JUAN MABROMATA / AFP

Prioridades diferentes pautan tibia relación entre Lacalle Pou y Alberto Fernández

Uruguay aún trabaja para concretar la primera reunión entre presidentes

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11 de octubre de 2020 a las 05:00

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El río Uruguay a veces puede ser más que una simple frontera geográfica. Del lado oriental del río, el gobierno de Luis Lacalle Pou lo está viviendo en carne propia. Mientras que Uruguay pretende acelerar a toda costa la concreción de acuerdos comerciales y avanzar en la construcción de obras logísticas en frontera, el presidente argentino Alberto Fernández no solo mira con escepticismo la apertura hacia el mundo sino que además enfrenta una serie de conflictos internos que ponen a la agenda regional en un segundo plano dentro de la lista de prioridades.

La diferencia en el manejo de los tiempos es motivo de cierta preocupación en el Poder Ejecutivo uruguayo, que desde hace meses busca concretar una reunión entre los dos presidentes. Allí pretenden conversar sobre la construcción de una hidrovía para mejorar la navegabilidad aguas arriba en el río Uruguay, y también discutir aspectos comerciales del Mercosur. 

Aunque las líneas con Argentina están abiertas, varios jerarcas ven que el interés de los respectivos gobiernos transita por “distintas velocidades”. 

En el gobierno de Lacalle Pou reconocen que Uruguay no está entre las primeras prioridades del gobierno de Fernández, que enfrenta una tormenta al no hacer pie en la emergencia sanitaria. “Sabemos que estamos en el puesto noventa y pico de asuntos a atender”, graficó uno de los consultados.

Esa preocupación se coló esta semana en la discusión de la política local luego de que el expresidente frenteamplista José Mujica expresara que Fernández “no le da pelota” a Lacalle Pou “por “las medidas cacareadas para que vengan inversores de allá”. 

“Sé que el presidente uruguayo quiere conversar con el presidente argentino, y sé también que no le dan pelota, por lo menos por ahora”, comentó Mujica en M24. 

Días antes, el expresidente se había acercado al senador nacionalista Gustavo Penadés para transmitir su voluntad de ayudar a acercar a ambas partes, según informó El País el jueves. 

Mientras la salida pública del líder del MPP causó molestia en el oficialismo, en el gobierno aseguran que mantienen contacto con las autoridades del vecino país en busca de un nuevo acercamiento. 

En Argentina, mientras tanto, asumen que la reunión entre ambos mandatarios es un “asunto pendiente” que se va a concretar en algún momento, aunque según fuentes diplomáticas no está previsto que ocurra en el corto plazo.

El pasado 7 de setiembre, el presidente Lacalle Pou participó en Salto de la inauguración del Polo Educativo Científico Tecnológico Binacional junto con el embajador argentino Alberto Iribarne. Allí ambas partes manifestaron la voluntad de acordar un encuentro formal entre presidentes pero no se fijó ninguna fecha concreta, dijeron a El Observador fuentes diplomáticas.

En la Casa Rosada afirman que la relación con el gobierno de Lacalle Pou es “buena” y que más allá de lo formal los dos mandatarios también tienen un vínculo “sin intermediarios”, vía Whatsapp. 

Eso no quita que haya generado recelos la iniciativa de traer ciudadanos de ese país para residir e invertir en Uruguay y que hayan seguido con atención la alta exposición de Lacalle en los medios argentinos.

La relación

A pesar de la relación de respeto mutuo que prima entre los dos, más allá de las diferencias políticas e ideológicas, Lacalle Pou y Fernández han tenido un vínculo tibio en los meses que llevan de gobiernos simultáneos.

Las primeras diferencias aparecieron en el verano, poco antes del cambio de mando, cuando Lacalle Pou lanzó su idea de atraer miles de argentinos mediante beneficios fiscales. 

Fernández dijo en ese entonces que le “preocupaba” que Uruguay estuviera “promoviendo este tipo de cosas”. “Sin ánimo de involucrarme en las decisiones de otro país, y Luis (Lacalle Pou) sabe con el respeto que lo digo, tengo la impresión de que a Uruguay le costó tanto salir de ese mote de paraíso fiscal que volver a caer en eso no es una buena noticia”, afirmó el argentino. Fernández también destacó el trabajo “prolijo” de los gobiernos del Frente Amplio para lograr que Uruguay “deje de ser un paraíso fiscal” y de “favorecerse del dinero espurio”. “Le diría: pensalo dos veces”, concluyó el peronista.

El 1° de marzo, cuando asumió Lacalle Pou, Fernández no estuvo en la ceremonia y argumentó que debía estar en la apertura de las sesiones ordinarias del Congreso de la Nación. El argentino dijo que vendría “unos días después” a reunirse personalmente con su par uruguayo, pero eso nunca sucedió, en parte porque a los pocos días estalló la pandemia de coronavirus. 

Las diferencias en la forma en que cada uno de los dos gobiernos gestionó la emergencia sanitaria –en grandes líneas cuarentena total en Argentina, distanciamiento voluntario en Uruguay– generaron luego tiros por elevación cuando el mandatario ofreció un raid de entrevistas en medios argentinos críticos con el gobierno de Fernández. 

En Casa Rosada siguieron con “atención” las apariciones del uruguayo en la televisión argentina y si bien destacaron que “no hubo intromisión” en asuntos de política interna, también tomaron nota de que luego actores locales se apoyaron en sus dichos para apuntar contra Fernández. 

Días después de que Lacalle se mostrara con Alfredo Leuco, Viviana Canosa y otros conductores argentinos, Fernández compartió una videoconferencia con el expresidente Lula Da Silva y dejó entrever su disgusto por la falta de compañía ideológica en la región. 

“No lo tengo a Néstor (Kirchner), a Pepe (José) Mujica, a Tabaré (Vázquez), a (Fernando) Lugo, a Evo (Morales), a Michelle (Bachelet), a (Ricardo) Lagos, a (Rafael) Correa, a (Hugo) Chávez”, se lamentó el presidente argentino.

La frialdad de la relación con Argentina lleva a que las autoridades uruguayas miren con mayor atención otras zonas del mapa, como Brasil, Estados Unidos y China, y estén cada más cerca de los países del pacífico en la región.

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