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Cuando las etiquetas son liberadoras: historias de personas no binarias en Uruguay

Más allá del binomio predominante, las personas no binarias reclaman su derecho a identificarse por fuera de las categorías de lo masculino y femenino
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18 de septiembre de 2021 a las 05:00

¿Nena o varón? Una pregunta que se repite ante las panzas de las personas embarazadas una, dos, tres, incontables veces. La pregunta se repite luego durante toda la vida y la respuesta determina de alguna manera cómo deberíamos actuar, ser, vivir. Pero, aunque pueda ser una sorpresa para algunos, hay personas que no se identifican dentro de este binomio.

La sociedad en la que vivimos tiende muchas veces a binarismos y oposiciones. En cuanto al género, esa contraposición se traduce a las categorías de hombre y mujer. Una concepción asociada durante mucho tiempo al sexo asignado al nacer, a la genitalidad. Ahora sabemos que sexo y género no son equivalentes, y que la genitalidad no determina la identidad de género de nadie. Tampoco tiene que ver con la forma en que se decide expresarse en la sociedad.

“Me pasó que desde muy chica sentí una incomodidad grande con la etiqueta mujer, y a medida que fui creciendo arranqué a cuestionarme. Me cuestioné si no sería un varón trans, pero me pasó que al pensarme como varón sentía exactamente la misma incomodidad que sentía al pensarme como mujer”, dice Agus Tian Araújo a El Observador. “¿Entonces qué soy?”, se repetía. “En 2018, hablando con una amiga, tuve una crisis de identidad y me dijo: ¿no serás no binarie? Cuando me enteré fue como un alivio porque me cerró todo y fue como 'soy esto'. Me había pasado desde siempre sentir mucha incomodidad, sentir que no me identificaba con una cosa ni con otra, de sentirme perdide. Tuve mucho alivio al encontrar la etiqueta y me cerró todo”.

Araújo tiene 22 años, es estudiante de Psicología en la Universidad de la República (Udelar), se identifica como una persona trans no binaria y utiliza pronombres neutros o femeninos. Explica que sintió “un antes y un después” desde que se identificó como una persona no binaria. “Al principio no estaba muy segure porque sabía que iba a tener mucha resistencia en cuanto al entorno, y eso me trancó bastante. Pero llegó el momento en que entendí que me tengo que complacer a mí y no a los demás. No me sirve tener una etiqueta o un nombre con el que no me identifico”. Mientras solemos pensar que las etiquetas nos constriñen y aprisionan, hay quienes encuentran libertad en una categoría.

¿Qué implica identificarse como una persona no binaria? “Somos personas que no nos establecemos en el binomio mujer-hombre", explica Didac Estradet, artista, estudiante de Filosofía y docente de 36 años, aunque puntualiza que no se trata de una definición cerrada. "No podemos abarcar en una definición las experiencias de un montón de personas". dice. También hay personas que se consideran no binarias porque fluyen de un género a otro, por lo que aceptan que existe un género mujer y un género hombre.

El género, entendido como un espectro, trasciende las oposiciones y exclusividades. Las personas no binarias pueden no identificarse como hombres o mujeres, los dos al mismo tiempo o fluctuar entre ellos.

La Red Latinoamericana de Personas No Binarias lo define de las siguiente manera: “Las personas no binarias somos aquellas que poseemos identidades que trascienden el binomio hombre-mujer, podemos ser ambas, ninguna, fluir entre géneros o crear uno nuevo”.

El uso del lenguaje es importante para las identidades no binarias. El castellano no es neutro, las palabras generalmente tienen una asignación de género y, más allá de las discusiones académicas, es una limitación cuando nos referimos hacia personas que no se identifican dentro del binomio masculino-femenino. “Desde el arranque, en cómo nos comunicamos, estamos catalogando a la persona a la que nos dirigimos dentro de un género y eso no es ingenuo, porque configura nuestras relaciones y también lo que esperamos de esa persona”, explica Estradet. En ese sentido va su reclamo: liberarse de esa categoría de género y de todo lo que implica. “La sociedad nos educó de esa manera desde muy jóvenes: nos separó por categorías en la escuela, en la secundaria, en nuestra casa. Los roles, las cosas que podemos hacer y las que no. Esas violencias las hemos sufrido de muchas maneras”.

