EFE

Responder al contacto alienígena sería una locura de magnitud galáctica

Nuestra especie nunca se ha dedicado tanto a la búsqueda científica de vida en otras partes del universo

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19 de septiembre de 2019 a las 14:06

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Por Anjana Ahuja

No sabemos cuándo, o incluso si, ocurrirá un acontecimiento tan trascendental. Pero nos conviene estar preparados. Es por eso que la Universidad de Oxford encuestó al público recientemente sobre qué debería hacer la humanidad si los extraterrestres nos contactan.

Las respuestas, publicadas la semana pasada en el British Science Festival en Coventry, favorecieron a los científicos sobre los políticos. El 39% de los encuestados creían que los científicos deberían decidir qué hacer posteriormente, superando al 15% a favor de que los políticos asumieran este deber histórico. Sólo el 11% pensó que el futuro de la diplomacia cósmica debería decidirse mediante un referéndum mundial. Sorprendentemente, la mayoría de los encuestados están a favor de responder al mensaje extraterrestre.

Esto es una locura de una magnitud galáctica. Es probable que una forma de vida alienígena que extienda el tentáculo de la amistad lo haga desde una posición de superioridad tecnológica, o, quizás, intelectual. La historia de los exploradores que descubren tierras lejanas es una historia de saqueo y conquista. Revelar nuestra presencia podría desencadenar un pandemonio interplanetario.

La encuesta no es frívola. Nuestra especie nunca se ha dedicado tanto a la búsqueda científica de vida en otras partes del universo. El Instituto de Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre (SETI, por sus siglas en inglés), que cuenta con el apoyo de la NASA, ha estado escaneando el firmamento en busca de señales de radio extraterrestres desde la década de 1980. El multimillonario inversionista en tecnología Yuri Milner es un destacado patrocinador del proyecto Breakthrough Listen de US$100 millones, una búsqueda de una década mediante emisiones de radio y luz visible de estrellas distantes.

Mientras tanto, se lanzó el telescopio espacial Kepler en 2009 para buscar exoplanetas, aquellos más allá de nuestro propio sistema solar. Encontró más de 2,600. La semana pasada, se reveló que un exoplaneta que Kepler descubrió tenía agua en su atmósfera. Al analizar la luz de las estrellas que se filtra a través de la atmósfera de K2-18b, a 110 años luz de distancia, los científicos del University College de Londres infirieron la presencia de vapor de agua e hidrógeno. "Este planeta satisface más requisitos de habitabilidad que cualquier otro que conozcamos hasta ahora", dijo uno. La vida en otros lugares podría tener una composición molecular diferente; si no, el agua líquida es una condición indispensable.

Además, el telescopio espacial James Webb, el sucesor del Hubble, debe comenzar a operar en 2021 y la Agencia Espacial Europea lanzará Ariel, una misión de búsqueda de planetas, en 2028.

Si se llegara a captar una señal misteriosa, el observatorio que la detectara les pediría a otros que confirmaran que la señal es real, no un artefacto, y que proviene del espacio y no de la Tierra. Después, los científicos tendrían que juzgar si se trata de un "tecnomarcador", un indicio de actividad tecnológicamente avanzada en lugar de un fenómeno natural.

Sin embargo, no está claro qué sucedería a continuación, aunque las recomendaciones actuales sugieren que el descubridor debería notificar a la ONU y a la Unión Astronómica Internacional, así como al público. Aunque el 56% de los encuestados estuvieron a favor de responder (los hombres se mostraron más entusiastas que las mujeres), los científicos tienen pocos deseos de responder a mensajes. "Mandar señales intencionalmente a otras civilizaciones en la Vía Láctea genera inquietudes de todas las personas de la Tierra, sobre las consecuencias del contacto", dice una declaración de 2015 firmada por Elon Musk, entre otros.

No es imposible que una sola nación se robe la iniciativa. Hay una nueva carrera espacial entre India y China. Este año, el Chang'e-4 de China aterrizó en la cara oculta de la Luna, mientras que India lanzó su propio módulo de aterrizaje Vikram (aunque se perdió el contacto). La resurrección del Comando Espacial de EEUU por parte del presidente Donald Trump sugiere que se ha calculado que, en materia de política exterior, el dominio del espacio podría compensar la falta de diplomacia en la Tierra.

El mismo argumento en favor de la fuerza podría conducir a un riesgo más sombrío: ¿en qué forma más dramática podría un hombre fuerte demostrar que es el rey de este mundo que controlando el primer contacto con seres de otro mundo?

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