Publicación realizada por reclusos del Comcar que estudian, como trabajo final de las materias filosofía y arte

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Reclusos en el Comcar: "El día que se come mejor es cuando la familia nos trae algo"

Denunciaron mala calidad y poca cantidad de alimentos, que obliga a sus visitas a llevarles algo para comer
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21 de diciembre de 2015 a las 20:15

Pasadas las 8 de la mañana, llegan las verduras. Pelar y cortar papas, zanahorias, boñatos y meterlos en una ollas con arroz o fideos. Revolver, cocinar, limpiar y las tres toneladas de comida para los presos del Comcar están listas.

A pesar de que los reclusos reconocen que la comida ha mejorado con el paso de los años, no conforma. Falta de higiene en ollas mal lavadas que quedan 24 horas sucias, mala calidad nutricional que deriva en enfermedades gastrointestinales y comida que no llega a las celdas son algunas de las denuncias que escribieron en el último número de "Pres y Diario", una publicación que realiza un grupo de reclusos que estudia para intentar terminar el liceo, en coordinación con el profesor de Filosofía y la de Arte, y que fue presentado este lunes a la prensa.

La idea de "Pres y Diario" es, precisamente, esa: que sean los propios presos los que cuenten qué pasa atrás de las rejas. La profesora de arte, Flabia Fuentes, explicó a El Observador que la idea de la publicación no es que "quede solo en la queja" sobre las condiciones dentro de la cárcel. "No es crónica roja. La idea es pensar nuestra realidad y aportar con conciencia crítica relacionada con el accionar", sostuvo.

De hecho, en las clases, está prohibido victimizarse. "No se los permitimos porque ellos están ahí por algo", dijo Fuentes.

"Pres y Diario" surgió a raíz de un proyecto de autogestión dentro del Comcar que los reclusos querían dar a conocer. "El objetivo trasciende lo curricular. Es darle una participación a los sin voz. Están presos pero no son pasivos", agregó la docente.

"El rancho", como le llaman al menú del día, falta. La solución es que sean sus familias quienes les acerquen algo mejor para comer. "El día que comemos mejor es cuando la familia nos trae algo", cuenta uno de ellos a El Observador, pocos minutos después de haber defendido ante un tribunal de profesores el último número de la publicación, que era su examen final para terminar primero de liceo. Las visitas bajaron de cuatro a dos veces por semana. La comida que entra de afuera llega en uno de esos dos días. Si llega. "Mi familia es humilde. No me puede andar manteniendo", dice otro.

Es común que las familias no solo tengan que alimentar a "su preso", como escribieron en la publicación, sino a otros que no cuentan con visita. "A muchas de las familias no les sobran entre $ 1.500 y $ 3.000 pesos, y muchas veces prefieren perder su calidad de vida y bajar sus propios costos para proveer al familiar privado de libertad" relatan y agregan: "La comida del Comcar es mala y además, aquellos presos que comen primero se quedan con lo mejor de la olla y los otros terminan solo con el caldo".

De las 30 toneladas de "aftosa" (como le dicen a la carne) que se compran por mes para el Comcar, los reclusos deberían recibir unos 300 gramos al día, según sus propios cálculos. Pero las porciones son menores o, en algunos casos "los presos no la ven nunca". "Ahora por Navidad capaz que nos traen un pan dulce", dice Juan Carlos, a quien le quedan dos años tras las rejas.


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