversión. Uruguay puede ser un país ejemplo en digitalización, y podemos aumentarla. Hemos trabajado con Uruguay en este tema anteriormente, con el Plan Ceibal, pero también en el trabajo que se hizo siendo miembro de Digital Nuevo, que es el grupo de naciones con gobierno digital más avanzado a nivel global y también en la industria de software. La digitalización trae otros retos para Uruguay, retos de lujo, como la ciberseguridad, pero está dos pasos por delante en relación a otros países de la región, que tienen que mejorar la infraestructura tecnológica básica.

¿Tienen previsto ampliar el financiamiento a Uruguay?
Por supuesto.

¿Cuál será la posición del BID sobre posibles financiamientos a Argentina, cuyo gobierno tiene una orientación política muy diferente al organismo, y cómo está  la relación con Venezuela?
 No comparemos. En Latinoamérica hay gobiernos de centroderecha que buscan crear políticas para la atracción de inversión extranjera, incluido Uruguay con el presidente Lacalle que ha priorizado buscar atraer capital y mejorar los pisos globales de exportación.  También está la izquierda tradicional con López Obrador en México, Fernández en Argentina y ahora Bolivia con el presidente electo Acte. Esa izquierda no es una izquierda proteccionista como la de hace 30 años. Hay consenso sobre la importancia de la inversión extranjera en esos países. En Venezuela y Cuba, la izquierda es más radical. No hay coherencia económica, no se puede especular. 

En el BID Venezuela está representada por  Juan Guaidó, ¿van a canalizar a través de él algún financiamiento para ese país?
Sí, a través del presidente interino Guaidó, canalizaremos ayudas para el tema de la migración y para ayudar a la generación e innovación de las pymes entre las comunidades migratorias venezolanas en los diferentes países. También pensamos en las necesidades para la futura reconstrucción de una Venezuela en transición, que eventualmente tendrá que pasar.  En la actualidad, una transición en Venezuela va a requerir retos enormes frente a los cuales nuestra cartera actual -del BID- no tiene ese tipo de financiamiento. Y el gobierno de Venezuela todavía está atrasado con el BID, por proyectos desde hace años. Es una situación compleja. 

¿Cómo quedan los países latinoamericanos pequeños en la relación con el BID, habrá cambios  en lo que se venía dando?
De los 26 países prestatarios del BID, 19 son pequeños. Con excepción de la presidencia de Enrique Iglesias, nunca los países pequeños habían tenido representación en las posiciones de liderazgo del BID. En el equipo que he presentado, la vicepresidenta ejecutiva es René Mejía, CEO de Citi Honduras, una de las mujeres en finanzas más respetadas. Y dos vicepresidentes de sectores que he nombrado son: el ministro de Finanzas de Ecuador y el ministro de Hacienda de Paraguay. Eso es nuevo en el BID. 

Género. Se prevé que el BID otorgue más beneficios a las mujeres empresarias o gerentes de pequeñas y medianas empresas en América Latina. “Actualmente obtienen 10% más de ingresos que los hombres que también lideran este tipo de compañías, sin embargo tienen 50% menos de acceso al financiamiento”, alertó Claver-Carone. 

Integración comercial.  Claver-Caron destaca que un gran problema que tienen las empresas de América Latina y el Caribe es la integración comercial. “Es la peor del mundo, francamente da vergüenza”, dijo.  Señaló que mientras 65% del comercio de Europa es intrarregional, solo 15% del comercio de esta región lo es.

Perfil

El presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) es abogado de profesión, fue asesor del gobierno de Donald Trump, ha defendido la línea dura en la política internacional de Estados Unidos, en especial respecto a Cuba y a Venezuela. Ocupara el cargo para el período 2020-2025.  

 

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