Kikiball en el  Teatro Solís

Estilo de vida > Cultura Ballroom

Qué es la cultura ballroom y cómo se vive en Uruguay

Originado en Nueva York, este movimiento enmarcado en el colectivo Lgbtqia+ se encuentra en el país desde hace algunos años y es cada vez más grande
Tiempo de lectura: -'
06 de octubre de 2021 a las 05:02

Por Sofía Ferreiro - Especial para El Observador

El final del siglo XX fue un momento de liberación en Estados Unidos. Para la comunidad Lgbtqia+ era necesario tener espacios para expresarse y ser ellos mismos, así como una forma de desafiar las fuerzas que los oprimían. Esta necesidad se expresaba, entre otras cosas, en competencias de drag queens en donde los participantes competían en varios eventos que consistían en bailar, hacer lip-sync —simulación de canto— y modelar ante un jurado. Los encuentros eran riesgosos, ya que incumplían una ley de la época que prohibía a un individuo usar ropa del sexo opuesto, y como los participantes eran nacidos hombres, iban en contra de la normativa al participar de los concursos vestidos con ropa “de mujer”.

La mayoría de estas personas eran jóvenes negros y latinos miembros de la comunidad queer, mientras que los jueces de la competencia eran principalmente hombres blancos. En un contexto en el que la segregación era una práctica común y los estándares de belleza eran caucásicos, se esperaba que los participantes de color aclararan su piel, y a pesar de que todos podían participar los eventos, en su mayoría los ganaban los concursantes blancos

Harta del racismo que vivían las personas de color en un lugar donde se suponía que debían sentirse seguras, Crystal LaBeija —una participante trans afroamericana— se alejó de las competencias drag para crear su propia comunidad. Junto a su amiga Lottie, quien era una drag queen del barrio neoyorquino de Harlem, inauguró House of LaBeija, que marcó el comienzo de la cultura ballroom. LaBeija abrió las puertas de su casa a muchos jóvenes marginalizados y a partir de su ejemplo comenzaron a crearse houses —casas— entre la gente que se alejaba de la comunidad drag, lideradas por un “padre” y una “madre”. Estas se convirtieron en un lugar seguro y un sistema de apoyo no convencional para quienes no lo tenían en sus hogares.

Crystal Labeija

A medida que aumentaba la cantidad de houses, se comenzaron a organizar competencias entre ellas que denominaron balls, de las que cada casa buscaba ser anfitriona. De estas competencias nace un estilo de expresión único y lleno glamour, que se extiende hasta nuestros días.

¿Qué son los balls? Las competencias entre las casas están conformadas por distintas categorías que exigen un despliegue escénico desbordado de identidad y creatividad. Algunas son: face (“servir” cara, se compite solamente modelando con la cara), vogue (baile o coreografía semi-improvisada del estilo vogue), body (el concursante muestra su cuerpo y lleva la atención a sus distintas partes) o runway (modelaje de pasarela). Cada categoría se califica con distintos parámetros; en algunas el vestuario o outfit es muy importante, mientras que en otra se prioriza la performance. En este contexto es donde surge el famoso voguing, un estilo de baile que nace como una deformación del “shade” —hablar mal del otro— de las drag queens, baile que inspiró la famosa canción homónima de Madonna.

Además de cada participante, los balls se componen por un panel de jurados que eligen ganadores en las distintas categorías, un DJ que pasa la música de ball y maestros de ceremonia o MC.

House of Uruguay

Josué Araya es chileno y sus comienzos en la cultura ballroom se remontan al 2016 cuando, sin ningún tipo de conocimiento específico, se presentó de forma individual —sin una House— a un ball en Santiago de Chile. En la comunidad a esto se le conoce como un 007. En 2017 Josué llegó a Uruguay, y al año siguiente creó House of Polenta, de la que es líder y "padre", y comenzó a organizar sus propios Kiki Balls en solitario, con un local alquilado, un parlante y alguna publicación en Facebook.

