Una corte de Turquía liberó al pastor evangélico estadounidense Andrew Brunson, quien permanecía bajo arresto domiciliario en la provincia turca de Izmir, acusado de cometer delitos graves.
Brunson fue encarcelado en octubre de 2016 durante la ola de detenciones que realizó el gobierno de Turquía tras el fracasado intento de golpe de Estado de julio de ese año contra el presidente Recep Tayip Erdogan.
Inicialmente, Brunson fue acusado de formar parte de un grupo terrorista armado. En 2017, fue imputado con cargos por espionaje e intento de derrocar al gobierno.
Pero su caso volvió a cobrar relevancia el pasado mes de julio, cuando el pastor salió de prisión, tras más de año y medio en la cárcel, para cumplir arresto domiciliario, y cuando el presidente estadounidense, Donald Trump, amenazó al gobierno de Ankara con "enormes sanciones" si no liberaba al clérigo de inmediato.
"Brunson es inocente, no existe evidencia creíble contra él", dijo entonces el vicepresidente estadounidense Mike Pence.
Pero Brunson, quien hasta el momento ha negado todos los cargos, podría ser condenado a hasta 15 años de cárcel si los tribunales turcos lo condenan por "cometer crímenes a nombre de grupos terroristas sin ser miembro", y a otros 20 años si lo hallan culpable de espionaje.
Brunson es un pastor de la iglesia evangélica Presbiteriana de 50 años de edad y originario de Carolina del Norte.
Durante 24 años ha vivido en Izmir, la tercera ciudad más grande del país, ubicada en la costa occidental de Turquía.
Casado y con tres hijos, Brunson estaba a cargo de una iglesia con una pequeña congregación de alrededor de 25 personas.
Su caso es de interés "prioritario" por parte del gobierno de Estados Unidos, que ha realizado diversas gestiones en las que han participado el presidente Donald Trump, el vicepresidente Mike Pence y el exsecretario de Estado Rex Tillerson.
En mayo de 2017, Trump habló directamente con Erdogan acerca de la situación, solicitando que el detenido fuera enviado a Estados Unidos lo más pronto posible.
Pence, por su parte, le envió una carta a la familia del pastor; mientras que Tillerson se reunió con la esposa de Brunson en Ankara en marzo de ese mismo año.
Antes de ser detenido, Brunson y su esposa Norine habían solicitado el permiso de residencia permanente en Turquía.
Por eso, cuando a inicios de octubre de 2016 la pareja fue citada por las autoridades turcas en una estación policial, acudieron voluntariamente pensando que iban a obtener el permiso por el que habían estado esperando.
En lugar de ello, ambos fueron detenidos y acusados de realizar actividades "contra la seguridad nacional". Unos días más tarde, Norine fue liberada pero su marido aún permanece arrestado.
Cuando en marzo de 2017 el exsecretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, viajó a Turquía para reunirse con altos funcionarios turcos (incluyendo al propio Erdogan), Brunson aprovechó una visita de funcionarios de la Embajada de EE.UU. para divulgar a través de estos una petición de ayuda.
"¿Seguirá el gobierno turco neciamente manteniendo a un ciudadano estadounidense como preso político sin sufrir consecuencias? Incluso aunque tengo un historial público comprobado como pastor de la iglesia ellos me acusan de ser miembro de un grupo terrorista islamista", señalaba en el texto.
Brunson denunciaba que durante su cautiverio el gobierno de Turquía no había conseguido pruebas en su contra y había rechazado numerosas solicitudes del gobierno estadounidense para permitir su repatriación.
"Le ruego a mi gobierno que luche por mí. Le pido al Departamento de Estado que imponga sanciones. Llamo al presidente Trump: por favor, ayúdeme. Haga saber al gobierno turco que no cooperará con ellos de ninguna manera hasta que me liberen. Por favor, no me deje aquí en prisión", señalaba.
En 2017 Erdogan sugirió a Estados Unidos la posibilidad de usar al pastor como moneda de cambio por la detención y extradición de Fetullah Gulen, un clérigo musulmán autoexiliado en Pensilvania desde hace más de 15 años a quien el gobierno turco acusa de ser el cerebro detrás del fallido golpe de estado en Turquía.
Gulen, un exaliado del mandatario turco devenido en adversario, ha negado reiteradamente cualquier tipo de implicación en el intento de derrocamiento.
Los abogados de Brunson habían denunciado la "total falta de pruebas" en su contra.
El Centro Estadounidense por la Ley y la Justicia (ACLJ, por sus siglas en inglés), una organización que ha llevado el caso de Brunson hasta el Consejo de Derechos Humanos de la ONU y que ha asumido incluso su defensa ante las autoridades turcas, consideraba que se trataba de un caso de persecución religiosa.
CeCe Heil, una abogada que del ACLJ que lleva el caso de Brunson en Turquía, aseguró haber revisado todos los contactos del pastor y de su esposa desde la época previa al golpe contra Erdogan y no haber encontrado nada sospechoso.
"Hemos revisado todo y simplemente no hay nada aquí", dijo en 2017 a USA Today, y agregó que temía que Brunson fuera a ser mantenido como un rehén por el gobierno de Turquía para forzar la detención y extradición de Gulen.
*Esta nota fue publicada originalmente el 6 de octubre de 2017. Ahora la actualizamos a raíz de las nuevas declaraciones del presidente estadounidense Donald Trump sobre el caso de Andrew Brunson, donde amenaza a Turquía con sanciones si no lo libera de inmediato.
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