“Yo soy una persona trans no binaria y siempre hago el ejercicio de decir que utilizo pronombres neutros únicamente, y mi género gramatical es la e”, señala Cami González, de 31 años, en diálogo con El Observador. Señala que es necesario que se respete la forma en la que decide presentarse porque el resto, dice, “es violencia”. "Lo que no se nombra se invisibiliza y nos excluyen constantemente en los discursos", agrega Araújo. Por este motivo, esta nota utiliza pronombres neutros para referirse a las personas entrevistadas.

Salir del closet, varias veces

“Me pasó que salí del closet muchas veces”, señala Araújo, y recuerda que la primera vez fue cuando a los 8 años le dijo a su madre que le gustaban las mujeres. “No, sos muy chiquita", le respondieron. A los 12 salió del closet como bisexual, después como lesbiana, luego como no binarie y finalmente como una personas trans no binaria.

Este año decidió comenzar un tratamiento con testosterona. "Ahora que estoy en hormonas la gente suele tener un cortocircuito y me preguntan por qué, si estoy con hormonas masculinas, uso pronombres femeninos. Los pronombres femeninos no me hacen mujer ni la testosterona me hace hombre. Mi identidad de género es no binaria, eso no cambia", afirma, y asegura que no tiene por qué conformarse con algo menos de lo que siente. Hace tres meses que comenzó el proceso hormonal y asegura que ahora siente una comodidad que no había imaginado: "Por primera vez me veo al espejo y no me disgusta lo que estoy viendo".

"Tuve mucho alivio al encontrar la etiqueta y me cerró todo”, dice Agus Araújo

“Me identifico con esto de salir del closet muchas veces, porque lo hacemos en un montón de cosas en las que chocamos con las generaciones más viejas”, dice Estradet, y explica que su transición empezó en rechazo a lo masculino. "No cumplía con las expectativas de ser hombre y tampoco era que me interesara. Me puse a investigar y encontré a las personas no binarias, y en ese momento me empecé a identificar así".

Estradet cuenta que vivió mucha violencia durante su juventud, por ser muy "afeminado", según dice la sociedad. "Todo ese proceso de ser una persona 'afeminada' y la violencia que me ejercían hizo que, más o menos a los 11 años, empezara a vivir una performance intentando ser una persona más masculina", señala. Ahora empezó a vivir el rechazo a la imagen de varón en la que la gente le coloca. "Tengo una disforia con la barba, por ejemplo, que es una relación de amor y odio. Mi barba me gusta pero también me genera un rechazo asociado a que las personas la vean y digan que soy hombre". En este sentido, señala que la identidad no binaria no es un lugar en el que tenga que cumplir ciertas normas. "Muchas veces se asocia la no binariedad a una imagen: sos no binarie porque sos andrógine. No necesariamente es así. Puedo tener la apariencia que tenga e identificarme de una manera que yo quiera".

"No es que me estoy oponiendo a las personas binarias, a las mujeres y los hombres, yo me libero de tener que entrar en uno de esos nombres que para mi son insuficientes" - Didac Estradet

"¿Qué me pasa con esto que me incomoda? ¿Qué me pasa con mi cuerpo? ¿Qué me pasa con mi nombre? ¿Qué me pasa con este rol que estoy cumpliendo hoy por hoy?". González se hizo muchas preguntas y empezó a indagar cuando tenía 26 años. Igual que Araújo, tenía claro que no se identificaba como una mujer, tampoco como un hombre trans, hasta que se dio cuenta de que la identidad no binaria era lo que necesitaba habitar. "Fue como sacarme una pequeña mochila, pero me faltaba sacarme otro gran peso de encima: ¿por qué el cuerpo que yo estaba habitando no me quedaba en total comodidad? Cuando me empiezo a cuestionar es que me asumo como una persona trans. Ahí es cuando empiezo a construir mi verdadera identidad: soy una persona trans no binaria". 

Sostiene que al día de hoy, cinco años después, todavía algunas cosas se hacen difíciles. "Me cuesta un montón pensar que tengo que ir a un lugar y que en ese lugar, por mi nombre o mi pronombre, voy a recibir violencia", dice.

Si bien asegura que hoy realmente es quien quiere ser, reconoce que fue un proceso duro. "Hay una resistencia ahí adentro, porque no es fácil abandonar el caparazón. Yo construí una vida en base a eso y no me fue fácil abandonarla. Durante muchísimo tiempo me planteé retroceder, y si no o hice fue gracias al acompañamiento que tuve", dice. Araújo coincide en que es un proceso, con muchos altibajos, cosas muy buenas y muy malas también. "Lamentablemente vivimos en un mundo y en una sociedad super binaria, y salir de la norma pesa bastante a veces", comenta.