Josué Araya

Pero desde la llegada de Josué a Uruguay, la cultura ballroom ha crecido de forma exponencial y hoy existen seis casas: House of Polenta, House of Glama, House of Culo, House of Poseidon, House of Mineral y House of Astros. Araya explicó que todas las houses funcionan de forma distinta y tienen dinámicas diferentes. Algunas tienen una madre y un padre, mientras que otras tienen solo un “xadre” o simplemente deciden como colectivo. 

¿Por qué se llaman casas? Su nombre se mantiene desde los orígenes del movimiento, de cuando una house era justamente una casa donde se reunían o vivían, pero hoy ya no implica una locación física. Tiene el mismo significado de comunidad y familia, pero las personas que las integran no tienen que vivir todas juntas en un mismo lugar para serlo.

House of Glama fue la segunda house de Uruguay. Creada en 2019, está liderada por la "madre" Claudio Casal y el "padre" Gastón Gatto. Casal contó a El Observador qué significa ser parte de la cultura ballroom: “Es una de mis razones de vivir, porque encontré otra gente que entiende mi rareza. Nos celebramos y cuidamos entre todes, porque por más que no seamos de la misma house, si tocan a une nos tocan a todes. Entonces vamos a estar ahí para defendernos entre nosotres. Significa no estar solo”.

Claudio Casal

Dentro de la cultura ballroom hay subdivisiones, como puede ser la escena Kiki y la mainstream. La diferencia es el nivel de competencia de los balls. En la escena Kiki, el mayor objetivo es celebrar las identidades y crear una comunidad en la que todos sus integrantes se sientan cómodos. Por otro lado, la cultura mainstream es más competitiva, no se puede presentar cualquiera y el nivel de exigencia es más alto: el objetivo es ganar. En Uruguay, según contó Araya, cualquiera se puede presentar, tenga conocimientos de ball o no. Por otro lado, Casal afirmó que su house —que es parte de la academia de baile Funk Up— aspira a pertenecer a la escena mainstream. ”Los objetivos de House of Glama son ser una house mainstream, o sea que el mundo nos conozca, ser un ejemplo de diversidad, de lucha y ser felices”.

Pero la cultura ballroom va más allá de las competencias: ofrece un respaldo a jóvenes que quizá no están interesados en vestirse y competir, pero que igualmente necesitan un lugar donde sentirse seguros. Tanto Araya como Casal aseguran que la mejor manera de acercarse a la comunidad es estar pendientes a las distintas actividades que hacen; esto se puede hacer a través las redes sociales de las distintas houses. Cualquiera puede participar de las actividades de los balls, pero ser parte de House of Polenta y House of Glama requiere invitación.

Con la popularización de las houses y el voguing se comenzó a internacionalizar el movimiento. Desde canciones, documentales, y hasta una serie que narra sus orígenesPose, de Ryan Murphy, que se puede ver en Netflix—, lo que empezó siendo un movimiento clandestino hoy es reconocido en todo el mundo sin perder su objetivo inicial: crear un espacio seguro para jóvenes Lgbtqia+ marginalizados.

Hoy sigue teniendo ese significado. Casal explicó que siempre se sintió como un sapo de otro pozo, pero en la cultura ballroom encontró su lugar. “Encontré mi pozo”, afirmó. Araya explicó que esta cultura forma parte de su vida y valoró la importancia de la comunidad, a la que consideró como una red de apoyo dentro de la cultura ballroom: “Es mi estilo de vida, es un lugar donde puedo estar tranquilo, me siento contenido y seguro”.

Josué Araya

 

Comentarios

Registrate gratis y seguí navegando.

¿Ya estás registrado? iniciá sesión aquí.

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 345 / mes

Elegí tu plan

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Te quedan 3 notas gratuitas.

Accedé ilimitado desde US$ 345 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 345 / mes

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Elegí tu plan y accedé sin límites.

Ver planes

Contenido exclusivo de

Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.

Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá

Cargando...