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Marcha por la Diversidad: reclamos y celebraciones bajo lluvia
Por Rocío González
"Quiero a mi hijo trans”, decía el cartel de una mujer en medio de la multitud. A su lado, un niño alzaba un letrero de cartón y letras desparejas que proclamaba: “Tengo derecho a ser libre”.
Bajo la lluvia y con música electrónica, miles de personas caminaron detrás de un camión en el que una mujer cantaba, entrecortada por el esfuerzo, canciones pop en español. Detrás, otros dos camiones avanzaban con carteles que rezaban “trolos”, “lesbianas”, “queer” y “Ley Trans Ya”.
La Marcha por la Diversidad de Montevideo comenzó desde avenida Libertador y Paysandú pasadas las 19 horas y terminó en la plaza Primero de Mayo.
En medio de la muchedumbre, José Speranza, uno de los coordinadores de la marcha, explicó a El Observador que la proclama se alineaba al concepto de su lema “Estado ausente”. También se relacionó al reclamo por el incumplimiento de la Ley Integral para Personas Trans.
En el mismo sentido, otra de las coordinadoras, Lea Mazal, dijo que pedían al gobierno “cumplir con las leyes que ya están impuestas y establecidas: la Ley Integral para Personas Trans y la ley de cuotas para los empleos públicos, que a día de hoy no se están cumpliendo”.
Antes de que comenzara la marcha, en Paysandú y Libertador se reunieron los coordinadores y le dijeron a una atenta muchedumbre: “Protejámonos a nosotros mismos, portémonos bien en la marcha. No nos puede quitar protagonismo una persona que nos odia”.
En medio de la multitud, aparecían otras consignas. Un enorme cartel horizontal proclamaba “eliminar las Afaps, no aumentar la edad jubilatoria”. Más atrás, un hombre llevaba una bandera de la lista 609, y a su espalda colgaba un cartel con la frase “puto sí, oligarca no”.
Organizaciones que se presentaron a la marcha daban tapabocas de forma gratuita. Cuando comenzó, muchas de las personas que caminaban en el frente, junto al primer camión y a la enorme bandera de la diversidad, llevaban tapabocas. Sin embargo, más al fondo de la marcha las medidas sanitarias escaseaban.
Los concurrentes llenaron la avenida Libertador y se expandieron por las veredas. Otra gran agrupación esperó en la Plaza Cagancha y en medio de 18 de Julio para unirse a la marcha cuando pasó por una calle paralela.
Miles de banderas de diversidad y del orgullo trans llenaban el aire. Había rostros repletos de glitter, diademas de flores con luces y atuendos cubiertos de brillos. Vendedores ambulantes ofrecían desde tapabocas con los colores del arcoíris hasta chocolates en forma de genitales.
Al frente de la marcha, entre el primer camión y una ambulancia, un hombre hacía trucos con una bola de fuego. A unos metros, una joven avanzaba en una moto y pasaba música electrónica para una multitud que bailaba a su alrededor. No hubo cánticos, solo la música que sonaba de los parlantes y las conversaciones entremezcladas.
Mario y Rubén, de Mercedes, llevaron un cartel con la frase “nuestros niños no se tocan, se educan con amor”. Según contaron, son pareja hace treinta años, y manifestaron que no concurren a la marcha por ellos mismos, sino por las generaciones más jóvenes. “Nosotros somos un modelo que tira por la borda prejuicios, somos un matrimonio homosexual con un hijo que es un ciudadano ejemplar, una persona de bien”, dijo Mario. “Esto tiene que ser una celebración, tenemos que celebrar la vida y la diversidad”, concluyó.