Cami González comenzó el proceso de transición hace cinco años

Llámame por mi nombre

"Desde que dije 'soy trans no binarie' a realmente aceptar y abrazar la etiqueta, pasaron unos cuantos años. Me quise cambiar el nombre, porque no me representa Agustina, y ahí encontré la primera resistencia en el sistema: no podemos cambiarnos el nombre", cuenta Araújo. 

El inciso C del artículo 4 de la Ley integral para personas trans (19.684), aprobada en 2018, establece que una persona trans es quien “se autopercibe o expresa un género distinto al sexo que le fuera asignado al momento del nacimiento, o bien un género no encuadrado en la clasificación binaria masculino femenino, independientemente de su edad y de acuerdo a su desarrollo evolutivo psicosexual”. En este sentido, las personas trans no binarias como González, Estradet y Araújo, están comprendidas en el texto de la ley.

"Me pasaba de decir soy Agus, ni Agustina ni Agustín, y era bastante cansador tener que hacer la aclaración todo el tiempo. Mi segundo nombre lo elegí hace poco, y es Tian. En mi caso elegí dos nombres neutros, pero no tiene que ser así. Tu identidad es independiente, si querés llamarte de la misma manera o tener un nombre "binario" también está bien" - Agus Tian Araújo

Sin embargo, encontraron algunas barreras cuando quisieron acceder al amparo de la legislaturaLas identidades no binarias no podemos acceder al cambio de nombre porque la ley está siendo aplicada de una forma binaria y restrictiva. Al momento de hacer los papeles, las únicas opciones que hay en los formularios es mujer trans y varón trans. Si me quiero cambiar el nombre tengo que elegir una de las dos identidades que hay allí, y esto implica habitar una identidad de género que no es la mía. No soy ni una mujer trans ni un varón trans, soy una persona trans no binaria”, sostiene González, y señala que lo mismo sucede con otras políticas enfocadas hacia la población trans.

Estradet sostiene que hay un grupo de personas en este momento que quiere cambiar su nombre, pudiendo elegir una identidad no binaria. "En mi caso no me quiero declarar mujer trans ni hombre trans y me parece que es mi derecho". Forman parte del Colectivo No Binaries Uruguay, el único que actualmente nuclea a las personas no binarias en el país e integra el Bloque Trans y Disidente, conformado por más de 15 colectivos a nivel nacional.

La bandera que identifica a las personas no binarias tiene cuatro franjas: amarilla, blanca, violeta y negra

A principios de este mes el Ministerio de Desarrollo Social anunció que en el censo que realizará en Instituto Nacional de Estadística en 2023 se incluirá la identidad de género como variable y se incluirán las identidades no binarias y género fluido“El tema es qué hacemos con el ahora”, pregunta González, quien considera “una tomada de pelo” el anuncio estatal. El tiempo apremia. Hasta el momento el único dato aproximado sobre las identidades no binarias surge de un estudio que hizo el Colectivo Trans del Uruguay en el contexto de pandemia, de donde se desprende que un 16% de las personas relevadas se autopercibían como personas no binarias. Pero hasta el momento no existe un dato oficial a nivel nacional.

El tiempo de la burocracia es tiempo real de la vida de las personas, la violencia que recibimos es muy habitual y se va a repetir en el tiempo mientras hagan el censo y proyecten alguna acción”, sostiene Estradet. Entiende que es importante que quienes toman las decisiones entiendan la violencia que reciben cuando no se respeta su identidad: "Que puedan ponerse en el lugar de la persona, a la que le genera angustia su nombre porque carga con un montón de historia de mandatos, abusos y situaciones de violencia”.

Las personas no binarias han logrado posicionarse en la agenda política en otros países, como en Argentina, que este año se convirtió en el primer país de América Latina en reconocer a las personas que no se identifican con las categorías femenina o masculina en su documento de identidad. Al mismo tiempo, diferentes artistas y personalidades asumieron públicamente su identidad no binaria al rededor del mundo, entre ellas Demi Lovato y Elliot Page. Ahora hay un término que agrupa a quienes sienten que no encajaban en el binarismo dominante, aunque las personas entrevistadas reivindican que siempre existieron identidades que no se conformaron con las categorías predominantes. 

Si bien el binarismo sigue siendo la norma, demuestran que hay otras identidades posibles.

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